Ryan Hood
Miro la hora en mi reloj de muñeca y paso la lengua por los dientes frontales moviendo el pie derecho con impaciencia, llevo aquí más de diez minutos esperando a que Rose aparezca pero ni rastro de ella.
Ayer en la cena cuando la abuela dijo que ella estaba en la ciudad tengo que admitir que no sabía de quién me hablaba, quedé como en chock, buscando en mi mente a quien podría referirse. Y nunca logré dar con ello, no fue hasta que ella me dijo y un sentimiento extraño me llegó, porque tenía ganas de verla, la extrañaba demasido pero al mismo tiempo verla significaba posiblemente remover el pasado y todo lo sucedido en ese tiempo. Pero aquí estaba, y no iba a huir de nuevo
Palpo los bolsillos de mi pantalón y saco mi teléfono con la intención de llamarla pero maldije en voz baja al recordar que no copié su número del teléfono de la abuela
«Que bien, Ryan, muy inteligente de tu parte»
Guardo de nuevo el teléfono en el bolsillo y levanto la vista a tiempo de ver como una linda pelirroja cruzaba la calle arrastrando una maleta igual de roja consigo, su andar despreocupado como si estuviera por el prado junto a ese vestido veraniego me hacen ladear la cabeza y entrecerrar los ojos pensando si es ella o no, pero la duda se disipa al verla venir en mi dirección con una sonrisa excesivamente grande, e inconscientemente sonrío también
Se detiene justo delante de mí y fruce un poco las cejas sonriendo todavía
-¿Ryan?
-¿Rose?-copio su acto sonriendo
Sus ojos se iluminan y antes de que pudiera actuar se abalanza envolviéndome en un abrazo soltando un gritito de alegría, y aunque estoy un poco incómodo se lo devuelvo, sintiendo el dulce olor del perfume que lleva
-¡Cuanto tiempo, Ryan!-chilla de la emoción separándose de mí, suelto unas risitas sin poder evitarlo. No ha cambiado en nada-. ¡Dios mío tengo tanto que contarte!, ¡¡tanto de que hablar!!-chilla aún más fuerte, ocacionando que algunas miradas se posaran en nosotros pero no les da importancia
Vuelve a abrazarme y esta vez se lo devuelvo con más confianza. Sigue siendo la misma chica que dejé en Madrid, aunque con algunos cambios en su acento y su físico producto de haber estar todos estos años viajando por Europa, pero en personalidad y actitud sigue siendo la misma y ese pensamiento de alguna manera me hace sentir mejor
-Yo también te he echado mucho de menos
Nos separamos aún sonriendo y agarro su maleta arrastrándola conmigo comenzando a caminar
-¿Por qué no quisiste que te recogiera en el aeropuerto?-indago, levantado la vista del suelo para mirarla
-Oh, eso. Por nada, solo no quería causar muchas molestias-responde mirando sus sandalias grises
-Sabes que no causas molestias-sonrío sin mostrar los dientes
-Puede ser, pero después de tanto tiempo la verdad es que no sé
La sonrisa de me borra al instante y un nudo se me forms en el estómago, y aunque no lo digo, estoy de acuerdo con ella
El camino se vuelve silencioso y un poco tenso, ninguno hablamos más desde aquellas palabras por parte de ella y eso me está incomodando un poco, pero no sé cómo romper el hielo. Aunque no hizo falta cuando ella fue la que habló de nuevo
-¿Tienes hambre?, porque yo si y muero por probar una malteada de menta
-¿Las malteadas de menta existen?-pregunto arrugando el entrecejo. Jamás he escuchado de ellas, ni mucho menos probado
-¡Pues claro!-exclama mirándome como si fuera de otro mundo-. Son las más ricas que hayas podido probar, en Europa me volví adicta a ellas, hasta me las hacía yo misma a veces, pero no era lo mismo... ¡Así que probaremos las de aquí!-grita y presiona mi nariz, me pasa por un lado y la sigo retomando la caminata
-Pero, Rose, no sé donde hacen malteadas de menta aquí, ni siquiera sé si las hacen
-Oh, tranquilo-mueve su mano en mi dirección restándole importancia, su vista en todas las direcciones de las calles-. Ya encontraremos un lugar donde tomarlas
-Si pero es-
-¡Ahí, ahí!-me interrumpe en un grito señalando algún lugar al frente
Sigo la dirección de su dedo y veo un tipo de cafetería/pastelería a unas pocas calles. El cartel saliente que cuelga del techo anuncia: Pastelería Dulces Orquídeas. Y recuerdo que me han hablado mucho de esta pastelería, es creo, la más famosa de toda Tenerife
-Ah, esa-es lo único que sale de mi boca
-¿Es mala?-pregunta ante mi respuesta tan simple
-No, osea no sé. Pero creo que no, tiene mucha popularidad por aquí así que-
-¡¿Pues a que esperamos?! ¡¡A ella!!
Que manía de nunca dejarme terminar de hablar
-¡Vamos, Ryan!
Ruedo los ojos con diversión y la alcanzo cuando ya está casi al cruzar la calle, ella me regala una sonrisa antes de tomarme de la mano y hacernos caminar con más rapidez por la calle para llegar a la otra acera, caminamos por la acera esquivando a unas cuantas personas mientras hablamos
-Entonces... ¿Algún amorío?-dice cuando ya estamos casi al entrar a la pastelería
-Nop-respondo haciendo un sonido con la boca al decir la 'p'
-¿En serio?-baja su mano que estaba al tomar la manilla de la puerta de la pastelería y se gira mirándome con total confusión
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Editado: 17.08.2021