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Así fue como aquella tarde salí decididamente a matar a Blas Quevedo, ustedes se preguntarán qué fue lo que me impulsó a tomar semejante determinación, estoy en condiciones de afirmar que el impulso fue el amor desmedido que sentía por él, lo increíble de todo ésto es caer en cuenta de lo que podemos llegar a hacer ciegos por un amor obsesivo, hasta cometer lo más terrible que es quitarle la vida a quien más amamos en el mundo. 
Sin embargo, porque hacerlo? Porqué matar al objeto del deseo?, tal vez por el temor de sentir un sentimiento afectivo hacia otro hombre?, existía algo que debía entender acerca de mi sexualidad que aún no lo había comprendido?, todas aquellas preguntas me venían una y otra vez a mi mente mientras que me encaminaba hacia el Gran Rex. Una vez que me encontré allí, esperé que terminará la función de "Simona" y perdido entre el tumulto de seguidores con el arma en mis manos, pedí a los dioses que se apiaden de Blas Quevedo, en ese momento estaba totalmente ciego y estaba convencido que no dudaría en disparar en medio de su pecho, en lo posible debía acortar la distancia y acercarme lo más posible para que el disparo fuera efectivo. 
Luego de una larga espera la puerta de servicio del Gran Rex se abrió, y vi salir a un grupo de personas, desde la oscuridad donde me encontraba observé a cada una de ellas notando que se trataba del grupo de actores más jóvenes de la tira, busqué con la mirada uno por uno para lograr encontrar a Blas, sin embargo él allí no estaba. Pude notar a una  persona que poseía un cierto parecido a Blas pero no era Blas, se trataba de Gabriel. 
Furiosamente sumergido en ira abandoné el lugar rápidamente dirigiéndome a los estudios de la productora POLKA con la certeza ciega que allí encontraría a mí deseado personaje.