— papá — mi padre deja el libro sobre sus piernas y me observa detenidamente — necesito hablar contigo.
— sientante León — papá tiene una expresión distinta, ya no más ceño fruncido — ¿Cómo estás?
Resoplo y no me importa que no sea muy propio, lo más sorprendente es que papá no reniega por mi actitud.
— bien de salud gracias a Dios — papá asiente.
— dime León.
— siempre me enseñaste a respetar y lo hice. Crecí tratando de ser el hijo perfecto para tu orgullo y el de mamá pero padre, no existe la perfección, cada quién tiene sus defectos y yo lo descubrí. No puedo ser lo que tu quieres que sea por que eso significa renunciar al amor, al verdadero amor. Por primera vez me enamoré, tuve celos y no los supe manejar y puedo perder a la mujer que amo y a mi hijo.
— León — papá me mira con preocupación — Estás llorando.
— si papá, yo amo a Fiorella, a mi hijo pero por ser lo que soy puedo perderla, por no defender lo que siento por ella.
Papá extiende su mano y pasa sus dedos por mis lágrimas.
— la última vez que lloraste fue cuando eras un niño.
— padre, lamentó que mi decisión te afecte pero voy a luchar por Fiorella y mi hijo, si ella me perdona. Me casare con ella y le daré un hogar a mi hijo, le enseñaré a jugar pelota, a usar la bicicleta, a comer pizza, helado.
— León — papá desvia la mirada — la persona que tienes delante de ti, es otra, alguien que ha reflexionado y se ha dado cuenta que no a sido un padre. Yo he sido un proveedor para la casa y mis hijos pero nunca un padre — papá baja el rostro hacia sus manos — tu madre tuvo una charla conmigo, creo que nunca me habia hablado como lo hizo, ella me hizo ver que hemos sido los peores padres.
Papá sonríe.
— y Lana no se apartó de esté hospital a pesar de mi rechazo, de la manera en que la he ignorado. No es su obligación venir a verme por que como padre y suegro soy una total porqueria.
— papá — él levanta su mano para que lo deje hablar.
— siento vergüenza de mi mismo León, creí que hacia lo correcto pero que equivocado estaba,
hable con Lana, le pedi perdón por como me he comportado y ella me perdonó, ahora te pido a ti León que me perdones, por que el más afectado en está familia has sido tú, todo lo que has vivido ahora es mi culpa, te crié cómo alguien insensible pero gracias a Fiorella no te perdiste.
— padre.
— si León, tú y César encontraron mujeres valiosas. ¿Si ella te perdona te casaras con Fiorella?
— si papá, es lo que más deseo, convertirla en mi esposa y la madre de mis hijos.
— ¿Hijos? — sonrió.
— si papá, deseo tener muchos hijos. Aprender con ellos lo que yo no viví.
— perdoname León — me levantó de la silla y me acerco a papá, beso su mejilla y lo observó.
— papá, lo importante que tú y yo nos enteramos de nuestros errores, del mal que estábamos y hemos dejado el orgullo a un lado.
Él levanta su mano y acaricia mi rostro, cierro los ojos por que es la primer caricia en toda mi vida que recibo de papá, no trato de ocultar las lágrimas, las dejó correr ante el hombre que me enseño que no debia mostrar nunca mis sentimientos.
— tú y César son mi mayor orgullo, lo único bueno y maravilloso que he hecho en mi vida y también aprenderé con Rafaello y con tu bebé León, está vez lo haré bien, lo prometo.
— te amo papá — mi padre me mira y sus ojos brillan por las lágrimas, Raúl Amoretti por primera vez llora en presencia de su hijo.
— no lo merezco León pero gracias por amarme.
Lo abrace fuerte y ambos lloramos, esté hombre queria que mi hijo o hija conocieran.
Al rato de llorar y hacer las pases con papá me marche, sabiendo que todo estaba bien.
Fiorella.
— sal querida — pasó una mano por mis ojos y abro la puerta del baño.
— ¿Por qué no le dijo que yo estaba aqui? — él sonríe.
— al no salir del baño, asumi que no deseabas que te viera, asi que respete tu decisión, ven — caminé hacia él y me senté — escuchaste a mi hijo y cómo te darás cuenta quiere hacer una vida contigo.
— lo escuché — muerdo mi labio — yo, nunca lo habia escuchado llorar, él ha cambiado.
— yo también, cómo te dije la vida que le di a León no fue la ideal y hace poco le exigi que al nacer tu hijo me lo diera para yo criarlo como un Amoretti — me mira con tristeza — mi error Fiorella, ya que lo aparte de ti, pensé que era un orgullo que yo lo acogiera pero la realidad es otra, mi hijo no quería esclavizar a su propio hijo, lo queria libre.
— don Raúl — él calla y me observa — lo importante es que se dio cuenta a tiempo que estaba en un error y está rectificando.
— llamame Raúl o papá, esperó le concedas una segunda oportunidad a mi hijo Fiorella.
León
Muchas veces me crei lo mejor de lo mejor.¿A quién engaño? Todo el tiempo me crei lo mejor más no sabia que estaba equivocado, yo era alguien vacío sin saber lo que era el amor, el compromiso y él saberse amado.
Las mujeres con las que salia, pensaban como yo, unir fortunas, algo tan material, sin amor. Si hubiera dado un paso más y me hubiera casado con una de ellas, yo, hubiera condenado a mis hijos a la misma vida vacia como la mia, sin saber lo que era ser un niño, pero agradecía a mi Fiorentina el haber cedido aquella noche de tragos, esa noche que cambió mi vida y me hizo darme cuenta que mi asistente era la mujer de mi vida, con quién deseaba dormir todas las noches, despertar todas las mañanas, la mujer que me habia hecho conocer el miedo... miedo de perderla, de no verla más... la amaba indiscutiblemente.
Me sentia ansioso, nervioso, emociones que nunca habia conocido hasta ahora, suspiro cuándo la puerta se abre y su hermano está en el umbral, no dice nada, sólo se hace a un lado, mientras entró en su apartamento.
Caminó con miedo, mis piernas tiemblan por que sé que me voy a derrumbar si ella me rechaza pero soy consciente que no la obligare a aceptarme en su vida. Ella era único amor y la dejaría ir si ella lo pedía aunque me costará la vida misma.