La pasión del pirata

Capítulo 16- Niñata

-Me parece horrible que no ayudes al pobre Fernando- dijo Anthia cruzando los brazos para mostrar su desacuerdo.

- Me parece que sigues sin entender lo que pasa a tu alrededor- dijo Jakar agarrando su brazo para llevarla por el camino correcto.

Caminaban por la plaza otra vez y no quería que intentase escapar. Boni ya se había ido y era más complicado llevar a una damisela quejica por esos lugares.

De nuevo, el barullo de gente se disolvía cuando pasaba el Capitán. Un tipo de respeto que se esperaría para un rey.
Tampoco paraban sus quehaceres, más bien, les dejaban paso sin pensarlo dos veces. Eso sí, si podían, ponían el oído para enterarse de lo que sea.

Anthia se percató de este último detalle y no se sorprendió tanto cuando Jakar le empujó a un callejón cuyo silencio habitual había sido sustituído durante breves segundos por el suspiro de la joven.

- Me ha dolido- se quejó Anthia.

- Me alegro- dijo Jakar sin ponerle importancia- tenemos que discutir como vas a pagar esa ropa... No me gusta que mis regalos me cuesten dinero.

Anthia no sabía ya si con regalo se refería a la ropa o a ella como persona. Ninguna de las dos cosas le sorprenderían ya.
Estaba en un aprieto... ¿Como le iba a pagar?

- Soy inútil... Las chicas tontas como yo no servimos para mucho...- mintió la joven.

- Dale más emoción.

-¿Cómo?

- Al pequeño espectáculo que estas montando... Es una pena que no haya escenario libre hoy en la Casa de la cerveza. Así podrías conseguir el dinero.

Tan pronto como la chica había ideado un plan, el hombre lo había desmontado.

- ¿Qué opciones tengo?- preguntó Anthia yendo al grano.

- El mundo del placer esta muy bien pagado... Mas eres mi juguete, no el de todos.

Jakar se llevó su mano a la barbilla y empezo a darle golpecitos con los dedos de forma pensativa.

Anthia intentó pensar en ello también. Quizás, podría mendigar... O alomejor Remy podría ayudar... No, no era justo. No quería perder a la única persona en la que podía confiar.

El capitán, empezó a reirse solo como si el circo hubiese pasado en una milésima de segundo.

-¿Que pasa?- preguntó la joven de forma automática.

- Mi mente es sumamente entretenida. Te he imaginado concursando en las competiciones de habilidades. No sería la primera vez que lo hace una mujer... ¡Pero no una mujer como tú!- finalizó riéndose hasta quedarse sin aire.

Volvieron al silencio del pensamiento hasta que Jakar volvió a pronunciar palabra.

-Podría preguntarle a mi viejo compañero, que es el dueño de la casa Cervecera, si te puede dar trabajo durante estos días. Podrías limpiar y servir copas... No hace falta un gran cerebro para eso.

Anthia reprimió sus ganas de lanzarlo contra la pared. Debía ser fuerte e inteligente. Tenía que dejar sus niñerías atrás y comportarse como debía. No estaba entrenada para esto... Pero sí estaba entrenada para adaptarse y eso es precisamente lo que iba a hacer.

************************************

El señor Lancel preparaba la despedida de su hija.

- ¿Por qué Cintia necesita tantas maletas?- preguntó Penélope mientras bordaba sentada cerca de su padre.

Más de 10 hombres llevaban maletas de distinto tamaño al carruaje.

- Ya conoces a tu hermana... No está contenta si no tiene su colección de vestidos- respondió el señor Lancel.

- Yo no necesito tantas cosas... ¿No puedo casarme antes?

- Te quedan unos añitos todavía. No te conviene ir diciendo eso... Ya le gustaría a tu hermana esperar más tiempo.

Ya todo estaba en el carruaje, listo y dispuesto para comenzar el viaje.

Cintia entró en la habitación colocándose un extravagante sombrero propio de su clase social... O almenos, al que quería pertenecer.

-¿Todo preparado?- preguntó Cintia arreglando la manera de la que caía su pelo.

-Sí, ¿y tu estas lista?- interrogó su padre.

- ¿Se puede estar lista en algún momento para algo así?- dijo de forma vacilona.

-Penélope, despídete de tu hermana y ve a la biblioteca a leer un rato- ordenó el señor Lancel.

Las dos jóvenes se despidieron sin lágrima alguna y de la forma más cortesana posible.
Penélope abandonó la habitación dejando su asiento libre para que su hermana tomase su lugar y pudiera hablar a solas con su padre.

- Tengo miedo- expresó Cinthia

- ¿Recuerdas tus lecciones?

- ¿Cuál de ellas?

-Todas

- Sería imposible no acordarme si cada año los tengo que recitar completos.

- Pues entonces no debes tener miedo... Recítame algunas.

Cintia se levantó de la silla y empezo a pasear por la habitación mientras recitaba;

- 1, Aunque no sea monarca como tal me debo comportar ya que así doy buena imagen. 2, la mujer debe ser callada y respetuosa. 3, La mujer es la aliada del hombre en todo momento. 4, Las mujeres de la corte nunca son vistas con personas vulgares amenos que sea para demostrar compasión por el pueblo. 5, siempre estar presentable, es preferible ser guapa que intelectual. 6, Puedes ser intelectual si no te quita tiempo de actividades de mujer... ¿Quieres que continue?



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En el texto hay: fantasia pirata

Editado: 08.06.2018

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