Tu eres mi salvación
De la depresión.
Y mi perdición,
Que me hace volver.
Te amo
y te odio.
Haces que pase noches en melancolía,
Pensando siempre lo que dijiste ese día.
Me haces sonrojar y sonreír,
Por las bellas cosas que dices,
Amo en tus brazos dormir,
Pero no siempre somos felices.
Me llevaste a la perdición,
Con el arma más mortal,
Que le dedicaron un juego,
Que es el ahorcado.
Las palabras.
Me confundes.
Dices que me amas,
Pero al rato me lastimas.
Tus palabras son como balas,
Tu boca es la pistola,
apuntas a mi corazón,
Y mis lágrimas son la sangre.
Cinco palabras, cinco disparos.
Al recibir el primer disparo,
Doy un paso hacia el precipicio,
Al segundo disparo doy otro,
Al tercero ya estoy cerca de caer,
Al cuarto me caigo pero me sostengo
A la esperanza, que ya no voy a creer,
Y el último fue el que me hiso caer.
Yo ya no te amo.
Esas fueron las palabras, los disparos.
Caigo en un profundo lago.
En donde me ahogo,
Entró en deceperación,
Intentando no ahogarme,
Porque se que nadie va salvarme.
Pierdo las esperanzas,
Pierdo las fuerzas.
No me queda más que aceptar,
Ya no puedo y me comienzo ahogar.
El agua entra a mis pulmones,
Se tranquiliza mis emociones,
Siento en el agua una paz.
Mi sangre se mezcla con el lago,
Y mi cuerpo se queda quieto,
Ya no se irá a otro lado.
Pues mi corazón dejo de latir,
Y yo de este mundo vivir.