Capítulo XI
El lobo, El Dragon y el Hada
Bosque Negro / ciudad Imperial
Nathalie Wessex
Habíamos llegado al bosque negro, después de correr tanto dentro de los arbustos espinosos, fue cuando entendí que este pueblo de la niebla es aterrador, muchos seres feos viven en los confines de este siniestro sitio ocultos en las sombras y algunos se encuentran tras de ti.
desde aquí ciudad cabo de plata cabalgaríamos hasta la ciudad cristal que estaba apenas unas horas, para poder pedirle ayuda a Titania, nunca he montado en caballo estoy muy nerviosa, pero sé que Akira está muy cansado como para seguirme llevando, supongo que iré con Rufus o con George pero eso me pone aún más nerviosa, de verdad en el único en quien confió es en Edgar pero si ellos arriesgan su vida por el eso quiere decir que tal vez son muy buenos amigos y lo único que puedo hacer ahora para poder ayudarlo es confiar, aunque pueda salir herida.
Cuando llegamos hasta las caballerizas, tomaron dos caballos creo que no soy muy común ya que todos me señalan y hablan muy bajo, pero eso le molesto a Rufus, el cual no se había separado de mí, vimos como George pago con Coint de Oro algo que nunca había visto, en el mundo de los humanos el dinero es muy diferente.
Eso lo entendía, recuerdo que Edgar me dijo que en el mundo de las hadas el tiempo avanza más rápido que en el mundo de los humanos, mientras George y Rufus discutían con quien debía ir, me senté en una banca y acaricie a Akira el gran lobo que en cuestión de segundos tenía el tamaño de un pequeño gato, así que era fácil llevarlo, me estaba cansando y. La verdad tras jugar una hora de piedra papel y tijera se decidió que viajaría con George, como los caballos eran algo altos para mi altura se me hacia imposible subirme en este, Rufus me presto su ayuda aun que desee matarlo ya entiendo a Edgar cuando desea hacerlo de verdad es muy idiota, no podía subirme así que me tomo por la cintura levantándome.
George sonrió por mi comentario y me ayudo a estar más cómoda, pero se acercó mucho a mi rostro que no pude evitar sonrojarme, pero veo que eso a Rufus le molesto, tras salir de la ciudad en un descuido vi como Rufus me miraba extraño como si tratara de analizarme en cuanto a George lo veía de forma fría, estaba callada sé que me estaba haciendo la fuerte.
Mas las heridas de mi cuerpo no me dolían, lo que realmente me dolía, era mi corazón Edgar había pasado tanto tiempo al lado de Él, que ahora se me hacía difícil la vida sin que el este a mi lado, sentía un vacío terrible, era como ir al pasado antes de que Edgar llegara a mi vida.
Estaba tratando de concentrar mi magia así podría saber dónde estaba el, aunque tengo restricción para usarla por el yo haría lo que fuera, estaba distraída mirando el camino, pero sin importar a donde viera siempre Miraba solo sombras y oscuridad, estaba nerviosa y si algo peor le hacían a Edgar no podía ni siquiera pensarlo mi mente estaba jugando conmigo, pero las palabras del hechicero volvieron a mi mente esa palabra “la mujer a la que juraste amar”