Riley.
Puedo observarla desde detrás de la pared. Mi madre es alta, aunque mi padre la rebasa por unos centímetros. Lizzard está tan feliz al lado de Jordan, Dagda prepara la cena junto a Tyler. Mikasa también se ha presentado.
Soy la única fantasma aquí.
Todavía no me conoce. No me ha visto.
Pero si ella es una mujer lobo, debe haberme olido ya.
No tengo parecidos a ella. De hecho, no le encuentro mis ojos o mi cabello entre sus facciones.
Doy un paso adelante. Ni siquiera estoy segura de estar vestida para la ocasión. Acabo de salir del gimnasio, y al llegar a la ducha, me puse la pijama.
—Riley —habla mi padre entusiasmado.
Ella voltea, mi madre me mira. Mi madre está mirándome.
Lizzard me confesó que después del parto ella no quiso ni mirarme. No me quería. Y ahora, dudo que lo haga.
—Ven, acércate —me alienta mi padre.
Guardo las manos en los bolsillos de mi chamarra gris, y me acerco con inseguridad.
No sé si debo abrazarla, o si sólo tratarla como un invitado más. Papá ha sido discreto. Nunca conocí a ninguna novia, él decía que el único amor que sentía era por sus hijas.
—Hola, Riley —sonríe. Su voz suena como cuando le hablas a una niña chiquita de cinco años que debes tratar bien si quieres 'echarte' a su padre.
No saludo. No siento que deba hacerlo.
Si antes decían que el odio no nace de tu corazón, el mío sí. Y sólo porque ella no me quiso desde el principio.
Desvío la mirada, y me acerco a Tyler, quien está en la cocina preparando la cena.
Le quito la botella de pimienta y lo abrazo con fuerza. Si algo necesito, es eso. Que alguien me diga que me quiere. O que tan solo me abrace y guarde silencio.
Sus brazos me rodean, y recuesta su cabeza al lado de la mía.
Nadie dijo que tenía que saludar a alguien que no me quiere. Yo no seré hipócrita.
—Necesito salir de aquí —le susurro—. Tengo que ver a Stev.
—Gradius dijo que se marcharían. Nadie sabe si ya lo hicieron.
—Gradius me vale un comino. Tengo que ver a Stev antes de que lo lleven a su condena.
—Es tu madre... -vacila al separarme. Ve las pequeñas gotas sobre mis ojos.
—Es mi novio -me limpio las lágrimas.
~••••~
Corro a toda velocidad hacia casa de Stev. Me escondo entre los arbustos. Lo veo. Está solo.
Estoy en mi forma animal, dispuesta a todo si es necesario. El porche está abierto, Lazary y Mantis están ayudando a subir las maletas y cajas en la camioneta blanca de los Banehallow.
Diviso la todo terreno de Zev, pero él no está. Sólo se encuentra un Stev recargado y observando la media luna.
De alguna forma tiene que subir a su habitación.
Diviso la ventana, la luz esta apagada. Pero son licántropos, escucharan y olerán que estoy cerca.
Aunque nunca me ha importado que lo hagan.
Me vuelvo en mi forma humana, y escalo desnuda con rapidez hasta la habitación de Stev. Atravieso el balcón y suspiro cuando mis pies tocan el suelo.
Distingo desde la ventana al chico recargado sobre la camioneta.
Ahora debo atraer su atención.
Tomo su lámpara y la lanzo contra la camioneta. Me vale un comino si alguno de sus hermanitos lo escucha.
Se cubre la cabeza, se separa de la camioneta y ve la lámpara destrozada. Observa hacia la ventana, y me escondo detrás de la pared.
Sonrisa victoriosa. El lobo ha caído.
Descubro su cama, y me envuelvo en la sábana. Enciende la luz y me ve de pie junto a la ventana.
Trago duro.
¿Debería de decir hola?
—Hola —musito nerviosa. Nunca lo había estado tanto.
—Hola —dice con sequedad.
—La Pola —digo algo sin sentido. —y... Y Alejo... Ellos...
Ni siquiera sé lo que digo. «Hablar de tus series favoritas no es algo de lo que se deba hacer cuando es la última vez que ves a alguien.»
—Ella estaba enojada y él se quemó la... la mano para ir a verla por última vez. —me acerco un poco—. La amaba con todo su corazón. Fue a su celda, y lo hicieron.
Suspiro profundo.
—Luego los asesinaron a los dos. —finalizo.
Stev me mira sin expresión. Su mismos ojos y esa mirada profunda.
—No sé de qué... —comienza.
—No te vayas —sollozo con las lágrimas sobre los ojos.
Lo solté. Lo confieso. No quiero que se vaya.
—Siempre dices que te vas —suelto una bocanada de aire.
—Esta vez hablan en serio, Riley. El consejo no mient....
—A la mierda con el consejo yo te amo Stev —me abalanzo sobre su regazo, lo tomo por el cuello y lo abrazo fuerte. Mis lágrimas están contra su sudadera azul.
Sus brazos me sostienen con mucha fuerza, y su rostro está sobre mi hombro.
Me separo unos momentos, y el chico ve mis lágrimas sobre mi rostro. Nunca había llorado por alguien. Nunca me había sentido tan así.
—No puedes solo irte y... Y dejarme aquí —sus roces limpian mis lágrimas—. Sé que Resh y Tarah nos hicieron mucho daño. Inclusive tu familia.
—Asesiné a Dragonik —se lamenta con dureza.
—Lo sé —suspira—. Mikasa me odia por eso. Te odia por eso. Pero tengo a mi familia conmigo.
—Yo no soy tu familia Riley. —frunce el cejo—. Dragonik era como tu segundo padre...
—Asesinaremos al maldito engendro del mal —replico—. Y te juro que golpearé a Tarah Garroway viendo la cara de Tyler encima. Pero no necesitas... Irte...
Editado: 22.07.2018