-Por favor, deja al muchacho en paz- dijo desesperado Omur
-Este es mi trabajo- dije eso, y saqué la cabeza del muchacho del agua, sus ojos estaban llorosos, y se movía con mucha fuerza y violencia, para tratar de escapar de lo que fuera que lo apriesionaba.
-¿Quieres que lo suelte?- pregunté
-Si- dijo Omur
-Esta bien- dije y le rompí el cuello, entonces lo solté
-¡Dijiste que lo soltarías!- dijo como loco
-Y lo hice, pero nunca dijiste que lo soltara vivo- dije sonriendo
-¡Sabes muy bien que no puedo dar vida a los muertos, cuando mueren ya no puedo hacer nada!- dijo -¿Qué les diremos a los demás?-
-No lo se, ese es tu problema, ¿así que la pregunta es ¿que les dirás tú a los demás?- dije eso y me fui, y al llegar a la orilla, volvía transformarme en mi cuerpo de carne y hueso.
Me dirigí a la cocina para comer un poco, ya que no había desayunado, estaba terminando, cuando afuera se escucharon gritos, salí a ver que pasaba, y vi que todos corrían hacia la orilla del lago, así que me dirigí hacia ellos, había muchos niños alrededor de algo que no podía ver, así que me acerqué, y vi con satisfacción, como habían encontrado los cuerpos de los muchachos, los dos inertes, fríos, y pálidos, no pude evitar componer una sonrisa.
-Estas feliz- preguntó susurrando una voz en mi oído, y sentí como sujetaba mi brazo con fuerza.
-Si- respondí alegremente, y vi como Omur se enojaba.
-Vamos, Omur, todos mueren-
-Me llamo Sergio- dijo fríamente- y si, todos mueren, pero no de ese modo-
-Antes no te molestaba que matara a las personas- dije calmada mente
-Los muchachos que asesinaste me importaban, y mucho- dijo furioso, pero sin elevar su tono de voz, así que los dos seguimos susurrando.
-O sea, que no te importa que mate a toda la gente que pueda, mientras no sea la gente que te importa, eso es un poco egoísta, ¿no crees?-
-Yo nunca dije eso-
-Eso es lo que yo entendí- dije sonriendo, y vi como se quedaba sin palabras.
Iba a seguir hablando, cuando escuchamos un grito, nos dimos vuelta para ver que pasaba, y no podía creer lo que veían mis ojos, era imposible, en mis 810 años de vida, nunca había visto que algo parecido sucediera.
Allí estaban, de pie, la muchacha y el muchacho que habían muerto, y que poco a poco iban recuperando el color de su piel, y los demás les daban mantas para abrigarlos.
Los dos parecían des concentrados, pero cuando se dieron cuanta de lo que pasaba, los dos comenzaron a llorar, y el muchacho se tocó el cuello, y se los llevaron a los dos a la enfermería, seguido por todos los demás niños, así que quedamos solo Sergio, y yo.
En ese momento, sentí un arrebato de ira, estaba realmente furiosa, ¿como podía ser posible?, y me giré hacia Sergio.
-¡¡Deberían estar muertos!!- dije gritando.
-Shh, no grites, ven vamos a otro lugar- trató de tomarme del brazo, pero yo lo aparté bruscamente.
-¡No me voy a mover de aquí!- dije eso y Sergio asintió.
-¡¡Yo los vi morir!!, ¡¡Deberían estar fríos y pálidos, MUERTOS!!, ¡¡pero no claro, están vivos!!- dije, y sentía como mis ojos ardían, y de mis manos, comenzaba a salir un aura negra.
-Tienes que calmarte- dije Sergio
-¡¡¡¿Calmarme?, ¿como quieres que me calme?!!!- dije, pero sentía que esa ya no era mi voz, parecía un sonido salido del infierno (aunque técnicamente yo salí del infierno)
Yo sabía que mi rostro ya no era el mismo, miré mi reflejo en el lago, y estaba más pálida que un muerto, mis ojos estaban completamente negros, y mi rostro tenía varias grietas, ya no solo mis manos emitían un aura negra, ahora era todo mi cuerpo.
Cualquiera que estuviera a unos metros de distancia de donde estábamos nosotros moriría, pero con un insoportable dolor.
-Solo vamos a otro lugar- dijo Omur, y esta vez no fue una pregunta, así que lo acompañe.