Los generales pasaron la barrera internándose en lo profundo del río oscuro —Chai. Verifica río arriba —dijo el general Ryu. Asintieron. Ambos generales empezaron a buscar en el rio, buscando por todas partes, sin poder encontrarlo regresaron al mismo lugar —¿lo encontraste?
—No —contesto el general Chai —lo más seguro es que el río lo arrastrara. Si llego a… —dijo haciendo una pausa.
—En su estado actual, debe estar muy débil. Enfrentar a los doce maestros. En verdad es muy poderoso —dijo el general Ryu.
—Y ese no es todo su poder. Esperemos que no haya llegado a la cascada del abismo, de lo contrario, habremos perdido la oportunidad de salvarlo. —dijo Chai.
—No perdamos más el tiempo —dijo Ryu dirigiéndose velozmente hasta la cascada donde observaron tres caídas en secuencia y en el fondo un remolido. —tal parece que… hemos llegado tarde.
—Volvamos al palacio, para informarle a su majestad —dijo Chai.
Con miradas largas, llegaron al palacio a la vista de todos los que encontraban. Casi cerca de entrar a la sala del trono se encontraron con Ezio —general Chai. General Ryu. Bienvenidos —saludo
—¿Su majestad está presente? —pregunto Chai.
Asintió —seguramente tienen buenas noticias. Sobre ese joven —dijo con ánimo Ezio.
Ellos no respondieron y avanzaron hasta las dos grandes puertas, que fueron abiertas ingresando hacia dentro, ahí se encontraban los nueve nobles y el emperador sentado en su trono que al verlos sonrió —Chai, Ryu. Mis generales. ¿Qué buenas noticias traen?
Guardaron silencio. Haciendo una reverencia —llegamos tarde majestad —dijo el general Ryu. La revelación hizo cambiar la expresión del emperador Artai —buscamos por más de un año y nunca lo pudimos encontrar.
—Entonces han venido con las manos vacías —dijo el emperador.
—El joven cayo en el río oscuro majestad. Es probable que el río oscuro lo arrastrara hasta la cascada del abismo —continuo Ryu.
—Entonces lo encontraron. ¿Por qué no lo detuvieron? —pregunto el emperador.
—Cuando llegamos. Estaba luchando contra los doce maestros —dijo Chai sorprendiendo a todos los presentes —al parecer algo ocurrió, para que los maestros inmortales decidieran atacarlo.
—Esos estruendos que se escucharon —hablo uno de los nobles.
—¿La batalla llego hasta aquí? —dijo Chai asombrado.
—Sentimos el poder de los doce maestros, pero había algo completamente diferente cerca de ellos y se escucharon fuertes colisiones. Como si un volcán hiciera erupción —dijo el emperador
—Lo presenciamos majestad. El poder de los maestros, era retinada por un vacío, pero al final… el poder de los maestros era mucho más grande. La explosión hizo que el joven atravesara la barrera y cayera sobre el rio negro. Probablemente ahora este muerto —dijo el general Ryu.
—Majestad —intervino uno de los nobles —disculpe mi atrevimiento, pero. No cree que. la decisión de los maestros fue la correcta —dijo otro noble.
—¿de qué hablas? —pregunto otro noble.
—Ese joven, por la visión que observamos, en el templo de la luna. Se iba a convertir en una calamidad, para todo el mundo. Pienso que fue la mejor opción de parte de los maestros —hablo otro noble.
—Si los maestros lo atacaron y lo persiguieron. Quiere decir que dos de las tres causas se han cumplido. La expulsión y la persecución. Quien diría que las dos primeras irían en conjunto —dijo el emperador Artai —, pero aún queda la tercera.
—Ya no se cumplirá. El muchacho cayo al rio negro, seguramente en el remolino. Lo más probable es que este muerto. Luchar contra los maestros solo, no hay forma de sobrevivir después de eso —dijo el general Chai.
—No estés tan seguro general Chai. Las profecías no pueden ser cambiadas fácilmente. Las profecías solo nos muestran detalles de lo que debemos hacer, pero es la decisión del quien es la profecía lo que hace que suceda tal como se dictamino —dijo el emperador Artai.
—Quiere decir que… no importa lo que hagamos ese chico. Terminará convirtiéndose en el señor de la nada —concluyo el general Ryu.
—Si eso es cierto. ¿Por qué los guardianes, pidieron salvarlo? ¿Por qué dijeron las causas de su surgimiento? Si al final ese joven se convertiría en una calamidad —comentó el general Chai.
—No lo sé —dijo el emperador —, pero de lo que estoy seguro. Es que esto no ha terminado todavía. Ese chico volverá. Y todavía más poderoso, nadie en el mundo será capaz de detenerlo. Ni, aunque los dos reinos se unieran contra suya.
—Majestad. ¿Cuál es la razón precisa, para que profecía se cumpliera? —pregunto otro noble.
—La clave debe estar en la tercera causa —dijo el emperador —los dos soles de su oscuridad —hizo una pausa —claro —dijo exaltado —los dos soles de su oscuridad. Deben ser dos amores, que iluminen la oscuridad en la que vive. La pérdida de esos dos amores, lo orientara a comenzar la destrucción del mundo. Búsquenlo. Sigue con vida y es nuestra responsabilidad salvarlo.
—Si —dijeron los presentes.
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Editado: 24.04.2024