La Muerte

Casillas

Pase toda la noche leyendo, y gran parte de la mañana también, pero no encontré gran cosa sobre lo que estaba pasando.

Lo único interesante fue algo sobre los tiempos de condenas en el infierno, y creía que había algo raro con el tiempo que a mi me habían dado, pero no estaba muy detallado, así que planeaba preguntarle a Sergio si sabía algo.

Estaba caminando hacia la cabaña de los chicos, cuando alguien me llamó por detrás.

-¿Elena?-  dijo una voz, yo me giré para ver quien era, y vi a Emilia cubierta de una cosa pegajosa, y asquerosa, y en una mano sostenía un trapo, y en la otra una cesta con manzanas.

-¿Que paso?- pregunte con cara de asco.

-No es nada, uno de los niños vomito- dijo encogiéndose de hombros.

-¿Vomitó?, querrás decir que te vomito a ti, además apestas- dije haciendo una mueca.

-Eso no es lo importante, Gabriela te ha estado buscando por horas, ¿done estabas?- preguntó, y mientras lo hacia, sacó una manzana de la cesta (uso la mano que estaba limpia).

-Tenía cosas que hacer- dije  con una sonrisa.

-¿Más importantes que cuidar a los niños?- dijo sin poder creer lo que decía.

-Si, mucho más importantes que cuidar a unos mocosos- dije, y le quité la manzana, y le di un mordisco.

-Ahora, tengo que ir a buscar a Sergio, ¿por cierto lo has visto?- pregunté

-Si, esta en la cafetería haciendo que los niños coman su refrigerio- dijo sin pensar

-Esta bien, solo te pregunté si lo habías visto- dije para mis adentros.

-¿Por que lo buscas?- preguntó ella

-Tengo que hablar con el- dije sin darle importancia, y comencé a alejarme.

-¡¿Hay algo entre ustedes?!- gritó Emilia

Yo me giré, me encogí de hombros, y le dí otro mordisco a la manzana, mientras caminaba hacia atrás, y vi como Emilia componía una cara de horror.

-¡¡Qué hay entre ustedes!!- gritó, pero esta vez no me giré, y seguí caminando hacia la cafetería.

-¿Algo entre Sergio y yo?, eso no funcionó, así que es imposible- dije para mi misma, y sonreí por pensar en esa ridícula idea.

Cuando llegué a la cafetería, me encontré con una escena bastante divertida, ya que Sergio trataba de dar de comer a un niño que se negaba a probar bocado, mientras trataba de separar a dos niños que peleaban porque querían la misma cuchara, y al otro lado de la mesa dos niñas lloraban porque no les gustaba la comida.

-Veo que estas ocupado- dije sonriendo

-Ahora no puedo- dijo impaciente

-Solo es una pequeña pregunta, sobre el tiempo de las condenas-

-¡Te he dicho que ahora no!- dijo molesto

-Solo es un minuto- dije

-Elena- dijo Sergio con tono  de advertencia

-Vamos, que te cuesta escucharme unos minutos- dije sonriendo

-¡¡Te he dicho que no!!, ¡¡Y ustedes dos dejen de pelear por la maldita cuchara!!- gritó sergio, y todos se callaron, las niñas dejaron de llorar, y los niños dejaron de pelear, y el niño que trataba de alimentar Sergio se inclinó hacia delante para meter a su boca la cuchara con comida que Sergio sostenía enfrente de su boca.

-Por fin- exclamé triunfante, -por fin saliste de tus casillas- dije sonriendo, - aunque podrías haber dicho una palabra más fuerte que maldita...

-Solo cállate- dijo Sergio en tono cortante.- Necesito aire fresco- dijo eso y salió  de la cafetería.

 

 

 



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En el texto hay: guerra venganza amor

Editado: 13.09.2020

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