La niña de las mariposas

Relato I- Capítulo 1

Recuerdo como era mi habitación en el hospital, completamente blanca, la cama era dura y a veces me tenían conectada a unas máquinas que marcaban mis signos vitales. No entendía lo que pasaba a mí alrededor, pero sabía que no era algo bueno, la preocupación y el miedo se reflejaba en el rostro de mis padres y en el de los doctores, las enfermeras me miraban con lastima y cuando me dejaban salir mi madre me decía que no debía jugar como los demás niños, por lo que siempre me quedaba caminando por los jardines viendo las flores.

En uno de esos días en los que paseaba por los jardines la vi, rodeada de mariposas de todos los colores, bailando y riendo, tarareaba alguna melodía desconocida para mí.

“Hola… ¿también eres del hospital?” le hable llamando su atención, ella me miro y sonrió mientras las mariposas se posaban en las flores y sobre su cabeza. “No lo soy, pero vengo a este jardín de vez en cuando… ¿te gustan las mariposas?” me pregunto al ver que no dejaba de ver a las mariposas con curiosidad. “¡Si! Me gustan mucho, pero mamá dice que si te acercas mucho se asustan y no quiero asustarlas”.

Ella rio, se acercó a mí, tomo una de mis manos y me hizo caminar hasta donde había estado ella, estiro mis manos, al momento después una mariposa de alas violetas con destellos azules y manchitas negras se había posado en mis manos. La vi asombrada sin evitar sonreír y antes de darme cuenta ambas estábamos rodeadas de mariposas volando en círculos turnándose para posarse por unos segundos en alguna de nosotras.

Estaba feliz, reí junto a ella, algo que no había podido hacer desde hace tiempo, el momento juntas termino cuando escuche que me llamaban. “Me tengo que ir… ¿Volveré a verte?” no me respondió en ese momento pero finalmente respondió “Tal vez” y así irse corriendo mientras reía y alguna de las mariposas la seguían.

Al volver al interior del hospital mi madre me pregunto dónde había estado, le conté que estuve en uno de los jardines, que había visto a otra niña y a muchas mariposas con ella, pero no me creyó, pensó que tal vez me había dormido en el jardín y había sido un sueño. Cuando estuve nuevamente en mi cama recordé algo… en ningún momento le dije mi nombre y menos había preguntado por el suyo.




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