La princesa y el rey cruel.

La princesa Lephrah era conocida por su belleza y gracia en todo el reino. Su cabello oscuro lacio que caía suave alrededor de su rostro, y sus ojos plateados brillaban con inteligencia y bondad. Pero a pesar de su belleza, la princesa era infeliz.

El rey, su padre, era un hombre cruel y despiadado. Gobernaba el reino con mano de hierro, y no se preocupaba por el bienestar de su pueblo. Los impuestos eran altos, y los ciudadanos eran tratados con desprecio. Los semihumanos, una raza de criaturas que compartían características tanto humanas como animales, eran esclavizados y maltratados.

Una noche, Lephrah se escapó de su habitación en el palacio y se dirigió al mercado de la ciudad. Mientras caminaba por los callejones oscuros, vio a una mujer semihumana siendo golpeada por un guardia real.

Lephrah corrió hacia ellos y gritó: "¡Alto! ¿Qué está pasando aquí?".

El guardia real se volvió hacia ella con una sonrisa burlona. "La ley del rey permite que tratemos a estas criaturas como queramos, princesa", dijo."¿O te has olvidado de eso?". Lephrah se sintió indignada."No puedo creer que mi propio padre permita esto", dijo ella. "No podemos seguir así. Tenemos que hacer algo para cambiarlo".

Mientras caminaban por la ciudad, Lephrah y la mujer semihumana comenzaron a hablar. La mujer le contó a Lephrah sobre los horrores que habían sufrido ella y su familia a manos del rey y sus guardias. Lephrah se sintió abrumada por la injusticia de todo.

Finalmente, llegaron a un lugar donde podían hablar en privado. La mujer semihumana miró a Lephrah con seriedad y dijo: "He oído que tienes un gran poder secreto, princesa. Un poder que podría ayudarnos a todos".

Lephrah se sorprendió. "¿Cómo lo sabes?". La mujer semihumana le sonrió. "Tenemos nuestros propios contactos, princesa. Y necesitamos tu ayuda para liberarnos de la tiranía del rey".

Lephrah vaciló. Sabía que cualquier intento de desafiar al rey podría ser peligroso. Pero también sabía que no podía seguir ignorando la terrible situación en la que vivían los semihumanos. "Está bien", dijo finalmente.

"Haré lo que pueda para ayudar".

La mujer semihumana sonrió. "Entonces vamos a necesitar más ayuda", dijo. "Nosotros, los semihumanos, no somos lo suficientemente fuertes para enfrentar al ejército del rey. Necesitamos la ayuda de otros".

Lephrah asintió con la cabeza. "Entonces tendremos que hablar con los líderes de las otras especies semihumanas. Juntos podemos hacer un plan".

La mujer semihumana asintió. "Buena idea, princesa. Pero ten cuidado.El rey no permitirá que nadie se interponga en su camino. Si se entera de nuestros planes, nos matará a todos".

Lephrah sabía que la mujer semihumana tenía razón. Pero también sabía que no podía seguir viviendo en un reino donde el maltrato y la esclavitud eran moneda corriente. "No puedo seguir viviendo en un reino así", dijo con determinación. "Haré lo que sea necesario para cambiarlo".

La mujer semihumana sonrió. "Eso es lo que necesitamos, princesa. Una líder valiente y decidida".

Juntas, Lephrah y la mujer semihumana comenzaron a planear su siguiente paso. Decidieron que Lephrah hablaría con los líderes de las otras especies semihumanas para ganar su apoyo. Mientras tanto, la mujer semihumana reuniría a otros oprimidos del reino para unirse a su causa.

Lephrah se despidió de la mujer semihumana y regresó al palacio, sabiendo que su vida nunca volvería a ser la misma. Se preguntó cómo reaccionaría su padre si se enteraba de sus planes. Sabía que estaba corriendo un gran riesgo, pero también sabía que era la única forma de liberar a su pueblo del yugo del rey cruel.

La princesa se acostó en su cama esa noche, pensando en todo lo que había pasado. Sabía que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero también sabía que no podía permitirse retroceder. Su poder secreto y su determinación eran las únicas armas que tenía para luchar contra el rey malvado y sus seguidores.

Lephrah cerró los ojos y se durmió, soñando con un futuro donde todos los seres, humanos y semihumanos, fueran libres y vivieran en paz y armonía. Pero antes de poder alcanzar ese futuro, tendría que enfrentar a su padre y a todos aquellos que se interponían en su camino.