-¿Y por qué si no te gusta hablar de tus cosas personales, se lo contaste a Sergio?- dijo Emilia mirándome con una cara de pocos amigos.
-¿De todas las preguntas que podías hacer, eliges esa?- pensé
-Porque fue uno de mis amigos- dije sin darle importancia.
-Yo tengo muchos amigos y no invitaría a todos a un funeral- dijo ella
-¡¿Por qué eres tan celosa!?- dije para mi misma, y estaba perdiendo la paciencia.
-Hace tiempo fuimos mejores amigos- dijo Sergio, viendo que me estaba impacientando.
Me sorprendí, ya que el no había hablado de eso desde que nos encontramos, y no era una persona que le gustara hablar del pasado.
-¿Mejores amigos?- dijo Emilia poniendo cara de preocupación -¿y fueron algo más?-
Sergio agachó la cabeza.
-No hagas eso, eres pésimo para mentir- pensé y lo miré sin poder creer que pudiera mentir de que se iba del campamento, pero no podía mentir a una pregunta.
-¿Fueron novios?-
-No- dije - no lo fuimos- dije firmemente, pero ella no se lo creyó.
Miré a Sergio, y vio que mi respuesta le había dolido.
-Sergio superarlo, lo nuestro fue hace casi 700 años- pensé para mis adentros, sin creer que le afectara.
-Bueno, si ya terminaron, yo me voy a ir, y ustedes sigan despidiéndose- dije con intención de irme.
-¡Tu no te vas!- dijo Emilia
-Emilia, deja que se vaya, igual ella no sirve para nada- dijo Gabriela.
-¡Gabi!, no digas eso- dijo Luisa
-Es la verdad, desde que llegó aquí no ha hecho nada, y justo cuando ella no estaba pasó lo de los niños-
-Sergio tampoco estaba- dije dando mi humilde opinión (pónganle sarcasmo), pero nadie me escuchó.
-¿Como puedes creer que ella es la culpable?- me defendió Luisa -se que no ha hecho nada, y que es más un estorbo- dijo sin ningún remordimiento.
-¿Sabes que te escucho?¿verdad?- pensé
-Si claro, soy una asesina de niños, y me gusta ahogarlos- dije sarcásticamente.
Cuando dije eso todos se callaron, y Sergio se tapó la cara con una mano, en señal de que había metido la pata.
-¿Cómo sabes que dijeron que se habían ahogado?- dijo Emilia.
-Sergio me lo contó- respondí rápidamente.
-Sergio prometió no contárselo a nadie- dijo ella.
-Bueno, era obvio que fueron ahogados, estaban mojados ¿no?- dije queriendo que la tierra me tragara en ese momento .
Dato importante que se me olvidó comentar, los ayudantes no pueden ser vistos por los mortales, solo cuando ellos quieren pueden ser vistos, y solo por las personas que ellos quieren.
Justo después de decir eso sentí un intenso dolor en el abdomen, lancé un grito ahogado y un hilo de sangre salió de mi boca, miré rápidamente para atrás y vi a un fantasma con su mano atravesando mi abdomen, y justo desapareció.
Todos me miraron, y yo busqué la mirada de Sergio, el también lo había visto, pero los demás no.
-Esto no esta bien- dije sonriendo, haciendo que de mi boca saliera más sangre, y me reí -nunca pensé que sería yo la que sangrara algún día- dije.
-Ser mortal es un asco- dije en voz alta, y me desmayé.