Leyla Norton
Bajo del bus dando una gran bocanada de aire llenando mis pulmones de oxígeno puro y limpio y no con olor a axilas sudadas. Un rato más y estoy segura que moría asfixiada
Me aferro a la mochila caminando tranquilamente por la acera, personas pasan por mi lado metidas en sus vidas y sus teléfonos y me río de la diferencia entre por la mañana cuando iba al trabajo corriendo y chocado con todo el mundo y ahora en la tarde que regreso de él toda tranquila y andando como una persona normal haría. Ja, chiste malo. Después de unos 23 minutos aproximadamente (y lo sé porque me tomo el trabajo de contarlos para ir haciendo algo en el camino) llego a mi casa, cruzo el portal para introducir la llave en la cerradura y abrir la puerta entrando en la estancia
Suelto un suspiro cansado cerrando detrás de mí. Me quito los zapatos y los agarro con una mano caminando solo en mis calcetas amarillas
—¿Leyla? ¿Linda eres tú?
Escucho su voz llamarme y apresuro el paso cruzando en una esquina del pasillo llegando a su habitación
—Aquí estoy abuelo—aviso al abrir la puerta encontrándomelo todavía acostado en la cama
—Oh, linda, al fin llegas. Este viejo necesita de tu ayuda, muchacha—trata de sentarse en la cama soltando un quejido y rápido voy en su ayuda
—Ya deberías estar levantado y con ese estómago—apunto a su barriga pronunciada— llenito, por amor a Dios—digo en modo de protesta haciendo una mueca con la boca y el sonríe divertido con mi actitud
Aprieto los labios aguantado la sonrisa y lo ayudo a terminar de levantarse de una vez de esa cama
—¿Qué has comido?—pregunto examinado todos los rincones de la habitación
Mi abuelo finge demencia mirando al techo y veo que estás tratando de esconder una caja de sopa instantánea detrás de él
—¡Abuelo!
—¡Leyla!
Grita igual que yo y aprieta sus labios aguantando su sonrisa mientras yo pongo mis manos en jarra, porque si, este hombre me va a oír
—¡Abuelo esa sopa es de ayer!—exclamo quitándole el envase plástico de la sopa instantánea
—Pues estaba muy rica—dice dando palmadas en su panza y una sonrisa de satisfacción adornando su cara
Ruedo los ojos negando con la cabeza y lo termino de ayudar a levantarse de la cama llevándolo al baño para que tome una ducha, mientras tanto voy a la cocina a preparar algo de comer para los dos
—Bien...qué se podrá hacer hoy...
Rebusco en la alacena y saco unos pozuelos de plástico y en el refrigerador cojo unos huevos y los pongo en la meseta con cuidado de que no resbalen y caigan al piso. Me recojo el pelo en un chongo y echo mi flequillo hacia atrás y a los lados detrás de mis orejas para que no estorbe y me pongo manos a la obra con la tortilla
Después de un rato ya tengo hecha la tortilla y los frijoles, mi abuelo salió del baño hace unos momentos y está a mi lado ayudándome con la ensalada mientras hablamos de mi día de trabajo hoy
—¿Te volviste a caer en serio?—pregunta él picando un tomate en rebanadas alternado la vista entre el alimento y yo
—Si, pero está vez no fue mi culpa—respondo tomando algunas rebanadas de tomate ya picadas y poniéndolas en el plato junto a la lechuga
—¿Y de quien entonces?
—Fue un muchacho, tropezó al entrar en la pastelería y chocamos
Pongo el plato con la ensalada ya preparada en la mesa y voy a la sartén a para echar los huevos revueltos en los platos de nosotros, mi abuelo me observa en todo cruzado de brazos y al mirarlo tiene una ceja alzada
—¿Muchacho? ¿Choque?—dice alzando más la ceja si es que eso era posible
—Pues si...—cambio la vista y voy a la alacena a por los vasos
—¿Así como en tus libros?—dice y juraría que hay emoción en su voz
—Algo así
Doy un suspiro y le hago una señal de que nos sentemos a comer, nos sentamos y comenzamos a comer en silencio hasta que, por supuesto, abuelo lo interrumpe
—¿Sabes? No te haría mal salir con chicos o chicas, tener amigos y...bueno tal vez un novio...o novia, no estoy en contra de los homosexuales, la verdad todos tenemos gustos muy diferentes y eso está bien y aunque soy viejo eso no significa que sea estúpido y no me adapte a los cambios del mundo y eso. En fin, que puedes decir tus gustos y preferencias con libertad que nadie te va a juzgar y hacer menos, así que si tengo que leerle la carretilla a una chica o lo mismo a un chico lo hago porque da igu-
—¡Abuelo! ¡Abuelo!—le interrumpo tratando de aguantar la risa pero es en vano y termino carcajeándome
Mi abuelo me mira serio pestañeando varias veces sin entender nada, osea para el estaba hablando en serio pero le pasó cómo le pasa siempre que dice algo y ese algo no se escucha a como él le hizo referencia y pues empieza a hablar mucho y de verás que me parto de la risa con este hombre
—Muchacha no te rías que hablo en serio—se queja y doy una respiración profunda tranquilizándome
—Abuelo tranquilo, no me gustan las chicas, no soy lesbiana ni bisexual—le hago saber y veo que suelta una respiración que al parecer estaba conteniendo
—De todas formas siempre serás mi nieta sin importar tus preferencias—alza el vaso de agua como si estuviera brindando y se lo bebe de un trago
Niego con la cabeza y me concentro en comer mi comida, pero mi abuelo parece tener otros planes. No me sorprende, o sea es algo a lo que ya estoy acostumbrada y no me molesta, me gusta que quiera hablar siempre
—Entonces...con respecto a ese chico—sabía que no dejaría el tema de lado—. Sabes de casualidad quién es
Se lleva un tomate a la boca y actúa indiferente a la pregunta, como si fuera cualquier pregunta a la que no le tengas una curiosidad muy grande. Ay, abuelo
—No—digo antes de llevarme un poco se huevo revuelto con frijoles a la boca y trago antes de hablar—. Creo que es nuevo en el pueblo
Él hace un ruido con la boca llena como que de que no se lo esperaba, continúo hablando
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Editado: 17.08.2021