El ambiente en estos momentos era sofocante. Sentía algo quemando mi garganta e impidiéndome el respirar con normalidad. La tensión de la atmósfera provocaba que mis nervios se incrementaran, junto con las incesantes miradas que los Ivanov intercambiaban entre sí. Contrario a ellos Sergei se mantenía sereno, restándole importancia a las miradas de odio que sus hermanos le dirigían, era como si él hubiese estado acostumbrado a ello y ahora ya no le importara más.
La familia Ivanov era todo un enigma, ya estaba dividida, no hacía falta un enemigo que los desuniera porque ellos ya se encontraban en guerra con sus propios hermanos, una guerra que tanto Sergei como Agnes, trataban de impedir que sucediera con sus hijos.
– ¿Tienes alguna idea del porqué de este revuelo tan repentino?
Las miradas de todos se centraron en Frederick Ivanov, quien había sido el encargado de romper aquel silencio amordazante, dirigiendo aquella pregunta a Sergei.
– El Darkens acaba de incendiarse hace a penas unas horas y nosotros estamos aquí, confundidos y de brazos cruzados en lugar de ponernos a investigar la causa del incendio.
– Frederick tiene razón, el incendio pudo ser causado por los desterrados. Primero fue la mansión, ahora el Darkens, ¿después que sigue? Tienes que actuar Sergei, no puedes mantenerte de espectador cuando el hogar donde crecimos fue reducido a cenizas – manifestó Alexa Ivanov, que hasta el momento se había mantenido al margen de toda la situación. Siempre había pensado que el conflicto solo era entre Frederick y Sergei, pero al parecer ninguno de los Ivanov presentes, con la excepción de Margo; estaba en total acuerdo con Sergei.
– ¿Qué debería hacer? Ya no estoy en el puesto ahora – se excusó Sergei encogiéndose de hombros en señal de despreocupación, un aspecto que Leander heredo de él, aquella confianza excesiva que irritaba a cualquiera.
– Por supuesto que no lo estas, porque permitiste que tus hijos hicieran lo que quisieran y ahora todo lo que la familia Ivanov había construido desde la primera generación, se esta cayendo a pedazos.
Concluyó su discurso mirando con enojo a Agnes, quien no hizo más que bajar la cabeza ante su mirada, acción que Sergei no tardo en notar, colocándose al lado de su esposa mientras sostenía su barbilla suavemente para que mantuviera su rostro arriba y no lo bajara.
– Tal vez cometimos muchos pecados en el pasado y debemos pagar por ellos – expuso sin mirarlos.
La conversación terminó ahí. Ninguno se atrevió a decir nada más, dejando el silencio que antes reinaba entre nosotros.
Me giré hacia los escalones cuando escuché el sonido de unos pasos subiendo. Sonreí al mirar que era Leander.
– Supongo que ellos ya están listos – se burló en un susurro y con un leve asentimiento de cabeza señalo a sus tíos, quienes se encontraban impacientes a lo que sucedería y con la tensión presente en el ambiente.
– ¿Donde te habías metido? – pregunté cambiando la conversación.
– Estaba hablando con Zev, esto se volverá un caos en un par de horas y quiero asegurar la vida de mi hermano. Le dije que trajera unos guardias y por fortuna acepto, están en la entrada para protegerlo en todo momento.
– Eso es lo mejor.
Las comisuras de sus labios se extendieron en una sonrisa encantadora y burlona al mismo tiempo, sonrisa que me había hecho olvidar las palabras de aquella mujer. No había forma de que Leander me dejara y se fuera, él no podría hacerlo, podía verlo en sus ojos, aquellos orbes azulados que solo brillaban cuando están a mi lado.
– ¿Qué hay con esa sonrisa?, ¿Acaso estar con Yerik te contagió la locura?
Reí suavemente por su comentario, no quería que nadie nos escuchara reír en un momento tan serio como este.
– Solo se me vino algo a la mente, no es importante.
Él negó con la cabeza en manera de broma, sostuvo mi mano entre las suyas y nos acercamos hacia las barandillas, el espectáculo estaba por comenzar.
Jasha se encontraba de pie sobre el enorme salón de boxeo. Las paredes se encontraban humedecidas por la lluvia que había azotado en la noche, la pintura amarillenta del lugar parecía deslavarse por causa de la humedad. Habían preparado el lugar para la ocasión, el ring había sido dejado en una esquina, junto con los sacos de box y las otras maquinas de ejercicio que se encontraban anteriormente en el Break. Había sido ordenado de esa forma para que la cantidad de personas que vinieran, pudiesen entrar.
Todos se encontraban de pie al rededor de Jasha ya que el único lugar que tenía asientos era la parte de arriba, donde solo la familia Ivanov había subido.
– Estimados invitados, se que se preguntaran el motivo de esta repentina reunión, en especial nuestra entrañable familia, la familia más poderosa de todo Moscú, la que tiene la mayor parte de todo el dinero del país, realmente es muy especial para todos nosotros que se hayan tomado el tiempo de venir por solicitud de sus súbditos.
Los rostros serenos de los tres Ivanov que no sabían nada al respecto, se habían arrugado en uno de completa confusión, incluso vi el terror reflejarse en sus ojos.
– ¿Qué significa eso?, ¿A qué se refiere que a solicitud de todos? – pregunto Adrey desesperado a Sergei. Se acerco a su hermano para pedir respuestas, al igual que los demás.
– ¿Qué debería saber yo? Estoy igual que confundido que ustedes – respondió Sergei fingiendo desconocer la causa del revuelo.
– Pero esta invitación solo fue para anunciarles algo, porque no debe haber secretos entre nosotros – expuso Jasha con burla, estaba disfrutando cada una de sus palabras y su rostro sonriente lo delataba. – Querida familia Ivanov, este es el fin de su reinado.
Finalizó alzando sus brazos con sorna. Sus labios se habían estirado en una sonrisa completamente sádica mientras que sus ojos brillaban por la emoción que sentía en ese momento, por el placer que le causaba destruir todo el sistema opresor que los Ivanov habían sembrado en ellos.
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Editado: 14.02.2022