La noche de Abril

Capítulo 16

—Pediré para llevar —afirmó Daven. Luca asintió.

Esperaron la comida mientras bebían un refresco. Daven se sumió en sus pensamientos y Luca miraba el lugar atestado de figuras y colores llamativos.

—Daven —susurró Luca, mientras se intentaba ocultar con el cuerpo de Daven. Daven lo miró como si fuera tonto.

—¿Qué? —dijo, seco.

—No te muevas —siguió susurrando. Daven entornó los ojos.

—¿Qué mierda te pasa? —dijo levantando la voz. Luca le rogó con la mirada. Daven cedió y no se movió de su posición. Luego de unos minutos Luca reincorporó su postura.

—Gracias —resopló. Daven puso los ojos en blanco y se distrajo en su celular—. Mi ex es muy impulsiva, y aún no me supera, así que suele ser algo tosca, no quería arruinar el momento, así que... —se volvió a esconder—ahí está de nuevo —susurró. Daven lo miró con el ceño fruncido y miró en dirección a la supesta ex de Luca. Era una chica algo simpática, un poco baja de estatura, estaba carcajeando exageradamente con un chico que la miraba como si fuera loca. La joven se dio cuenta de que Daven la estaba mirando, y al verlo a los ojos casi desfallece. Daven puso los ojos en blanco y volteó a mirar a Luca.

—Oh no —resopló—, ahí viene.

—¡Hola! —saludó, efusiva. Daven la miró con el ceño fruncido, se veía mayor a comparación de Luca. Luca sonrió falsamente. La joven apenas miró de reojo a Luca, su atención estaba para Daven.

—Hola —murmuró, incómodo. Daven ignoró la situación y se dedicó a revisar mensajes en su celular. De un momento a otro la joven se sentó alado de Luca.

—Luca, mucho tiempo sin vernos —suspiró. Luca se rascó el cuello, incómodo.

—Emm, si je, que coincidencia —dijo atropelladamente. La joven asintió.

—¡Hey! —llamó a Daven. Daven solo alzó un poco la mirada— Me llamó Hollis —le extendió la mano, Daven asintió resoplando, tomó su mano sin ánimos y la estrechó.

Nadie decía nada, el lugar se encerró en un incómodo silencio.

—Bueno Hollis —dijo, Luca—. Un susto, digo, un gusto volverte a ver —sonrió falsamente. Holis entrecerró los ojos y luego asintió efusiva. La camarera dejó los platos de comida.

Mucha glacias —dijo con un acento singular y se marchó. Daven tomó las bandejas y salió del local. Subió al auto y con un gesto llamó a Luca, que se veía hablando muy incómodo con Hollis. Cuando Luca logró librarse de Hollis subió al auto y dejó salir un extenso resoplo.

—Sabes —dijo, Luca. Se encontraban atravesando la ciudad—, por un momento pensé que Hollis se acercó a la mesa por mí —afirmó. Daven despegó la vista de la carretera y lo miró con el ceño fruncido—, pero fue por ti —se encogió de hombros. Daven solo enarcó una ceja, y permaneció callado todo el camino hasta llegar a su casa.

—Wow —dijo, asombrado. Estaban entrando al garage—. Parece ese tipo de casa de revista —continuó diciendo. Daven tomó las bandejas y salió del auto, Luca hizo lo mismo. Estaban en el garage, observó el piso de madera, las paredes de mármol iluminación amarillenta, un espacio gigante. En el fondo se veía un auto deportivo y un descapotable. Daven entró por una puerta a lado de los autos.

—¿Te piensas quedar ahí? —preguntó desde su lugar.

—A-ahí voy —respondió, mirando a su alrededor.

Entraron a la sala de estar. Daven arrojó las llaves a unos de los sofás más cercanos. Luca aún con la boca abierta miraba el ambiente de la casa. Luego entraron a la cocina, Daven dejó las bandejas en el mesón.

—Amanda —llamó, Daven. Luca aún seguía absorto, mirando todo a su paso. Todo se veía tan caro y sofisticado. Amanda se dejó ver mientras se secaba las manos. Miró al inquilino con cierta curiosidad.

—Por favor, Amanda —hablo, Daven—. Lleva dos refrescos a la terraza, y esta comida de igual manera. Muchas gracias.

—Buenas noches —susurró Luca, saludando a Amanda. Amanda le dedicó una sonrisa cálida. Subió torpemente las escaleras y se encontró con una vista maravillosa.

—Te juro, no puedo salir de mi asombro —dijo, Luca.

Daven lo miró de reojo y lo invitó a sentarse en uno de los sofás. Daven se dedicó a deleitarse mirando la ciudad desde su punto al igual que Luca. Luego de unos minutos Amanda llegó al lugar junto a otra muchacha. Pusieron todo en la mesa y luego se marcharon. Luca seguía con la mirada a aquella muchacha.

—¿Qui-quien e-es? —preguntó, atónito señalando a la muchacha mientras bajaba las escaleras. Daven miró fugazmente lo que había llamado la atención a Luca.

—No se cómo se llama —respondió, indiferente—. Si quieres saber, deberías preguntarle a Amanda, ella es quien las contrata.

Luca asintió inconscientemente. Se sentó, Daven ya estaba comiendo. Él en cambio, unió sus palmas y oró en silencio, luego terminó dándose la bendición.

—¿Qué haces? —preguntó, Daven con la boca llena.

—¿Uhm? —preguntó Luca con la cuchara en la boca. Daven masticó rápido y siguió:

—Lo que acabas de hacer —indicó.

—Emm, ¿pasar la comida? —preguntó, confundido. Daven dejó caer la cuchara al plato, entrecerró los ojos mientras miraba amenazante a Luca. Resopló e imitó en gesto que hizo Luca antes de comer.

—Aaah, me bendije —dijo—, siempre lo hago, además, antes de comer se agradece por la comida. Daven lo miró con el ceño fruncido.

—¿A quién? —preguntó. Luca lo miró como si fuera tonto.

—A Dios pues, a quien más —respondió como si fuera lo más obvio.

—¿Dios? —preguntó, Daven.

—Si —afirmó, dudoso—. El todopoderoso, creador del cielo y la tierra.

—Ah —dijo indiferente—. Eres creyente.

—Si, hago lo mejor que puedo.

—Okey, pues respeto tu forma de ver las cosas. Ahora sigamos comiendo —finalizó. Luca asintió levemente y siguió comiendo.

Luego de un silencio incómodo, Daven habló:

—Dijiste que a Abril le gusta el chaulafan —Luca asintió—, y también dijiste que querías saber porque le gustaba tanto —Luca volvió a asentir—, y ya sabes ¿por qué?




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