La Persona Que Cambio Mi Destino

CAPITULO VII : PERDIDAS INMINENTES

Alondra

En mi casa...

La espera era muy larga pues ya no aguantaban las ganas de volver a verlos, y de abrazarlos, faltaban horas, tal vez minutos para que llegaran estaba muy nerviosa pense que faltaba algo en la fiesta, pero, cuando tocaron a la puerta me llene de la alegría que tenía antes de ese momento, mis ojos se cerraron y de un momento a otro vi a mi tío y a Lucia entrar por la puerta, sus caras, esos rostros que siempre había visto tan alegres, las sonrisas se convertían en lágrimas ella rompio el silencio que los arrinconaba y les pregunte:                                                                    

- ¿Qué es lo que pasa, porque están llorando?-                                  

-Mi pequeña, no te puedo mentir, con lo que acaba de pasar.- me dijo Mario con muchas lagrimas 

La verdad que no entendía que estaba pasando, pero quien lo entenderia de un momento a otro era algo que no tenia una explicación.                                                                                                          

- ¿Qué es lo que quieres decir? y dilo ya, sin rodeos- el tomo lo más que pudo de aire y se acercó a mi, y contesto:                                                                                                                                                           

-Tus padres acaban de tener un accidente, venían en auto hacia acá y lo único que sabemos es que tu padre falleció, y tú madre, pues no han encontrado su cuerpo-      

–No, eso no puede ser cierto ellos me prometieron que iban a venir y a quedarse conmigo, díganme que no es cierto por favor.-                                                                                                   

Les conteste con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta. No podía creer que mis padres aquellos que lo daban todo por ella día a día, que cada noche que no estaban me llamaban y se quedaban conmigo hasta que me quedaba dormida, los que siempre la cuidaron y los que a veces lloraron por mi, hayan tenido algo así.                                                                                     

Mi tío me abrazo y en ese momento no pudecontener mis lagrimas, no pude hacer más que llorar y desahogarse; la verdad es que todos los estaban ahí festejando que iba a ser más feliz de lo que era, cuando mi tío me solto todos se fueron corriendo hacia mi, para abrazarme, todos sentían que hubiera perdido a mis padres; Leo solo me dio un beso en la frente.

Después de la mala noticia nada volvió a ser igual la manera en que todos me miraron fue horrible, me veían como una niña que quedo huérfana, todos excepto Leo, el me miraban con los mismos ojos con los que siempre me había mirado. Durante media hora ellos estuvieron allí se comenzaron a ir uno a uno hasta que solo quedamos Mario, Lucia, Leo, Jesús y yo, subi a mi cuarto me recoste un rato, de repente tocaron la puerta.

-No quiero ver a nadie, vete- le dije tan molesta y triste. 

-Alondra ábreme la puerta por favor- respondio Leo                                         

-Comprende no quiero ver de a nadie, déjame sola.- conteste de peor manera que la anterior               

-No, yo nunca te dejare sola, por favor déjame entrar, no te puedes quedar así, ábreme la puerta- me dijo      

-Entonces pasa, pero no quiero que trates de consolarme-

Entro muy lentamente y llego a abrazarme comence a llorar sin control, decía cosas que la liberaban y de las que no se arrepiento de haber dicho, platicamos un rato, no creí que en un momento tan triste el me haría sentir tan feliz. Nos recostamos en la cama me quede dormida, me cobijo y se acurruco junto a mi, nos  quedamos profundamente dormidos.

Al día siguiente…    

Amanecimos los dos muy juntos, yo estaba abrazada de él, de repente entro Mario a la habitación, tenía una cara muy triste, en realidad el tenía algo que decirme, tal vez algo muy importante, algo relacionado con mi madre.     

 -Alondra que es esto- nos dijo despertandonos                                    

-No es nada, solo se quedó aquí conmigo para ayudarme a superar un poco esta situación-      

-Está bien- me dijo más relajado -Alondra tengo algo que decirte, es sobre tu madre, encontraron su cuerpo sin ropa, al parecer la violaron cuando ya estaba muerta-

-Que no puede ser, entonces esos infelices la mataron y no conformes con eso la violaron- 

-Me temo que si- dijo Lucia entrando a la habitación                                                   

No lo podía creer lo que me habian dicho, que  pamisdres estarían dentro de una caja, a punto de ser llevados al cementerio para ya no poder verlos, y mi madre no se merecia lo que le habian hecho; Leo me abrazo lo más fuerte que pudo, nada podía hacer que lo soltara, después de dos horas llegaron los servicios funerarios acomodaron todo para recibirlos, no podía creer que toda la felicidad que me destacaba se allá ido muy lejos y que tal vez no regresara en mucho tiempo.

Pasaron las horas la verdad todo lo que estaba pasndo me dolió, en todo momento, desde que me ilusione en que volvería a abrazar a mis padres, hasta el momento en que mi tio me dijo cada hecho que había pasado, la verdad es que cada pensamiento que llegaba a mi mente traía un recuerdo con ellos, nada me dolía más que ver como mi familia se destruyó en tan solo pocas horas. No creí que viviría en una casa sola donde tal vez nada me consolaría, donde todos vivirían felices con sus padres a un lado, durante un buen rato me quede pensando  en el momento en que veía a mis padres dentro de esas cajas no podía con todo lo que pasaba en ese momento mis lágrimas salían como si no sintiera nada, solo salían y ya.

 

Las palabras que  todos le decían con un mal lamento las sentía de menos y eran como si las hubieran ensayado para decirlo, y nada era peor que alguien te diga algo sin que de verdad sentirlo, de verdad ella veía como uno de sus sueños se caía poca a poco, despidio a sus padres como se debía no se arrepintio de que haiga escuchado las palabras que les dijo instantes antes de dejarlos en ese lugar solo y ella no volvería allí nunca, no se arrepintio de haberles dicho que su mayor sueño era que viajáran los tres por el mundo y que exploráramos cada maravilla dentro de ese mundo que ellos construían para ella.




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