—¿Y Pato? —preguntó Ocean tan pronto se sentó al lado de su mejor amigo.
Noah alzó su rostro, bañado en lágrimas y murmuró su respuesta con tristeza.
—Escribió en el grupo que en la madrugada se presentó como Alfa. Sus papás vinieron temprano en la mañana para hacer el papeleo y que lo pongan en el edificio de alfas.
—¿Qué? —balbuceó sin entender nada—. Pero, ¿tan de repente? ¿por qué no lo dejaron despedirse? ¡Es injusto!
—Ya sé… lo voy a extrañar, —lloriqueó Noah con una expresión de dolor tallada en el rostro.
Ocean odiaba ver a su mejor amigo llorar. Todo su cuerpo reaccionó en respuesta y abrazó a su mejor amigo, rodeándolo fuertemente entre sus brazos y acunando la cabeza del más bajo en su pecho.
—No llores, Noni. Esto no significa que no lo volveremos a ver. Aún podemos encontrarnos luego de clases.
—Pero no se despidió… —La voz se le quiebra.
Noah restriega su cabeza en el pecho de su mejor amigo, haciéndole cosquillas al cuello ajeno con su cabello.
—Prométeme que si tienes tu presentación fuera de la escuela, me buscarás y te despedirás de mí.
Noah se separó, necesitaba ver a Ocean a los ojos, sí, a esos ojos azules como el mar y que quedaban tan bien como su nombre.
—Lo prometo, ¿y tú? Si ocurre tu presentación, necesito un abrazo tuyo de despedida.
Noah sonríe. Ocean lo imita, porque para él no había sonrisa más bonita y contagiosa en el mundo que todas las que le dedicaba Noah cuando lo miraba.
—Claro que sí, —responde Noah.
—Bien.
—Bien.
Ambos se separaron felices luego de su promesa, como si no acabaran de tener un momento sensible por su amigo Pato.
—¿Terminaron los novios de coquetear? —se burló Rain, el último en el grupo que faltaba por su presentación, además de los mejores amigos.
—¿Ya empezaste? —gruñó Ocean de mal humor.
Noah sintió un sonrojo apoderarse de su rostro, así que, para evitar más burlas, volteó su rostro para mirar hacia otro lado.
—Genuinamente no sé qué se van a hacer ustedes dos cuando los separen, —suspira Rain, sentándose en la silla de al frente.
—¿Qué dices? No nos van a separar, —gruñó Ocean. —Es más, si nos separan, voy a patear tu culo por desearnos esto. Será tu culpa.
Rain soltó una ligera risa y acomodó su cabello azabache hacia atrás en un movimiento que dejó notar las venas marcadas de sus blanquecinas manos.
—Es obvio. Tú serás claramente un alfa por el mal humor que te cargas y el sentido territorial que tienes con Noni, y… Noni, lamentablemente, estás muy chiquito para ser alfa.
—No es cierto.
—Lo sabes.
—Bueno, ajá, pero el mal humor no indica nada. Pato es el ser más tranquilo que existe y se presentó como alfa, —defendió Noah.
—Noni, era defenderme, no hundirme. Le estás dando la razón diciendo que tengo un humor de mierda.
El mencionado soltó una suave risita, mientras cubría su boca con ligera delicadeza. Los ojos se cerraron sin querer y las comisuras de estos se llenaron de pequeñas arruguitas. Ocean por más que quiso molestarse, no pudo. Adoraba la vista que tenía en ese momento. Él era débil cuando se trataba de su mejor amigo, Noni.
—Pato es muy alto. Mide como un metro noventa. El indicio estaba ahí. Tú, Ocean, eres alto, ancho y malhumorado. Eres un clásico cliché de alfa. Déjame ver ese pechito de alfa, enseña ese pelito puberto, fortachón. —Juguetea Rain, atreviéndose a tocarle por encima de la camisa el tan mencionado pecho.
Noah gruñó, sin poder evitar mostrarse celoso y golpeó con fuerza la mano de Rain. No contento con eso, Noah rodeó por el cuello a su mejor amigo y le dedicó una mirada asesina al pelinegro.
—Mío. No lo toques.
A Ocean esas palabras le causaron cosquillas en el estómago. Una sonrisa boba se formó en sus labios y aprovechó para abrazar la cintura de su mejor amigo, el cual lo confundía cada vez que actuaba de esa manera.
—Ustedes solo saben darme la razón. Me verán diciendo “se los dije”, —presumió Rain dándose la vuelta hacia el frente.
Él daba por concluida la conversación.
—Te vas a joder cuando salgas omega y no puedas estar con Pato, —se burló Ocean, a sabiendas del deseo de Rain de ser alfa incluso él estaba segurísimo de que lo sería.
Rain alzó su dedo del medio sin dirigirle la palabra.
Ocean se ríe en respuesta y volteó a ver a su mejor amigo, quien no tenía intenciones de soltarlo del cuello.
Sus miradas marrón y azul cielo se encuentran. Ambas llenas de tantas emociones, muy obvias para los demás, pero muy confusas para quienes eran los dueños de ellas.
“Mi omega…” Ese pensamiento cruzó rápidamente por la mente de Ocean y un suave sonrojo cubrió sus mejillas. El avergonzado volteó el rostro para no mirar al causante, mientras sacaba los brazos ajenos que rodeaban su cuello. Ocean se estaba precipitando. No había forma de asegurar que la presentación de Noah fuera omega, ni mucho menos que la de él fuera alfa…
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Editado: 22.09.2023