La Novia del Billonario (#1)

Capítulo 38: Razones

Esperaba que Henry no se hubiera dado cuenta de la manera en cómo mi cuerpo se tensó sobre el suyo en cuanto pronunció aquellas palabras.

-No lo recordaba. Todo pasó tan… rápido.

-El tiempo pasa volando cuando te diviertes, ¿no es así?-deslizó con delicadeza sus manos sobre mis muslos descubiertos.

-Divertirnos, claro.-dije sin mostrar lo decepcionada que me sentían. ¿En serio todo esto solo había sido diversión para él? Yo había hasta llegado a sentir cosas por él de las cuales me negué a sentir desde un inicio y me terminaba dando cuenta que para Henry todo había sido un juego apasionado.

Ya entendía porque todos decían lo mismo. Era una incrédula.

-¿Qué dices de un último beso antes del final?-un beso antes del final. Nuestro final.

Iba a aprovechar todo el poco tiempo que me quedaba para disfrutar de sus últimas caricias, sus últimas palabras y sus últimos besos.

-¿Y qué dices sobre algo más que solo un beso?-sonreí de lado sobre su boca.

-¿Quién soy yo para decirte que no?-sonrió sobre mis labios antes de besarme con fuerza. Sus manos apretaban mis muslos haciendo que nuestras emociones se amplificaran con la pasión que sentíamos. Y yo tampoco me sentía tímida al mostrarle que quería más que sus besos o caricias sobre la piel de mis piernas. Quería que fuera más allá de solo eso. 

-¿Podemos hacer esto lo más memorable posible?-dije jadeante con mis ojos cerrados esperando su respuesta.

-Lo que tú desees, luciérnaga.-sus labios me besaron con más fuerza abriendo mi boca haciendo que su lengua empezara a jugar con la mía. 

Dejé que me tocará donde quisiera haciéndome restregarme más sobre su regazo queriendo sentir más. 

Rápidamente quité sus pantalones de pijama dejando al descubierto lo que yo quería.

-Estás impaciente, luciérnaga. Es la última vez que estamos así juntos. Hagamos que valga la pena.-quitó mi ropa con la misma desesperación que yo. 

Repartió besos por mi piel mientras desabrochaba mi sostén hasta que por fin lo hizo haciendo que jadeara con el contacto de sus labios en mis pezones.

Tiré de su cabello dejando ir mi cabeza hacia atrás disfrutando de las sensaciones que revoloteaban por mi cuerpo se extendieran más. 

Me puso debajo de su cuerpo para empezar a descender sus besos sobre mi abdomen haciéndolo sonreír cuando suspiré al sentir su aliento en el punto exacto. Quitó mi ropa interior con sus dientes haciéndome estremecerme bajo su cuerpo. 

Me abracé a él disfrutando de la conexión de nuestros cuerpos y de lo caliente que se sentía su piel sobre la mía. 

Disfrutaba cada segundo de aquello despejando los pensamientos que me decían que aquella iba a ser la última vez que estaría entre sus brazos.

Solo cerré mis ojos y lo besé poniendo cada emoción en el. 

Te odio, Henry Kane

Te admiro, Henry Kane.

Te sueño, Henry Kane.

Te deseo, Henry Kane.

Te necesito, Henry Kane.

Te quiero, Henry Kane.

Te amo, Henry Kane.

Todo lo que me había callado iba en aquel beso y en cada uno mientras que me movía al unísono con su cuerpo sobre mi.

Cuando llegamos a nuestra liberación supe que aquel apasionante interludio iba a ser algo que recordaría toda mi vida sin importar el quien.

***

Sus dedos peinaban mi cabello con delicadeza mientras yo tenía mi cabeza sobre su pecho sudoroso.

Silencio era lo único que se escuchaba y yo estaba bien con eso. Una sola palabra suya y me haría pensar en lo que pasaría después de hoy.

-Puedes que nuestra relación haya sido arreglada, luciérnaga, pero aún así recordaré todo el tiempo juntos. Todo fue asombroso. Todo gracias a ti-mi respiración se entrecortó.

Mis emociones se descontrolaban cuando estaba a su alrededor y eso no estaba bien. Levanté mi cabeza y cuando vi su perfecta cara sonreí instintivamente.

-Fue un placer hacer negocios contigo, Henry Kane.-dije neutral sabiendo que todo lo que hicimos no habían sido simples negocios para mi. Y para mi sorpresa, Henry lucía algo herido.-¿Pasa algo?

-Es solo que… Yo pensé que habías visto lo nuestro más que solo un negocio.-había visto lo nuestro mucho más que eso.

-Has sido un gran amigo… y aprecio mucho eso, Henry-tragué fuerte al ver sus ojos.

-Solo dame una razón, Lucia.-fruncí mi ceño ante la seriedad del tono de sus palabras.

-¿Razón para que?

-Para no dejarte ir.-mi corazón se detuvo para volver a latir con más rapidez. Él no podía estarme diciendo eso. 

-Henry, no…

-Solo dímelo, luciérnaga.-insistió haciéndome entender que aún así le diera un millón de razones para quedarme a su lado, también habían un millón de razones para irme. Y sabía cuáles nos convenían a ambos.

-Tu nunca vas a amarme al igual que la amas a ella.-puse mi mano en su mejilla sintiendo como mis ojos se aguaron al ver su mirada perdida en mi.-Yo nunca podré darte la felicidad que te mereces. Yo… yo no puedo amarte.-mi voz se cortó con mi leve llanto al mentirle. Nunca había sentido por nadie lo que había llegado a sentir por él... y en tan poco tiempo. Me sentía algo ilusa por ello, pero a la vez fue algo inevitable que solo me negaba.-Y menos tú a mí. Yo no soy quien para poderte dar lo que necesitas. Solo sé feliz, Henry, yo solo he sido algo pasajero para ti. Un simple empujón al camino de tu felicidad.-traté de sonreír entre mis lágrimas al verlo también a él herido por lo que decía.-No te confundas, por favor.-le di un último beso combinado con el sabor salado de mis lágrimas.-Ahora sí me lo permites, tengo que alistar mis cosas para después ir a clases.

Me levanté con cuidado sin dignarme a volver a verlo hasta que salí de su casa metiendo mis maletas en el baúl del auto de Xavier, quien se había ofrecido a llevarme a casa y luego a la universidad.

Después de tantas veces que empezaba a tratar para que no siguiera siendo alguien que no era, la Lucia de antes comenzaba a volver a su puesto cuando Henry no dijo nada para detenerme de una decisión que nos afectaba a ambos.




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