—¿Que se supone que estamos buscando?
De aquí a el bosque mas cercano serían...
—¿Me estas escuchando?
No estoy encontrando uno en el mapa...¿como se usa esta cosa?
—Heeeey, ¿puedes tomarme atención?
¿Si lo giro podré verlo mejor?
—Así no se toma un mapa..
Entonces este es el norte... ¿o es el sur?
—¡¡ESCUCHAME DE UNA VEZ, ASÍ NO SE TOMA EL MALDITO MAPA!! —Me sobresalté al escuchar él grito que pegó él niño en un intento de tomar mi atención, yo le golpeé la cara con mi mochila.
—¡No seas idiota, no debes gritar acá!—Le advertí y me tapé la boca yo también. ¡No estaba dándole el maldito ejemplo gritando también!
Ambos nos calmamos, y decidimos ver juntos el mapa.
—En realidad, debemos ir a un lugar en específico.—Comencé a explicar. — Existe un tipo de entrada cerca de aquí, que lleva a un tipo de bosque donde podemos encontrar hadas.
—Y eso es bueno...¿no?— Preguntó al ver la mueca de disgusto en mi cara.
—Así es, pero no tenemos los instrumentos necesarios. Necesito buscar a la bruja de Blair
—La bruja de Blair murió hace años, que te hace pensar...
—No ella. La sucesora de sus poderes mágicos, Margaret Wytter Kedward. La bruja de Blair es su antepasado.
—Nunca había escuchado de ella. Si lo que dices es verdad, ¿No debería haberse circulado alguna clase de rumor? —Dijo él, sin creerse una palabra de lo que decía. — Además ¿planeas pedir ayuda a una bruja? ¿eres estúpida? ¡Es un jodido suicidio!
Me giré rápidamente y atrapé su boca con mi mano. Como siga hablando tan fuerte nos matarán a ambos. Le di una mirada severa y el captó el mensaje que quise transmitirle, y eso fue perfecto.
— Te lo explicaré en otro momento.
El suspiró, rindiéndose. —Confiaré en ti, entonces.
Elevé mis labios en una sonrisa.—Hazlo.
***
Llegamos a un pueblo cerca de las afueras de la ciudad, en un par de bicicletas que tomamos prestadas. Prestadas sin avisar, pero sin duda las devolveremos, esto es de vida o muerte. En fin, el pueblo parecía completamente desierto, como el resto de la ciudad; Todos se escondían esta noche, con el fuerte deseo de no acaparar la atención de una criatura demasiado peligrosa como para que su fino cuarzo pueda protegerla. Fuimos hasta el final del pueblo, a la entrada de un bosque profundo y oscuro, donde se irradiaba tanta energía negativa que hacía temblar mi cuerpo violentamente. Antes de entrar, miré al chico un momento y de algo me dí cuenta.
—¿Como es que te llamas? —Probablemente, solo probablemente fui un poco brusca con el chico.
—Eres algo brusca ¿Te lo han dicho? —Suerte que dije "Probablemente".
—Culparé a la situación esta vez.
—Me llamo Thomas.
—Soy Aurore. Bien, Thomas. Estamos a punto de entrar al terreno de la sucesora de una de las brujas mas famosas en el tiempo de las brujas. Probablemente te den ganas de vomitar, pero ni si quiera lo pienses. Si ensucias su propiedad te sacará la cabeza. —Aunque yo actualmente parecía muy tranquila, la idea de "no vomitar" se me hace cada vez menos atractiva. Ya que ahora que lo he dicho, ganas de hacerlo no me están faltando.
—Deberías hacerte la idea tú primero, estas pálida.
—Tranquilo, tengo una bolsa en mi mochila.—Sonreí. No veo a Thomas muy afectado, quizás el no sea tan sensible a las energías como yo. Gracias abuela.
—En marcha, entonces.—Suspiré en respuesta. Quizás esta maldita mujer me deba un favor, pero puede ser tan irritante cuando se lo propone, no me sorprendería que me venga con alguna jugarreta antes de que me vaya. Malditas brujas.
Las energías cada vez se hacen mas pesadas, a medida que vamos adentrando el bosque y acercándonos a la casa de Margaret. Ya que la situación lo va requiriendo, saqué la bolsa por adelantado, la doblé muy pequeña y la puse en el bolsillo trasero de mis jeans. En caso de emergencia, no quiero arruinarlo esta vez. Si, digo esta vez refiriéndome a la primera vez que vi a esta peste de mujer.
Aunque no es una historia que quiera relatar en este momento, supongo que tendré que hacerlo.
Hace ya 3 semanas, tenía unos recados que hacer a las afueras de la ciudad. Específicamente una investigación, escuché que llegaría un cargamento de piedras rarísimas y que estarían de oferta. Y eso nunca pasa, es básicamente un milagro que no se debe desaprovechar.
El rumor era efectivamente cierto, y compré todo lo que se me pusiera por delante (analizando las cosas por adelantado, solo quería decir que compré un montón) entonces ví una piedra, la había estado buscando hace meses; Un diamante. Que si antes era caro, entonces en estos tiempos vale el doble. Era pequeño, pero era efectivamente un diamante, mi buen ojo nunca falla. Y estaba escandalosamente barato, tanto que al principio sospeché. Pero finalmente terminé comprándolo.