La Primera de los Grises

2 - Shin – 1

Keyfour estaba pitando a toda velocidad y sacudiéndose para todos lados mientras echaba humo, el astromech estaba conectado en una terminal y la inteligencia había desaparecido por completo.
“Tranquilízate… ¿Qué hiciste?” Preguntó con seriedad Shin entre los pitidos de su amigo. “¿La encerraste en las máquinas de la plaza?”
Keyfour estaba seguro.
“¿No puede moverse al resto?” Preguntó con seriedad. “¿No puede volver aquí?”
Keyfour se lo iba a impedir.
“Entiendo… ¿Encontraste algo útil?” Preguntó con curiosidad. “Entendido, ahora hablo con Kacper…”
Shin se asomó por la ventana para ver a las máquinas en la distancia. Estaba seguro de que su destino estaba allí, en ese pilar negro repleto de electricidad. Por un segundo sintió una cálida brisa llevarlo hacia ese lugar, pero para cuando prestó atención estaba seguro de que su imaginación estaba jugando con sus sentidos.
“¡Kacper!” Gritó por su comunicador. “Keyfour va a enviarte todo lo que encontramos en la base de datos.”
Keyfour tenía un plan.
“Es mejor que explotar el lugar…” Dijo en voz alta Shin.
“¿Qué está pasando, Shin?” Preguntó preocupado el enon. “Esas máquinas se están moviendo hacia ti.”
“Encontré su secreto, no vas a querer escucharlo. Necesito un favor de ustedes. Necesitamos destruir este lugar, pero no queremos destruir nada que pueda ayudarlos. Keyfour va a enviarles un mapa de las alcantarillas, necesitan abrir una compuerta para que pueda inundar el lugar. Estas máquinas son las hijas de la desesperación de los Brujos, Kacper. Hay una inteligencia liderándolas, quiere entender la Fuerza en un lugar donde ya no existe… Por eso los cazó por las estrellas, por eso los mantiene en los túneles. Usó su material genético para construirlas, intentando encontrar un camino hacia una Fuerza que ya no existe entre estas estrellas.” Resumió con prestancia Shin. “Tengo trabajo por hacer.”
Kacper estaba en silencio.
“Esas noticias son perturbadoras, Shin.” Dijo por el comunicador la exploradora.
Shin sintió una caricia en su hombro. Estaba seguro de que era de su madre. Se volteó para encontrar a Keyfour trabajando y a los animales que lo miraban con curiosidad. Necesitaba terminar esto, todo su cuerpo necesitaba encontrar a su prometida, tanto que ya estaba jugando con sus alrededores.
“Amigo, me encargaré de que tengas el tiempo necesario para terminar esto. Mantenme al tanto de las noticias.” Dijo con seriedad Shin.
Keyfour no quería que peleara.
“Es hora de terminar esto…” Dijo con seriedad Shin. “Incluso si nos tenemos que quedar a vivir con nuestros amigos.”
Keyfour había encontrado una nave para ellos.
“Son buenas noticias…” Dijo sonriente Shin. “Quédate aquí dentro, yo me encargo de las máquinas.”
Shin corrió hacia el ascensor para terminar en la planta baja. Espió hacia un lado para ver a sus amigos escabullirse sin llamar la atención de las máquinas. Shin notó que se estaban organizando frente al edificio. El Capitán estaba frente a ellas y estaban listas para atacar el edificio. Por fin iba a poder liberar al monstruo. Abrió la puerta para salir cuando sintió otra caricia en su espalda, sintió a Alara detrás de él, pero sabía que era imposible. La Fuerza no podía jugar con él, asumió que su soledad estaba alcanzándolo. Saltó con todas sus fuerzas para caer entre un grupo de máquinas. Empujó hacia abajo con su telequinesis para sacudir sus alrededores, las máquinas se giraron al instante para atacarlo. Ya podía escuchar los disparos y solo tuvo que girar para derrotar a las primeras. Shin libertó todo lo que venía ocultando, liberó al monstruo que llevaba dentro. Cada golpe, cada ataque derrotaba una de las máquinas que lo rodeaban. Un grupo de diez encararon hacia el edificio. Saltó entre ellas para empujarlas con su Fuerza. Sus habilidades ahora surtían efecto en sus enemigos como si estuviera del otro lado de la galaxia. Con dos rápidos cortes derrotó a un par para patear una de ellas hacia la plaza. Nadie iba a tocar a su amigo. Su Soresu Imperial era lo que necesitaba para pelear contra enemigos como estos. Derrotó a una decena para terminar enfrentado al Capitán. Su larga espada de metal cayó sobre él a toda velocidad. Medio paso fue suficiente para que golpeara el suelo. La barrida que siguió fue rápida y efectiva. Shin sintió un susurro indiscernible detrás de él, llamándolo hacia el centro de la plaza. Tenía la voz de su madre. Giró para esquivar una lanza mientras la espada del Capitán marcaba el pecho de su armadura. Su puño se enterró en la cabeza de una máquina para luego tirársela al Capitán y seguir peleando con el resto. De pronto, un millar de disparos pasaron a su lado. Keyfour se había apoderado de la seguridad del edificio mientras escuchaba a una nave pasar sobre la plaza. La nave cayó de pronto mientras esquivaba la infinidad de ataques que lo rodeaban. Saltó entre las máquinas para caer en las escalinatas. Frente a él tenía un centenar de enemigos para derrotar y solo iba a poder hacerlo si aprovechaba las oportunidades que tenía. Shin concentró su Fuerza a sus alrededores para invocar una tormenta de relámpagos. Los relámpagos empezaron a caer sobre sus enemigos mientras hacía fuerza con todo su cuerpo. El cansancio apareció rápidamente mientras los disparos de las torretas láser cortaban a través de las máquinas con mucha facilidad. Su tormenta se terminó cuando bloqueó el ataque del Capitán. La máquina parecía tener un estilo particular, le recordaba a los poderosos ataques de Rohus o al estilo pesado que usaban en Korriban. La espada se movía con potencia en todas direcciones y no se había detenido en ningún momento. Shin pateó una máquina mientras recibía cortes en todo su cuerpo, el dolor empezó a darle otro tipo de energía. Su máscara golpeó con mucha fuerza al Capitán mientras gritaba con todas sus fuerzas. La ciudad no escuchaba un grito como ese hace añares. Cerró los ojos y dejó que sus instintos tomaran las decisiones. Shin estaba peleando con desesperación, sus sables se movían con solo una intención, destruir a las máquinas. Sus movimientos eran precisos, calculados y carecían de todo tipo de remordimiento. Solo quería volver con Alara, quería apretarla y dormirse entre sus brazos una vez más. Cuando abrió los ojos solo estaba el Capitán frente a él, la máquina tenía diversas marcas de su sable y estaba completamente chamuscado. Shin estaba lastimado y cansado. Tomó una gran bocanada de aire para encontrar su centro, ya no podía depender de su cuerpo para pelear. Sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando escuchó un susurro detrás de él, apretó sus sables con todas sus Fuerzas para lanzar un ataque doble. El espadón pasó sobre él mientras sus sables cortaban ambas piernas del Capitán. Su cabeza cayó al suelo con un fuerte ruido. Las torretas ya no disparaban hace rato y no podía entender lo que llegaba por su comunicador. Parpadeó para encontrarse en otro tiempo, el hermoso árbol estaba decorado y lo que él pensaba eran frutas eran unas hermosas decoraciones que los niños habían hecho para el festival. Los druidas sonreían, no por las muecas en sus caras, sino porque podía sentir la felicidad a través de la fuerza, para los transeúntes que venían a dejar sus ofrendas para el ritual. Ahora estaba rodeado por la Fuerza, por un eco de ella. Era fría y distante como una brisa de verano en Bosan. Dio tres pasos para empezar a bajar una escalinata que llevaba al hermoso árbol. Sus ramas cubrían todo el centro del parque y su sobra era el hogar de unas peculiares aves con cuatro ojos y unos roedores que podían saltar desde el suelo hacia ellas. El brujo que estaba a su lado estaba escribiendo un mensaje en su computadora, todo estaba listo. El tiempo era gelatinoso y podía volver al punto anterior para observar detalles. El brujo tenía marcas de corrupción en su cara. Sus ojos estaban remarcados y brillaban en un tenue naranja. Sus dientes eran más afilados que el resto de la población y tenía afiladas garras. Sus sentidos estaban perdidos en la visión, todo era lento y la luz no se comportaba como debería. El recuerdo parecía orgánico, cómo si lo hubiera vivido él mismo. Llegó hasta el borde del árbol para detenerse junto a dos druidas. Uno era el Archidruida y el otro era el alumno que había visto en el holocron. Sus bastones parecían vivos y sintió la necesidad de tocarlos. Estaban listos, ya habían memorizado las palabras y solo restaba esperar por la gente. Shin sabía, por su conexión con la Fuerza, que el ritual se estaba repitiendo en toda la Cascada, frente a un árbol muy parecido a este. Shin apoyó la mano en el árbol para sentir el tiempo pasar. La gente se acomodó a su alrededor para ver el espectáculo de los druidas, niños, madres y padres estaban listos para ver a la magia esparcirse por las estrellas. Caminó entre ellos para encontrar a uno de los brujos. Su mente estaba en otro lugar, sumida en oscuridad, uniendo su magia con el ritual para que nadie lo encontrara. Todos estaban haciendo lo mismo. Las palabras eran hermosas y todos los presentes estaban hablando el mismo idioma para agasajar a la Fuerza. Sus voces estaban resonando en la Cascada cuando la oscuridad se apoderó del ritual, Shin pudo sentir el dolor de todos al mismo tiempo y cayó de rodillas al suelo. Los druidas se convirtieron en piedra, solo sus ropajes escaparon a la muerte de la Fuerza. La magia fue retirada como un vendaje sobre una herida, de repente y sin escrúpulos. No había nada, algunos druidas murieron por la misma desconexión, desplomándose en el suelo. El enon que conocía del holocron se desmayó para levantarse entre el murmullo de la gente. Miró sus manos sin creer lo que sentía. Estaba vacío. Una silueta pasó a su lado, era una mujer. No podía cambiar su punto de vista, sus ojos estaban clavados en el árbol. Ya estaba muerto, seco y perdiendo sus hojas con prestancia. La misma Fuerza de la Cascada era su corazón. Su frente se apoyó contra el frío pilar de metal mientras escuchaba un suave zumbido electrónico dentro de él. No pudo voltearse a ver a la silueta. Estaba seguro de que era Alara, quería que fuera Alara. Apoyó las manos sobre el pilar sabiendo lo que tenía que hacer. Sabiendo el precio que había que pagar para curar el dolor y la muerte que reinaba en esas estrellas. Apretó con sus dedos el metal para empezar a repetir las palabras de los enon sin saber lo que significaban. Las palabras no importaban, solo importaba la Fuerza. Su sangre se marcó en el pilar mientras apretaba su mandíbula con todas sus fuerzas. El dolor duró un instante. Todo se volvió luz. Su máscara golpeó el frío pilar mientras sonreía para nadie. La Fuerza había sido revivida, la muerte había sido derrotada. El pilar brilló en un tenue azul por unos instantes. La luz recorrió la Cascada en un instante. Por un segundo pudo entender todo. Estaba seguro de que la Fuerza misma había estado sufriendo todo este tiempo. El alivio fue inmediato. Miró a un lado para encontrarse con una silueta desvaneciéndose, tocando su hombro con mucho cariño y agradecimiento. Esa mujer no era Alara. Sus ojos se recuperaron de la explosión de luz al mismo tiempo que perdía sus sentidos. Se miró las manos para notarlo, la Fuerza lo había dejado. El dolor en su cuerpo lo movilizó mientras una nave aterrizaba frente a él. Shin apretó sus sables para pelear, media docena de máquinas saltaron hacia él. Eran mucho más rápidas que antes, pero la realidad es que él era mucho más lento que hace unos momentos atrás. Su cuerpo no podía seguir a su mente, ya que carecía de todo lo que había entrenado con la Fuerza. Bloqueó un ataque para que una lanza atraviese su hombro. Usó todas sus fuerzas para enterrar su sable en el costado de una de las máquinas mientras intentaba alejarse de ellas. Cayó al suelo para gatear hacia la escalinata, los remates apenas fallaban y poco podía hacer para pelear contra un enemigo como ese. Lanzó un golpe amplio para cortar las piernas de una máquina mientras recibía un profundo corte en su pecho, su armadura había salvado su vida. Podía sentir el sabor de sangre en la boca mientras caía de espalda al suelo. El dolor era solo dolor, no sentía sus manos y solo pudo sonreír al ver el remate de la máquina caer hacia él. Su cabeza golpeó un escalón para perderse en la oscuridad.



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En el texto hay: starwars, star wars, acción drama romance

Editado: 26.12.2023

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