La niña y La muerte

La historia que pocos conocen.

''De negras ropas, y rostro indescriptible, lleno de maldad, el recorrerá la ciudad buscando a quien se quiere llevar.''Dicen.

Pero la realidad... Es distinta.

Cada cosa viva en este mundo, al nacer lleva un reloj cronológico consigo, que jamás perderán, invisible para el resto y para ellos mismos, más no para él.
Su mejor amigo es el tiempo, con él, se sienta a conversar mientras ambos observan, a los relojes hacer tic-tac ; cuando el reloj marca la hora dorada, significa que debe ir a buscar a quien en 24 horas más, se debe llevar. Es un trabajo duro ya que todos los días tiene que estar atento a los relojes de todos; si llegase tarde, el alma se perdería sin poder jamás regresar ni ir a ningún lado.

Está es la muerte, y esta es una parte de su historia.

La muerte recorría los vacíos pasajes de una contaminada ciudad yendo hacia las próximas almas que debía guiar, más frente a su camino se cruzó una escena horrorosa, que te dejaría incrédulo a penas la vieses. En un callejón iluminado solo por unos cuantos focos tintineantes que dejaban poca visibilidad, se escondía un sujeto vil y lujurioso que había salido de cacería quizás unas horas antes para luego acurrucarse en ese desolado lugar en el que mantenía cautiva a una pequeña niña entre sus grotescos brazos sudorosos y bruscos, La muerte había visto innumerables veces este mismo acto para luego teñirse de rojo carmesí, más este en particular no se asemejaba mucho, más bien no había visto cosa igual pasar frente a sus ojos, era algo inconmensurable, ver la cara llena de placer descontrolado, los suspiros de satisfacción y los gestos de sosiego de aquel sujeto, dejo perplejo a La muerte, veía como apretaba, estrujaba y manchaba el inocente y frágil cuerpo de aquella temblorosa pequeña niña, que en algún momento y no lo había notado, cruzó miradas con La muerte, ella lo miraba fijamente casi absorta de su consciencia, seguramente ya cansada de haber ocupado su voz gritando por ayuda sin respuesta, a lo que solo dejo suspiros sufridos y quejidos de dolor ante aquella bestia que arremetía y se adueñaba de su cuerpo, con ojos lagrimeantes y vacíos, como si a su corta edad hubiese entendido que su vida se estaba yendo en cada tosca embestida que le generaba con aquel grotesco sujeto, destrozando todo de ella y lo que alguna vez, fue la cordura de ese pequeño y delicado rostro con gesto neutro, ella solo miraba a la muerte y desde lejos, apreciaba, su tenue aura oscura pero no se atrevió a tener miedo de el.

La mirada de la niña lo descolocó, una humana no muerta y con su reloj intacto, sabía que estaba allí y lo estaba mirando, era imposible, imposible. 
Más cuando sus pensamientos se revolvían mirando también a aquella dulce mirada que se encontraba rendida entre los brazos que la sujetaban firmemente como si quisieran absorber hasta la última gota de su esencia, logró oír una temblorosa, frágil y casi inaudible voz decir.

- Muerte, llévame, por favor.

La muerte, detuvo todo su mundo, y no logro comprender, cómo podría llevársela, sin que haya llegado su tiempo. Más el sufrimiento de aquella alma lo llamaba a gritos desesperados.
La muerte tomo una decisión, he hizo algo prohibido, algo que no debía intentarse jamás, puesto que ''La vida'', era cruel, pedirle ayuda a ella era impensado, solo recibiría de parte de ella sarcásticos comentarios y de seguro manipularía mas la situación para hacer aún más miserable a esta alma, La muerte se dirigió desvaneciéndose de ese lugar a visitar a su buen amigo, El tiempo. Pero era una visita... Que quizá terminase con su amistad, sin que se diera cuenta, entro a la cámara de los relojes, y con mucho cuidado y rapidez, busco el reloj cronológico de la pequeña niña y sin dudarlo al encontrarlo... Lo robó. Se fue de allí sin que nadie lo viese con su tan dotado don del sigilo y volvió junto a la niña que aún seguía entre los brazos de aquel puerco bestial.
 

Vio una vez más aquellos ojos titubeantes y suspiro, tomo el reloj en su palma y cerró su puño con su máximo de fuerza haciéndolo polvo y terminando con aquella vida que alguna vez existió.

El sujeto envuelto en la lujuria no presto atención al cuerpo sin vida que se encontraba yaciendo entre sus manos, y siguió arremetiendo violentamente contra él, se veía en sus ojos, el grado de perversidad de aquel ser, La muerte, se paralizo, en todo su dominio sobre la oscuridad y la soledad, jamas había visto un alma tan asquerosamente manchada como la de aquel hombre que hasta lo hizo dudar del poder divino de La vida para poder haber creado semejante criatura. 

No tuvo opción, espero hasta que aquel sujeto cesara su hazaña y dejara aquel pequeño y destrozado cuerpo sobre la fría acera.

Se acerco y por primera vez su inerte existencia, se estremeció, no podía caber en su cabeza, la atrocidad que admiraba justo ahora, y con cuidado recogió a la niña entre sus brazos y la abrazo lo mas fuerte que pudo intentando brindarle el poco calor que él tenia a aquella alma, rogando con el mas mínimo pedazo de su ser a lo que fuese, que lo que había hecho la hubiese ayudado.



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En el texto hay: fantasia, muerte, crueldad

Editado: 19.05.2018

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