— mira quién se dignó a regresar — levantó el rostro de mi tostada y observó a Salvatore con señor bigotes en sus brazos, sonrió al ver a mi gato adorado.
— creo ya se le pasó el romanticismo con la gata de la vecina — suspiró y llevó la tostada a mi boca.
— yo te llevaré al trabajo — suspiro y niego.
— no, tú estás con las remodelaciones del restaurante. No te preocupes Salvatore — me pongo de pie, tomó mi saco y me lo pongo mientras lanzó un beso en el aire a Salvatore y Señor bigotes.
Horas más tarde.
— César — él sonríe y se sienta frente a mi — ¿Cómo estás?
— bien gracias a Dios, necesito de tu ayuda — enarco una ceja — es que deseo hacerle unos cambios al Eleganza y pensé en ti, pensaba que si aceptabas podiamos viajar mañana sábado.
Asiento, necesitaba una distracción y quizás un cambio. César sin saber que iba a pedirle ayuda, habia acudido a mi.
— ¿Tú hotel está en Capri?— César asiente — me parece que viajemos mañana.
— ¿En serio?
— si, me caerá de maravilla está visita a tu hotel, honestamente no sé por que deseas hacer cambios, es un lugar muy bonito. Estuve viendo fotos.
— lo es, algo campestre pero deseo que lo veas desde tu punto de vista como huésped.
— me parece bien — desvío la mirada hacia la oficina de León, iba a ser hora de almuerzo y él no habia aparecido por ningún lado.
— gracias Fiorella — César se pone de pie y camina hacia mi, asi que lo imitó para recibir sus dos besos en las mejillas.
Cuándo me quede sola, cerré los ojos porque habia decidido que me iria, ya no podia trabajar con León.
León
— ¿Qué haces? — Renzo enarca una ceja al verme servir una copa.
— pensé era obvio — llevó la copa a mis labios y doy un sólo trago, el liquido recorre mi garganta y siento el calor de la bebida.
— yo creia que eras un poco inteligente — pongo la copa con fuerza en la mesa, clavó mi mirada en Renzo.
— ahora es prohibido beber.
— no te lo prohibo León, sólo que me sorprende que pierdas tu tiempo en la bebida, ¿Me citaste para verte cómo tragas alcohol?
— no, te llamé por que necesito que visites a Fiorella, que la revises si todo está bien con mi hijo — Renzo frunce el ceño.
— ¿Paso algo? ¿Por que no la llevas a la clínica?
— no sé lo que paso Renzo, ella se marchó de la clinica sin explicación alguna, se ha negado a hablar conmigo.
— supongo que deseas la revise y al mismo tiempo le pregunté.
— muy inteligente primo — me sirvo otro trago.
Al dia siguiente
— Hola — escuchó la voz de Lana al otro lado de la línea.
— ¿dónde está César? — Lana se queda en silencio un momento.
— en su hotel, se fue ayer sábado — escuché silencio al otro lado de la linea — ¿pasa algo?
— te dejó sola.— declaró furioso.
— estamos en casa de doña Mercedes... — colgué la llamada furioso.
Me giró y Renzo está de brazos cruzados.
— te comenté que no pude hacer la cita con Fiorella por que su número sale fuera de área y lo primero que haces es buscar a localizar a César y llamar a la agencia de viajes.
— por qué está con él — doy un manotazo en el aire — viajare a Capri.
Fiorella
— gracias César
— ¿te gusta? — asiento y con la mirada recorro el hotel — es totalmente diferente al de la familia.
— lo sé — caminamos al restaurante del hotel, nos sentamos en la mesa mientras nos entregaban la carta.
— no entiendo por que deseas dejar a León, ¿es mal jefe? — niego por que realmente León no es un mal jefe.
— necesito un cambio, por esa razón te he pedido trabajo, me gusta la isla de Capri.
— ¿aún sigues enamorada de mi hermano? — levantó la mirada y miró con sorpresa a César — lo siento, no debi decírtelo, olvidemos lo que te he dicho.
Dejamos de hablar mientras pedíamos la comida, cuando el mesero se retiró, desvío la mirada, me sentia incómoda. No imaginé que era tan obvia cuando babeaba por León.
— Puedes trabajar aquí, recibirás el mismo salario que con León, necesito un favor Fiorella— asiento— ¿puedes buscarme una casa en Florencia? Creo es tiempo que mi hijo tenga su propia casa.
— claro que si César — extiendo mi mano y tomó la de él entre las mias.
Escuchamos un aplauso junto a nosotros, levantó la mirada y León está junto a nuestra mesa.
— ¡bravo! — se sienta frente a nosotros — felicidades César, mientras tú mujer te espera en casa con tu hijo, escapas al hotel con ...mi asistente — su última frase fue llena de burla.
— ¿qué haces aquí León? Es domingo y siempre estas fuera — pregunta César, mientras León me mira con burla aunque su mandíbula estaba apretada.
— me enteré que mi asistente había reservado un pasaje para la Isla de Capri y curiosamente mi hermano viajó, sólo tuve que sumar 2 + 2 — el mesero puso la botella de vino en la mesa que Cesar pidió para acompañar el almuerzo y las dos copas, León tomó una y abrió la botella, se sirvió y se llevó la copa a sus labios — pensé pedirías champagne para celebrar... oh lo olvidé desde ayer están aquí, ya celebraron — sonrie de medio lado y pone la copa en la mesa.
— no es lo que piensas — declaró.
— Pensé que eras diferente Fiorella que respetarias una relación, supongo que te da igual conversar con la mujer de César sabiendo lo que hay entre ustedes.
Me levantó de la mesa, tomó la copa de vino que se había servido León y se la tiró en el rostro.
— eres un idiota León, crees que todos somos igual a ti y renunció — salgo del comedor corriendo.
León
Tomó la servilleta y secó mi rostro, me levantó y la tiró
— déjala — César se levanta y ambos nos miramos.
— tú no me ordenas César, ¿este es el gran amor del que tanto hablabas? Dejas a Lana en casa de tía Mercedes mientras te vienes con tu amante — con furia se acerca a mi.