La Novia del Billonario (#1)

Capítulo 1: El Comienzo de Todo

NARRADOR OMNISCIENTE

En la ciudad de Los Ángeles...

-¿Estás saliendo con alguien por el momento? ¿Hay alguna chica especial en tu vida?- preguntó el señor Hilmer Kane, un señor ya de la tercera edad a su hijo... El gran Henry Kane.

-No padre, por ahora me estoy enfocando en la empresa. Quiero que superemos a Battle Enterprises. Estar en el segundo puesto nunca me ha gustado. Es una mierda.- el joven y exitoso empresario se cruzó de brazos viendo seriamente a su padre. Quien a los ojos de su padre parecía su niño caprichoso.

-¿Y qué pasó con Abigail?- le preguntó recordando a la guapa chica de  cabello rubio y un hermoso cuerpo que salía con su hijo meses atrás.-Es una joven muy bonita.

-Eso quedó en el pasado.- contestó seco. Olvidar a sus viejas conquistas siempre había sido lo mejor para él.

-¿Y Janeth? o ¿Brittany?-le siguió preguntando los nombres de las chicas que recordaba. Pero todas ya habían sido olvidadas por Henry.

Solamente faltó  que mencionara a Amy. Aunque la verdad, nadie sabía de ella. La única mujer de la que Henry se había enamorado y ella terminó rompiéndole el corazón. La verdad, fue algo mutuo.

-Deja de presionarme, papá.-sobó sus sienes con sus dedos. Tener a su padre hablándole sobre mujeres que ni siquiera habían sido tan importantes para él era realmente estresante. Demasiado estresante. Lo más importante para Henry era el trabajo, no las mujeres con las que alguna vez se había acostado. Tampoco quería recordarla a ella específicamente. Era difícil poder olvidarla.

-Lo dejaré de hacer hasta cuando empieces a pensar en tu futuro. Así exactamente como está, terminarás teniendo el imperio que construí yo mismo.

-¿De qué hablas?

-Pues..., querido hijo, si no llegas a tener un hijo, no vas a tener a nadie que heredé la compañía.

-Siempre podremos pasarle la empresa a Andrew. ¿Acaso no es como un hijo para ti?- y si que lo era. Andrew Scotts era como un hijo para el viejo señor Kane, pero solo era su sobrino y el primo de Henry.

-¿Pero y a ti qué te pasa, muchacho?-le preguntó enojado. Pensaba que su propio y único hijo no quería hacerse cargo de la empresa. ¿Era eso en serio? ¿Tanto esfuerzo para que su hijo quiera pasarle la empresa a su sobrino?

-Ya párale a todo esto, papá, no voy a casarme por un simple capricho tuyo. ¿Por qué tendría que hacerlo? Todas las chicas están demasiado fascinadas con mi maldita billetera como para siquiera molestarse en conocerme un poco. Y lo último que necesito es casarme con una de ellas. También agregarle que todos los hombres que conozco están divorciados o solteros. Gracias a eso no creo en esa tontería del amor. Las relaciones amorosas siempre se desmoronan. Siempre.-Enfatizó lo último.

-Yo encontré la felicidad con tu madre, Henry.-se excusó.

-Lo se, papá, pero ella es una mujer diferente. Y si yo encontrara a una chica así, probablemente no le gustaría alguien como yo. Eso lo aprendí por las malas en la secundaria.

-Puras tonterías las que dices. Te advierto que no las voy a tolerar, Henry Kane.- lo señaló viéndolo serio.- Necesitas un empujoncito a la dirección correcta, así que escucha bien que este es el trato.- se quedó callado un momento pensando en cómo haría para que todo saliera como él lo quería desde un comienzo.- Si no te llegas a comprometer en las próximas tres semanas veras que llevaré esta compañía a la ruina. Y me refiero a la bancarrota completa. Eso sería fenomenal, ¿no es así? Tú al mando exactamente cuando la compañía esté completamente perdida.

-¿Y cómo harías eso? No te creo capaz.

-No lo sé, pero quiero que sepas que haré todo lo que pueda y que soy capaz de hacer cualquier cosa.

-Me estás engañando, ¿verdad?- sonrió. Esto es una puta broma de mal gusto.

-Oh, ya verás hijo.

-No podrías hacer eso y peor intentarlo.-le dijo con un poco de preocupación en su voz. Pero solo se limitó a pensar que su padre no lo haría en serio.

-Subestimas mi determinación, Henry. Todos estos años he jugado bien... pero también sé muy bien jugar sucio. Hace poco me has dicho sobre que odias ser el segundón, ¿no es así? ¿Cómo te sentirías al heredar la peor compañía de todo el mercado?- preguntó y el castaño se quedó callado y todo rastro de sonrisa se borró de su rostro- Créeme, hijo, no tengo miedo alguno a renunciar a esta compañía, pero si eso es lo que se necesita para poder hacerte ver bien las cosas, lo haré. Y ahora, si no me equivoco, tenemos una reunión a la cual asistir. Apresuremonos.

-Claro, papá.- apretó sus puños a sus costados y le sonrió falsamente a su padre. No se lo podía creer. ¿Su padre realmente le haría eso?

-Vaya eso ha sido muy interesante.- murmuró para sí misma, una pelirroja al otro lado de la puerta. Al parecer los Kane están un poco problemáticos.

***

Y ahí estaba ella... Lucia Gates, o más conocida como ''Lucy'' por sus pocos y únicos conocidos. Una simple, pero linda castaña de ojos grises en la biblioteca de su universidad con su aspecto arreglado, como siempre... sin ni siquiera tener la mínima idea de que su vida estaba a punto de voltearse ese mismo día.

 




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