Miré el reloj de la cabaña y eran las 3:36 de la madrugada, me desperté agitada, ya que había soñado con extraño, pero no me acordaba.
Al no poder seguir durmiendo me levanté, me cambié silenciosamente para no despertar a las demás chicas y salí a dar un pequeño paseo.
El lugar donde estaba el campamento, era enorme, tenía un lago, así que fui a sentarme en la orilla, junto donde estaban varias canoas, me saqué los zapatos y metí los pies en el agua.
Estar de vuelta en el mundo de los humanos era raro, todo había cambiado, y me preguntaba donde estarían mis ayudantes. (ayudan a la muerte a cumplir su trabajo)
El lago era perfecto para cometer asesinatos, y muchas cosas más, que a la mayoría les parecerían horribles.
No se cuanto tiempo pasé pensando en todo, pero cero que fueron varias horas, porque ya había salido el sol, y comencé a escuchar ruidos de los estúpidos niños (no me dejan pensar tranquila).
-¿Qué haces aquí?- preguntó una voz
Ni siquiera me di vuelta, ya que sabía perfectamente quien era.
-No tienes que dar vida a alguien?- pregunté molesta, ya que no quería hablar con Omur.
-¿No tendrías que estar matando a alguien?- dijo el
-Quizás lo haga después, ¿usan este lago?- pregunté
-Si, los niños van a nadar o a pasear en canoa-
Yo asentí lentamente, era perfecto para matar a alguien.
-¿Hace cuanto no te conviertes en espíritu?- preguntó Omur
Esa pregunta me sorprendió, nos transformábamos en espíritus para que los humanos no nos vieran, solo podíamos vernos entre los originales.
-¿A que viene esa pregunta?- pregunté, pero el no respondió
Hacía mucho tiempo que no me transformaba, ya que antes de que me encarcelaran, me dejaba ver por todos los humanos, para que me temieran, y vieran lo que soy capaz de hacer.
-Hace mucho tiempo- respondí con la mirada perdida.
Escuché ruidos de chapoteos, los más grandes estaban entrando a las canoas, y algunos nadaban, y otros (sobre todo los chicos) trataban de impresionar a las chicas.
-Bueno, tengo trabajo que hacer- dije levantándome
-¿A donde vas?- preguntó Omur
-¿Cual a sido el trabajo que mejor hago?- dije sonriendo, a lo que el compuso una cara de horror, y yo me transformé en espíritu.
Me dirigí lentamente hacia el lago, y comencé a caminar sobre el agua, y me acerqué a unos chicos que estaban en una canoa, uno era un chico, y lo acompañaba una chica, y los dos comenzaron a besarse, como si el mundo se acabara, aunque para ellos quizás fuera así.
-Podrían dejar de besarse- dije, pero sabía que no me podían ver ni escuchar, y se tiraron al agua, y... comenzaron a acariciarse.
-¿En serio?, ¿ahora?, estoy a apunto de ahogarlos- dije con sarcasmo.
Extendí una mano hacía el cuello de la chica, y comencé a cerrar mi mano lentamente.
Ella empezó a toser, y yo aumenté la fuerza, ella comenzó a llorar, y sus ojos se pusieron blancos, y dejó de moverse, y se quedo así.
-Bueno ahora faltas tu- dije dirigiéndome al chico, esta vez me acerqué a su rostro, y lo hundí en el agua, so me senté sobre el agua, el chico se movía como loco, y trataba de gritar pero no podía.
Para hacerlo más divertido, comencé a dejarle respirar por unos dos segundos, y volverlo a meter al agua, era emocionante ver como trataba de salvarse, pero era inutil.
-¡¡Basta!!- gritó una voz atrás mio, era Omur, el también estaba convertido en espíritu.
-¡Elena!, por favor déjalo-
-Me llamó Olum- dije molesta, no me gustaba que me llamaran por mi nombre de humana, y dejé al chico más tiempo bajo el agua, y sonreí, como si no pasara nada malo...