Cai tomó el termo de la mochila y lo transformó en una pequeña espada
– Sophie, James, permítanme sus termos
– Claro – respondió la chica, que poco a poco fue recobrando energía
– Dale, con confianza — contestó el hechicero
Con ellos el chico moldeó el metal de los termos transformándolos en dos escudos
– Sophie, ¿Cómo estás? — preguntó James
– Al inicio estaba cansada, pero luego el agua absorbida me dio vitalidad
– Perfecto — intervino Cai — toma un escudo.
– Gracias ¡Vamos a por ellos!
– Espera Sophie. James, ¿Sabes eliminar conjuros?
– Sí, ya te entendí – respondió el hechicero – Esos cactus no eran móviles desde el inicio.
– Bien pensado Cai – declaró Sophie – Entonces señal a la cuenta de 3
– 1 2 ¡3!
Cai y Sophie fueron al ataque, protegiéndose de las espinas y de los ataques de los cactus. Mientras que James pronunció lo siguiente
"Verdor del desierto, no son herramientas ni títeres, las libro de aquel quien corrompe su voluntad para que la calma sea bienvenida a sus raíces"
Al terminar el conjuro los cactus dejaron de moverse. Pasado unos minutos el grupo A apareció
– ¡Chicos! — gritó June, quien venía con su equipo
– ¡Mi hermana! Porfin estamos juntos de nuevo
Los mellizos hicieron un saludo fraternal
– Que bueno que estén bien – Luke le dijo a Sophie
– Pues sí, los tres funcionamos como un buen equipo – declaró la chica
- ¡Cai! Wow sí que se las saben arreglar – exclamó Gack
- Y tú también, veo que no has estado en problemas – respondió el niño
- Masomenos – dijo el duende entre risas
- Chicos, ya se va a oscurecer – interrumpió Luke – Busquemos un lugar donde comer y dormir. Los chicos encontraron un buen lugar: Un pequeño oasis oculto entre las dunas
- Agua – sonrió Sophie levemente
Grupo C
- ¡Qué incómodo es este bolso! Pensé que este DET solo iba a ser mano a mano con los participantes – Camy se dirigió a Raimond.
- ¡Qué bueno princesa! Así te tendremos de vigilancia toda la noche – contestó Joyce
- Ja-ja qué graciosa la muerta - respondió Camy
Chicas basta – Raimond puso sus manos entre ambas mujeres
- Camy, toma – le entregó una pócima – Es un relajante, con esto dormirás mejor
– Tramposo, igual gracias.
– Te la debo ¿Fuiste quién creó el oasis cierto?
- Una pequeña demostración de mis habilidades – la chica tomó la poción. Esto sabe bueno.
- ¿Conoces a los participantes de las empresas? – preguntó el chico del pañuelo
– A mí sí me conocen, yo conozco a muy pocos.
Joyce torció la mirada
– Esta mi preciosa Yuri, el guapísimo de Darius
– Ya ¿Quién más?
– A ti y a ella. Wow, la verdad me está dando algo de sueño.
– Joyce, ¿Puedes vigilar primero? Camy descansará y sé que si las dejo juntas se van a matar.
– Ok Rai. A mí la noche me dio un poco más de fuerza.
────────────────────
- ¿Crees que es buena idea avanzar de noche? – preguntó Yuri
- Sí, no estamos tan lejos de la meta – contestó Darius mirando su mapa electrónico – Ya volvió a funcionar el mapa
- Bueno, también estaremos alerta a los ataques nocturnos – agregó la chica de cuernos
- Si están cansadas avisen – dijo Darius
- Yo sí – se quejó Dalia
- Entonces mientras buscamos un lugar para descansar te ayudo. Darius levantó un poco a Dalia con su mente.
- Wow! ¡Qué genial!
- Camy estaría celosa – mencionó Yuri entre risas
- ¿Qué dijiste? – preguntó Darius. Olvídalo ¿Sientes el viento venir más fuerte?
- Sí, vámonos.
Vieron a lo lejos que tornados de arena se avecinaban. Yuri tomó a Darius y él a Dalia. La joven esquivaba los tornados como podía, sin embargo la chica veloz perdió el equilibrio ante una duna y resbalaron cayendo en un precipicio. El chico de cabellos rubios amortiguó como pudo la caída de Yuri con sus poderes mentales, pero no fue suficiente ya que los tres terminaron enterrados en la arena.
Pasaron algunas horas...
- ¿Chicos? ¿Están allí? – preguntó Yuri con una voz pesada mientras se ponía de pie con dificultad
- Sí, estoy cerca tuyo – comentó Darius mientras se levantaba – Por eso no es ideal correr muy rápido y sin dirección en el desierto. La arena no es muy estable
- De nada – respondió Yuri.
- Chicos no veo nada – dijo Dalia mientras caminaba lento con los brazos al frente – Siento algo suave. Esto no es arena.
Darius palpó entre su maleta y encendió la linterna.
La cara de Darius se tornó seria. Yuri estaba pálida y Dalia se cubría la boca para no gritar.