La musa de mis melodías [sangre Oscura #0.5]

Capítulo 9

Capítulo 9: “Ciego”.

[11 de octubre del 2010, lunes]

*Deimos*

Atravieso la puerta que da hacia el campus a toda velocidad, pero tratando de ser lo más silencioso posible. Lo que es fácil cuando desde pequeño has sido instruido en el arte del camuflaje. En ningún momento pierdo de vista a la ex-pareja que camina a la par mientras hablan. Kenny trata de apegarse a Katherine lo más que puede y ella intenta apartarse evitando verse grosera y eso me hace apretar los puños.

No entiendo cómo aceptó hablar con él si a leguas se nota que le incomoda. Solo que quiero que esta payasada termine de una buena vez porque no creo que mi autocontrol de para aguantar verlos interactuar más de cinco minutos. Se detienen en medio del campus, cerca de las gradas. Aprovecho para esconderme detrás de estas y poder tener una mejor vista de ambos, especialmente de Kenny. No me puedo perder ninguno de sus movimientos.

—¿Qué hacemos aquí? —la repentina llegada de Deneb me toma por sorpresa, haciéndome pegar un brinquito y en consecuencia termino por golpearme la cabeza con una de las barras de metal que sirve como soporte para los asientos.

Shhh, guarda silencio —lo reprendo en un susurro, señalándole al par que tenemos enfrente y que afortunadamente no han reparado en nuestra presencia.

—Ah, estás acosando a Kat —asume en el mismo tono y giro la cabeza para observarlo, horrorizado.

—¿Qué? Claro que no. Solo estoy cuidando que Kenny no le haga nada malo —rueda los ojos dando a entender que no me cree nada y eso incrementa mi cabreo.

—Sí claro, camufla tus celos y tu posesividad diciendo que haces esto para “protegerla” —dibuja las comillas con las manos. Dejo de observar a los chicos para encarar al idiota de mi gemelo porque si su objetivo era ganarse mi atención, ahora sí que la tiene.

—No estoy celoso.

—Y Alya es la chica más dulce del planeta —ironiza. Suelto un bufido hastiado por su negativa—. No me creas idiota, hermanito. Te recuerdo que estuvimos encerrados en la misma panza durante nueve meses, no es muy difícil adivinar lo que te está pasando.

—¿Y según tú qué me está pasando?

—Tienes miedo de que Katherine te cambie por alguien más —el tono serio que emplea me hace tragar saliva. Y no solo es eso, es el hecho de que tiene razón—. Estás tan acostumbrado a que ella acuda a ti para todo que te has vuelto dependiente y ella también. Si Kat no respira, tú tampoco lo haces porque el uno es la vida del otro y aunque debo admitir que eso suena bastante mal, es la realidad. Deimos y Katherine no existen porque ustedes son uno solo.

Mi mente queda en el limbo procesando las palabras de mi hermano y, solo por unos instantes, creo estar llevando esto demasiado lejos. Sí, tengo miedo de que Katherine me cambie por alguien más porque ella es demasiado importante para mí y me niego a que algún otro novio o amigo la aparte mi lado. Ella es mi musa y si no la tengo, no hay inspiración.

Vuelvo a enfocar mi vista en ellos justo en el momento en el que Kenny da un paso adelante, acortando la distancia que los separa. Puedo sentir con claridad cómo las venas del cuello se me marcan cuando tenso la mandíbula presa de la cólera. Esa sensación amarga que se instala en mi garganta ahora me es extraña al replantearme lo que ha dicho Deneb.

¿De verdad intento protegerla, o es que en realidad estoy… celoso?

Bato la cabeza esfumando ese pensamiento. Eso es imposible, llevamos más de cinco años como mejores amigos y no está en mis planes arruinarlo solo por un pensamiento intrusivo.

No tengo cara para admitir que todo lo que ha dicho es cierto, así que busco algo con qué cambiar el rumbo de la conversación.

—¿Qué crees que están diciendo? —pregunto en un susurro. Mueven los labios, pero no soy capaz de escuchar ni siquiera un leve murmullo.

—No lo sé, pero soy experto en leer los labios —lo apremio invitándolo a que se acerque más y aguce la vista para al menos tener una idea de lo que hablan—. Black, olvida al idiota de Deimos y cabalguemos juntos hacia el amanecer.

Imita con burla y lo golpeo en el brazo por dárselas de chistoso. No estoy para bromas, al menos no ahora.

—Idiota.

Oh Kenny claro que quiero estar contigo, no sabes cuanto te amo. Bésame, mua mmm mua —simula que se besuquean y esta vez mi puño impacta contra su cara consiguiendo que me lo devuelva con la misma intensidad.

Termina por tumbarme sobre el césped mientras intenta cerrar sus manos en mi cuello y yo le araño la cara furioso. Me propina un gancho que me deja fuera de juego durante algunos segundos y cuando me recompongo no dudo en impactar mi rodilla en su abdomen consiguiendo que caiga junto a mí.

Ahora rodamos en el césped en una disputa donde ninguno tiene intenciones de perder. Lo que empezó como una burla terminó en patadas y puñetes porque ninguno de los dos se atrevería a perder una pelea así sea con el otro.

—¡Admite que estás celoso! —vocifera antes antes de impactar su puño en mi mandíbula.

—¡Jamás! —lo jalo del cabello consiguiendo que se deje de forcejear y me maldice por astuto. A él le podrán mutilar cualquier parte del cuerpo, pero su cabello es sagrado. No dudará en anteponer la seguridad de su cabellera antes de que ocurra una tragedia.

—¿Hay alguien ahí? —la voz de Kat nos hace abrir los ojos como platos y no dudamos en alejarnos de las gradas lo antes posible para que no nos descubra.

Ya dentro de las instalaciones del instituto, detallo a mi gemelo y él hace lo mismo conmigo. Tiene la cara enrojecida por mis rasguños y yo de seguro estoy peor.

—Eres un bruto —decimos al unísono y ambos nos estremecemos por igual. Nunca dejaré de repetir que esto de ser gemelo muchas veces me resulta aterrador.



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Editado: 29.06.2022

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