Capítulo 16 Trance total.
Al llegar a la mansión me sentí inquieta, era como si estuviera traicionando a Nefilim de nuevo y no quería. Estaba cerca el anochecer, me percaté al mirar la posición del sol por la ventanilla, mi corazón saltó y mis manos resbalaron sobre el material de mi bolso; estaban sudadas. La conversación con Owen tenía que retrasarse para mañana, había alguien que era más importante en este momento, el padre de mi hijo.
—Owen, recordé que tengo cosas pendientes que no puedo posponer, mañana hablamos.
—No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy —sonrió autosuficiente.
—De verdad no puedo —Sentía mi garganta reseca y una de mis piernas se movía rápido sin poder contenerla, la sostuve disimuladamente apoyándome en ella.
Owen aparcó el coche en el interior del garage subterráneo, no había vuelto a entrar a este lugar, la última vez que lo hice fue con él. Miré la hora nerviosa, tenía que irme, le había pedido a Nefilim que viniera más temprano.
—De verdad me tengo que ir —dije desesperada.
—Tengo que contarte mi secreto...
Parecía renuente a posponer la plática y no sabía que más inventar para disuadirlo, estaba atontada.
—Será mañana —expresé y salí corriendo como una demente. Estaba por alcanzar la salida cuando alguien se interpuso en mi camino. Me detuve rápido para no impactar con su cuerpo.
—Owen, ¿qué crees que estás haciendo?, apártate de mí camino, de verdad necesito irme.
Mi voz se oyó como una lamentable súplica, que patética era; pero realmente no quería que Nefilim experimentara el terrible dolor que se siente al saber que la persona que amas, y que crees absolutamente tuya, ha estado con alguien más.
—Es hora de que conozcas la verdad... —insistió tenaz. Por lo visto no se iba a dar por vencido.
—Sé qué es importante para tí, pero no es buen momento —objeté. Estaba impaciente y asustada, Nefilim no debía saber sobre Owen; aunque él me había traicionado no era igual: Mientras Nefilim lo hizo de forma inconsciente, yo estaba muy consciente; no tenía justificación.
—Mírame, Layla; y prométeme que lo que pasará a continuación..., lo vaz a tomar con calma.
«Calma», ¡dijo?; yo estaba hecha un manojo de nervios, nada podía calmarme en este momento, o quizás sí: que se apartara de mi camino y me dejara ir tranquila sin seguirme. Pensé en esquivarlo y salir corriendo nuevamente; sin embargo Owen era demasiado rápido, me había dado cuenta. Lo miré impaciente, con ganas de gritarle que me dejara en paz; pero lo que sucedió a continuación nunca lo esperé.
Me quedé de piedra cuando lo ví aumentar de tamaño y de volumen, se fue transformando ante mis ojos incrédulos, hasta quedar exactamente igual a Nefilim; pero no al último Nefilim más humanoide al que estaba acostumbrada, sino al primero que conocí: con cuernos, garras y grandes colmillos.
—¿Nefilim? —pregunté con un hilo de voz, dudaba de mi cordura.
—Soy yo, rockera; soy Owen y tu Nefilim —aseguró con voz sombría y gruesa. Era la voz peculiar a la que estaba acostumbrada, la misma que solo podía escuchar en las noches. Sus cuernos, garras y colmillos se redujeron hasta desaparecer por completo mientras hablaba.
—Nefilim..., Owen... —decir que estaba impactada no describía la magnitud de mi estado. Estaba en un trance total, no podía creer que ambos fueran uno—. ¿Esto está pasando?
—Claro qué sí, tonta —expresó con afecto, tratando de hacer que reaccionara.
—¡Pero no puede ser...! —me llevé ambas manos a la cabeza.
—¿Por qué no? —respondió o más bien preguntó. Yo estaba demasiado perturbada para pensar con claridad o coerencia.
—Owen, ¿en serio...?
Seguía traumada, impactada, aturdida..., todo me daba vueltas. Trastabillé.
—¡Rockera! —Nefilim me sujetó antes de caer al suelo.
Era incapaz de salir de mi estado de desvarío y confusión.
—¿Por qué me engañaste? —pregunté sin fuerzas.
—No fue a propósito, tuve mis razones —respondió.
Miré a Nefilim y me percaté del parecido físico con Owen, fuí una gran idiota al no darme cuenta antes. ¡Claro qué eran la misma persona! Era tan obvio en este momento.
—¿Nuestro hijo puede ser humano de día? —pregunté de repente. Tras el descubrimiento de la verdad podía haber pensado en muchas otras cosas, sin embargo mi hijo fue lo primero. Me asaltó la duda.Tuve la alucinante idea de que pudiéramos salir como una familia normal bajo la luz del sol.
—No exactamente, es demasiado grande...
—No es normal... —sentía mi boca pastosa y la saliva espesa.
—No. Es un bebé gigante, por ese motivo no te dejaba verlo de día; tenía que contarte primero la verdad.
El rayo de luz que había alumbrado mi corazón se apagó de pronto, se me formó un nudo en la garganta y sentí unos deseos irreprimibles de llorar.
—Entiendo, pero mañana quiero verlo —. Igual seguiría siendo mi adorado bebé, mi dolor no era por mí exactamente, no tenía ningún problema conque fuera distinto; pero me dolía que tuviera que esconderse, sería una niñez muy difícil para mi pequeño.
—De acuerdo.
Alzó el vuelo llevándome en sus brazos y se metió por una gran apertura que se abrió en el techo, voló por una especie de túnel laberíntico y salió a una estancia que jamás había visto. Su vuelo rápido y zigzagueante provocó una sensación de cosquilleo en mi estómago que persistió aún cuando se detuvo. Dejó que me pusiera de pie sin soltarme del todo, creo que intuyó que estaba mareada. Miré en derredor, la construcción era muy distinta a las plantas inferiores y era mucho más espaciosa. Me sorprendió el amplio espacio circular del centro, miré hacia arriba, la altura era impresionante, podía ver el cielo a través de la cúpula, era increíblemente hermoso.
—Esta es la tercera planta —respondió a la pregunta que no llegué a formular, por lo impresionada que estaba.
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Editado: 02.07.2022