La noche de luna llena

Capítulo 5

Riley.

 

El timbre había sonado. Había pasado una semana desde que había arrastrado al muchacho hasta el cuarto del conserje. Me quedé escogiendo mis libros, justo cuando la multitud de estudiantes se habían ido. Era mi última clase, hoy saldría temprano. Para ir a practicar al bosque un poco. Una mano cierra mi casillero dejándome atrapada entre unos brazos musculosos. Su perfume era hipnotizador. Su rostro estaba tan cerca que parecía que iba a besarme. Respiré para mis adentros. Su seriedad era sorprendente.

Trago duro.

— ¿Por qué estás evitándome? —pregunta.

«Porque simplemente eres odioso...»

—No respondiste. ¿Qué esperabas? No iba a quedarme allí nada más.

Suelta un bufido.

—Debiste haberlo hecho. —tenta. —. Yo quería conocerte.

Le dio una mirada rápida a mis labios. De seguro sintió la presión sobre nuestros cuerpos. Sus brazos rozando con mis hombros desnudos, pues iba vestida de sport ese día para salir a correr un rato. Su piel era tan caliente como la mía.

—Yo quiero conocerte —continúa.

« ¿Qué? ¡Se supone que te odio Banehallow! ¡Y por mis adentros sigo haciéndolo! »

—No se puede ser tan directo... ¿Cómo es que sólo lo dices y ya? —fruncí el cejo.

Niega con la cabeza.

—Yo quiero conocerte, Riley. —responde con dulzura y rudeza a la vez. —. Quiero que seamos...

— ¿Amigos? Nosotros no podemos ser amigos. Yo odio a Tarah, y tú estás con ella. No se puede.

—No. Yo no estoy con Tarah. —se acerca más. —. Y no tengo novia.

Bufo.

—Mira, a mí no me metas en eso Banehallow. No me gustas y...

Las palabras desaparecen cuando lo miro.

—Tengo que irme.

Me zafo en cuanto puedo, y me marcho del lugar.

— ¿Qué dices Riley, quieres ir a correr un poco esta noche? —Tyler se baja del coche.

— ¿Qué estás haciendo aquí? No te pedí que vinieras por mí.

—Yo quería venir por ti —me toma del brazo antes de que me marchara.

—No me toques —me aparto.

—Escucha, tu padre dijo que debía cuidarte, no es mi decisión.

— ¿Así? ¿Mi padre te dijo eso? Que conveniente Tyler. —me burlo.

Él bufa.

—Licaón quiere que te lleve...

Le doy un golpe fuerte en el hombro.

— ¡No digas eso aquí!

Miro a los lados.

— ¡Podrían escucharnos Tyler!

—De acuerdo. Pero acepta —me voltea el mentón para que lo mire. —. Que debes ser protegida.

—Eso lo veremos más adelante, sube al coche.

Abro la puerta del auto negro del lobo de Tyler y me subo. En seguida arrancó hacia casa.

«No es más que una tontería » pensé.

—Tu padre quiere que te proteja, no es su culpa Riley. —rompe el silencio.

—Lo sé. ¿Pero justo a ti? Me violas con la mirada. Me siento incómoda contigo.

Voltea para mirarme.

—Yo te quiero Riley. Desde que te conocí...

— ¡Y allí va el mismo cuento! ¿No te cansas Tyler? No me gustas. Es simple.

—Pero tú sí me gustas. Y me la juego por ti, no lo niegues.

Asiento.

—Sí, lo sé. Pero debes aprender...

— ¿Aprender a no amarte? ¿Después de todos estos años?

—Yo no...

—Pero yo sí. —detiene el auto.

Siente como mi piel se estremece.

—Sigue conduciendo por favor...

Sus ojos se clavan en mí.

—Te he dicho que sigas...

Estaba a punto de acorralarme a mí misma, sus labios tocan con los míos en un beso demasiado fuerte y rápido. Su mano estaba en mi cuello y me iba acercando a su cuerpo con más rapidez. Me alejo de inmediato aunque batallo para zafarme, empujo su pecho y nos miramos vagamente.

—No soy un juguete, no puedes hacer eso cuando tú quieras —exclamo enojada.

—Necesitaba hacerlo aunque sea una vez...

Rodeo los ojos.

Cerré la puerta de mi habitación al llegar a casa. Necesitaba estar sola y pensar sobre todas las cosas que estaban ocurriendo. La nueva manada de lobos que había llegado recién. Y que uno de ellos, el misterioso lobo rabioso había matado a una víctima. Una persona. Un humano. Contando con el insolente de Tyler que sólo quería acostarse con la hija de su jefe para obtener poder y más reconocimiento por parte de la manada. Sumando a la lista a el chico de los Banehallow, Stev, quién la verdad no era tanto un dolor de cabeza a excepción de la insípida de Tarah Garroway. Con su mirada oscura que me advertía que Stev Banehallow era suyo. Su hombre. Y yo odiaba eso...

«Odiaba verlo todos los días y sentir ganas de... Ganas de todo»

Ganas de ahorcarlo y de gritarle muchas cosas. Y al final sólo perdonarlo e irme. ¡Era estúpido y lo sé! Pero Stev Banehallow quería algo de mí. ¡Y yo deseaba saber qué era!




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