Julián
No puedo creer lo que eh echo, ¡Ostia puta!
Quedo totalmente paralizado y un golpe de adrenalina me sube por el cuerpo, la sensación de vertigo inunda mi estómago.
-¡Eh tío! ¡joder! ¡baja la velocidad que os vamos a tumbar!- grito nervioso.
-¡¿Estás loco?! ¡Tenemos que salir de acá como sea!- Alan me responde a los gritos, y no dudo que este tío este más acojonado que yo de lo sucedido.
-¡Alan, guardá el auto adentro del galpón! ¡Haceme caso con lo que te digo!- dice Dylan, a la vez que se agarra fuerte del posabrazo del asiento del acompañante.
-¡Pero si le sacamos la patente!- exclama Alan en voz alta mientras maneja a toda velocidad, este tío es el puto amo de la velocidad.
-¡¿No me escuchaste boludo!? ¡Metelo adentro del galpón, yo mañana le explico a Quique!
-¡Bueno, dale, fue! – exclama Alan ya resignado.
-Quique… ¿el cabrón de la distribuidora de mitad de cuadra de tu casa?
-Si.- Afirma Dylan.
-¿Y que os vas a decir?- pregunto curioso, a ver, a ver, a ver, este chaval va a meter el carro en un galpón que no es de él... el problema es que es un carro que seguro la poli estará buscando.
-¡Yo que sé, alguna pelotudez! No es la primera vez que metemos el auto ahí dentro!
Puedo ver como luces azules titilando me atrapan, volteo a ver.
-¡Jodeeeer! ¡Que nos sigue la poli!- grito acojonado.
-¡Hijos de puta! ¡Acelera Alan! ¡Acelera!- grita Dylan nervioso.
-¡Pará! ¡Si acelero mas lo voy a hacer mierda!- grita Alan muy concentrado y enojado a la vez.
-Los tenemos a tres cuadras, ya casi llegamos tío, tranquilo!- Alan dobla a la derecha de manera muy bruta y sube la vereda dejando acomodado el auto para meterlo dentro del galpón. Bajamos rápidamente e intentamos subir la puerta que en realidad es corrediza y abre hacia arriba, pero se puede abrir a la fuerza, no es fácil pero vamos a por ello.
-¡Dale dale dale! ¡rápido! – grita Alan nervioso mientras golpea el volante.
Logramos abrir la puerta y mientras la tenemos haciendo un gran esfuerzo, Alan acelera y una vez adentro dejamos caer la puerta.
Una hora antes...
Julián
-¡Que suerte que ya nos estamos yendo de ese restaurante! ¡no me gusta cuando se llena de tanta gente!- dice de manera que me empieza a parecer una tía odiosa. Me aprieta la mano y empezamos a caminar por el puente.
-Si, necesitaba estirar las piernas- le digo y puedo ver un auto que me hace seña de luces seguidas veces, esos deben de ser los tíos que han venido a por mi. Lo bueno es que como hace tanto frío, directamente no hay gente aquí.
Llegamos a la mitad del puente y frenamos mirando el agua, hay muy poca luz y me favorece bastante este sitio. Se pone nerviosa y empieza a buscar algo en su cartera, luego coge su móvil.
-Lo siento, necesito hablar con mi hermano, me dijo que pasaría en un rato por acá- ¿su hermano? ¿Tiene hermano? ¿Por qué pasaría a ésta hora? ¡joder! Marca en el móvil y comienza a llamar.
-¡Félix!- ahh con que el gilipollas de Félix, ya lo sé Lorena, el no es tu hermano…- ¿Dónde nos esperás? Ahh perfecto- cuelga la llamada.
-Asi que… ¿tienes un hermano?- le pregunto haciéndome el tonto.
-¡Pensé que te había dicho! ¡viene a saludar! Cómo estuve ocupada todo el día, pensé que no te molestaría…
-No, claro que no, mientras lo esperamos…- me acerco y toco su cabello y luego acaricio su mejilla- ¿por qué no aprovechamos el momento?- roso su labio con mi dedo y le doy un buen beso de despedida, adiós Lorenita mía, perdón por todo ésto joder, te quiero, te quise mucho, no te olvidaré.
- Mira la luna, date la vuelta- Me obedece y queda del lado de la baranda y yo detrás de ella, onda ¿Titanic? la abrazo por la espalda- es tan bonita como tú – le beso la mejilla y en ese preciso momento le tapo la boca y la nariz con fuerza a modo de asfixiarla y no dejarla respirar, ella intenta gritar pero nadie absolutamente nadie nos ve, la levanto en mis brazos y la dejó caer en el agua, la veo pedir ayuda mientras mueve sus brazos tratando de salir a flote, eso no lo hace una persona que sabe defenderse en el agua, tengo suerte.
Se comienza a ahogar, me asusto y camino hacia atrás agarrándome la cabeza, siento un tirón en mi blusa, es Dylan.
-¡Vamos Julián! ¡CORRE!- me grita.
Una hora después...
Dylan
Estamos a oscuras, se escucha la sirena de la policía como si se estuviera yendo lejos. Alumbro con mi celular a los chicos.
-Alan, lo mejor es dejar el auto ésta noche acá- susurro y el asiente.
Camino hacia la puerta y ellos me siguen, el silencio nos acompaña. Intentamos abrir la puerta del galpón, una vez logrado recuerdo toda la situación y me imagino lo que puede estar pasando en casa. Luego de que Julián haya arrojado al río a Lorena, puedo ver cómo la "Unidad N° 1"se acerca y frena de golpe al ver a Julián mirar hacia abajo, en ese momento salgo corriendo rápidamente del auto y lo bajo a tierra diciéndole que nos tenemos que ir.
Los de la unidad llegaron justo después de que Julián haya asesinado a Lorena, ¡Lo sé! ¡Suena horrible pensar que Julián la asesinó! Julián realmente me sorprendio, es un pibe que no tiene maldad.
Los de la unidad vieron a Julián sólo, ellos nos vieron salir corriendo…¿Les habrá llamado la atención ver a Julián sólo y mirando hacia abajo? Creo que les llamó aún más la atención vernos correr luego.
Seguro se dieron cuenta, o quizás no, pero con todo el mapa de rastreo que tienen... ellos seguramente saben todo, quizás solo sospechan y no saben que hacer y están como pelotudos buscando a Lorena o la están llamando a su celular ¡Mierda! ¡Su celular!
Me doy media vuelta y miro fijamente a Julián.
-¿Qué hiciste con su celular?- Me mira sorprendido y no contesta. Suena un celular y los tres nos miramos, así, a oscuras. Julián corre al auto y abre la puerta trasera, sale con el celular en la mano.
Nos muestra el celular que lo tiene en la mano y nos mira a ambos.