La Nefilim

C I N C O

CONTRA

CONTRA.

Beckha:

Por alguna razón no puedo dejar de ver a la nueva, la veo platicar con Jamie, mi compañero de clases y mi nuevo amigo. Jamie es un chico muy simpático y es... diferente, lo mejor es que también es un Elegido, al igual que yo, lo único que no me agradó de él fue que su ángel me regañó por media hora por no cumplir con mi deber, pero eso no es cierto, cuándo mi ángel siente que la vida está amenazada me informa y salimos a cazar.

Alguien choca contra mi hombro, sólo por un instante dejo de ver a Luna y me concentro en quien chocó contra mí. Cuando veo que es Leonel mi ceño se frunce sin motivo, todo parece indicar que el odio entre familias nos afecta más de lo que imaginábamos porque no lo tolero ni un poco, aunque el odio familiar no es mi único motivo por el cual lo odio.

—Estorbas, Daniels —dice lleno de hostilidad.

—Y tú no tienes modales, Knight —respondo en el mismo tono.

Alguien se interpone entre nosotros, es una pena, estaba deseando poder enseñarle buenos modales, tendré que disciplinarlo otro día.

—¿Sucede algo, Beck?

Jamie consigue separarnos, nos sonríe a ambos, pero Leonel lo ve de muy mala forma, incluso podría asegurar que odia más a Jamie de lo que me odia a mí.

—Si desean platicar vayan a su salón, ¿podrían dejar de estorbar? —Leonel pasa por en medio de ambos chocando nuestros hombros.

No voy a tolerarlo. Doy un paso, pero Jamie me retiene sujetando mi hombro con bastante fuerza, ¿acaso se está poniendo de su lado?

Ten un poco de paciencia, Beckha —Esa voz no es la de Jamie—, recuerda que odias a Leonel por algo que te niegas a creer.

No comprendo lo que dice, yo odio a Leonel desde que tenemos ocho. Observo con detenimiento a Luna y veo como le sonríe a Leonel, que este tan cerca de ella hace que mi sangre hierva.

Después de un largo día por fin tenemos una de mis clases favoritas, hoy es el día de deportes, para mi buena o mala suerte en esta clase los tres grupos estamos juntos, me encanta porque siempre término humillando a Leonel

Después de un largo día por fin tenemos una de mis clases favoritas, hoy es el día de deportes, para mi buena o mala suerte en esta clase los tres grupos estamos juntos, me encanta porque siempre término humillando a Leonel.

Salimos del vestidor y nos dirigimos al gimnasio, apenas entro algunas de mis compañeras se me acercan para poder coquetear conmigo, pero hay una chica que atrae mi atención por completo, y esa chica es Luna Soon. Sólo tiene una semana aquí, pero desde que ella llego no he podido concentrarme en nadie más, adoro ver esos ojos grises y ese cabello tan negro, desearía tener una excusa para poder acercarme a ella.

Un silbido llama la atención de todos.

—Chicos al centro, chicas a la red —indica el entrenador.

Mis compañeras agitan la mano y se van hacia la red, Leonel aprieta la mano de Luna y le acaricia el cabello con mucho afecto, ella sonríe como si ese imbécil fuera la octava maravilla del mundo. Voy a demostrarle que yo soy mil veces mejor que Leonel.

Todos los chicos nos juntamos con el entrenador, el hombre sonríe demasiado.

—Bienvenidos, chicos, hablemos un poco de la dinámica —Se frota las manos—, las chicas no van a jugar voleibol —De su bolsillo saca algo—. Aquí tengo cintas con los nombres de las chicas, los iremos llamando al azar, tomarán una cinta e irán por su pareja. Una vez que todas las parejas estén formadas tendremos un partido algo interesante.

Jamie sonríe de oreja a oreja, él ya sabe de qué se trata este partido misterioso. Sin poder evitarlo mis ojos viajan hasta donde está Luna, la veo botando un balón de voleibol, ojalá ella sea mi compañera.

—Jamie Brown —lo llama el entrenador—, como tú eres el nuevo, tú escogerás a la primera víctima.

Los ojos de Jamie barren todo nuestro círculo, él debe estar planeando algo muy malo.




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