"No lo recuerdo, no lo recuerdo", repetía para sí misma. Ese día también había venido el Doctor Smith, preguntando por su tío. Siempre hacía demasiadas preguntas. Ella le dijo que no sabía nada, pero quizá Eso sí lo sabía.
- ¡Qué fastidio! Exclamó.
Eso la miro desde afuera.
Antes le gustaba salir a pasear para no quedarse sola con Eso, porque a pesar de hablarle nunca respondía. A veces le gritaba, pero solo sonreía. Lo veía desde temprano, pero todo sería mejor si Eso hablara.
A veces, cuando giraba la cabeza muy pero muy rápido, alcanzaba a ver a Eso en su reflejo. ¿Era ella la única que podía verlo? Le gustaba pensar que Eso era diferente, alguien con quien podía hablar de todo y de todos. Se sentía poderosa.
Eso jugaba de una manera especial, aunque no sabía si él también jugaba. La primera vez que Eso intentó alejarlo, a Eso le dolio más. Era tan oscuro al tacto. Después intentó hacerle cosquillas, morder, arañar, pero no funcionó. Intentó muchas cosas.
Ahora, intenta ver si Eso sangra, aún lo intenta en el espejo. En su décimo intento, finalmente logró ver sangre, hacer que él sangre. Pero sospecha que Eso hizo trampa, ya que su sangre era tan normal. Incluso parecía ver a su tío en ella.
- ¡Qué loco! Pensó para sí misma.
¿Qué hacía su tío allí? Solo había salido un momento de casa, para que Eso tomara la guardia.
Mi tio esta desaparecido.
Moraleja: No juegues con Eso.