Y aquí estoy, arrodillado
mirando cuántos son,
la verdad, miro y son uno dos, tres, cuatro o hasta mas,
para ser sincero ya he perdido la cuenta
Pero nada de eso importa ya,
puesto que hay un dama de negro que mira con nostálgico,
que me extiende los brazos y me dice,
hijo descansa no escuches aquellas notas que distorsionan el sonido
solo céntrate en mí voz que te llevará a las más hermosas sinfonías para puedas descansar en paz