El aeropuerto de la ciudad de Washington, DC se encontraba lleno, me costaba caminar con mis maletas y lo peor es que aún no divisaba a mi papá o a mi hermano.
- ¡Kat! ¡Katie Campbell! - Escuché e identifiqué la voz de mi hermano.
Giré mi cabeza y vi una mano levantada entre las personas y por fin el rostro de Liam; no dudé y me dirigí lo más rápido hacia él, dejando mis maletas a los lados y abracé con fuerza.
- Cada vez más alto, Liam. - Murmuré al separarme de él.
Tomó una de mis maletas y yo tomé la otra. Ahora él es más alto que yo por media cabeza, había distrutado unos pocos meses ser más alta cuando tenía doce años.
- Sí, supongo, - Dijo sonriendo. -, o quizás te encogiste. - Se burló.
- Ja ja, que cómico eres. - Dije sarcástica. - ¿Y papá? - Pregunté mirando a todos lados.
- En el hotel, el vuelo será a las siete así que podrás descansar tranquilamente durante algunas horas. - Llegamos a la salida del aeropuerto, caminamos a una camioneta CR-V.
Subimos mis maletas, abrí la puerta del copiloto y el olor a menta me dio la bienvenida.
- ¿No crees que exageraste de equipaje? - Preguntó encendiendo el auto.
- Las maletas no son tan grandes, y sólo llevo lo necesario y ya que jamás he ido a Transilvania, no sé que me espera... - Respondí dándole un suave golpe en el hombro.
Sólo rió y manejaba con una tranquilidad bastante extraña; no es el mejor conductor. Tenía años que no iba a DC, normalmente cuando mi mamá y papá estaban casados, éste era el aeropuerto donde veníamos cuando íbamos de viaje por el trabajo de papá o vacaciones. Qué viejos tiempos.
- Bien, llegamos al hotel Silverlight. - Dijo deteniendo el auto.
Bajé para sacar mis maletas y Liam me alcanzó ayudándome, el botones se llevó la camioneta y otro llegó para llevar las maletas.
- Bienvenidos a Silverlight. - Saludó la chica rubia con una gran sonrisa. - Soy Allison, a su servicio, ¿alguna reservación? - Preguntó volviendo su mirada al computador.
- Eh, no. - Dijo mi hermano rascándose la nuca. - Mi papá está aquí, Patrick Campbell.
- Oh, aguarde. - Después de unos segundos sonrió un poco. - ¿Katie y Liam Campbell? Lo siento tanto, aquí tienen sus llaves. - Colocó dos tarjetas electrónicas de color plata en el mostrador. - El Pent House. 123 disfruten su estadía Señorita y Señor Campbell T.J. - Le habló al botones con una enorme sonrisa en sus labios.
Alce una ceja.
El botones nos ofreció una bebida de fresa.
- ¿Un Pent House? - Pregunté confundida. - ¿¡Un Pent House y sólo unas horas estaremos!?
Liam soltó una carcajada, después me miró divertido mientras entramos al elevador.
- Llegamos hace tres días, hermanita. - Despeinó mi cabello. - Ya sabes como es cuando se entera que su princesita viene. - Se burló jugando con mis mejillas.
Quité sus manos de mi cara de un manotazo y lo miré mal.
- No. Toques. Mis. Mejillas. - Dije entre cerrando los ojos. - Podrás ser el mayor, ser más alto y fuerte, pero sé aún como manipularte. - Murmuré sonriendo maliciosa.
- Ajá. - Dijo riendo.
Dejamos de hablar cuando llegamos al piso 5, el botones estaba abriendo el Pent House y nos dejó pasar primero, Liam le dio dinero mientras yo dejé el vaso en una mesa y me tiraba al sofá que vi.
- ¡Mi niña! - Gritó mi padre con alegría.
Me levanté del sofá rápidamente y corrí hacia mi papá.
- ¡Papá! - Lo abracé con fuerza y él también. - Cómo te extrañé.
- Yo igual, cariño. - Susurró y después de unos segundos, nos separamos. - ¿Tienes hambre? - Preguntó aún con una sonrisa en su rostro.
- Sí, un poco. - Respondí.
Sentí como Liam nos unía en otro abrazo y yo quedaba en medio, siendo aplastada por ambos. Mi hermano puso más fuerza y tenía una sonrisa maliciosa cuando me quejaba entre murmullos.
- ¡Liam! ¡Papá! - Grité como queja.
Ambos se soltaron y estaban riendo. Claro, mi papá intentó disimular, pero Liam no.
A veces tener un hermano mayor no era agradable.
La tarde pasó tranquila, logré dormir un par de horas, comer y prepararme para ir de vuelta al aeropuerto. Me arrepiento de no haber dormido más, porque mi hermoso hermanito estaría junto a mí, y era de seguro que no me dejaría dormir.
Cuando llegamos al aeropuerto, notaba que no había tanta gente como en la mañana, así que después de una hora, estábamos en el avión. Y bueno, Liam empezó a hablar de la Universidad, de una chica llamada Sam Peyton y como trataba de conquistarla.
Sí, trataba... por que era un desastre.
- Liam, ¿En serio? - Pregunté riendo después de haber escuchado como le había comprado una caja enorme de chocolates; cuando la chica trataba de no comer ningún tipo de golosina por un problema de salud.