La princesa sin reino

Capítulo dieciséis: Sueños

Luana abrió sus ojos sobresaltada, sintió las pequeñas gotas de sudor corriendo por su frente, sumado a lo anterior sentía todas sus extremidades tensas, eso sin contar la incomodidad entre sus piernas.

Al principio no sabía en donde estaba y tampoco recordaba que ya no dormía en su antigua habitación y es que en los aposentos del rey los primeros rayos de la mañana iluminan la habitación causando que los que dormían ahí se levantaran temprano.

–Buenos días esposa– saludo Jasper parado a los pies de la cama.

El rey ya estaba completamente aseado y vestido, listo para un nuevo día, pero lo que la hizo removerse incomoda entre las sabanas fue su mirada café intensa sobre ella ya que el rostro de su esposo estaba invadido por la seriedad.

–Buenos días– susurro incomoda.

–Ariana vendrá a ayudarte además de que hace rato trajeron tus cosas– Jasper hablo tan rápido que hasta se mareo– Así que vístete, te espero en el comedor.

–Lo que tu digas– susurro Luana, aunque Jasper ya había salido de la habitación. –¿y a este que le pico?

Luana ignoro la actitud de Jasper y se volvió a recostar, decir que había tenido una pesadilla podría ser mentira, más bien era… como un recuerdo, la verdad no sabía que era peor.

Se levanto de la cama una vez que llego Ariana, por su bienestar mental decidió ignorar la inminente macha roja en sus sabanas y se dirigió al vestidor y tal como había dicho Jasper ahí ya se encontraban los pocos vestidos que había acumulado en dos meses.

Escogió un vestido sencillo color celeste, de escote recto y anchos tirantes, el vestido le llegaba por debajo de las rodillas y los zapatos elegidos eran con un poco de tacón color piel.

Vio como Ariana se esforzaba por hacerle un recogido con trenzas y le fue inevitable no pensar en unos pequeños y risueños ojos violetas < ¿es malo pensar en otro hombre en tu primer día de casada?> él le hubiera dicho que sus sueños eran premonitorios, pero sus ella no tenía sueños sino pesadillas.

¿Qué estará haciendo en esos momentos? ¿pensara en ella? O lo dejo de hacer tal como hizo ella.

–¿y bien? – pregunto Ariana poniéndole una peineta color azul. Luana la miro con desconcierto y la pelirroja prosiguió– ¿Qué tal su noche?

–Por todos los Dioses, Ariana– dijo Luana sonrojada– Bien.

Ariana rio al ver a la princesa y esposa del rey sonrojada y nerviosa por aquella pregunta. Era bien sabido en todo el palacio, y lo más probable que en todo Roznok, que la pareja había huido a su habitación antes de que terminara la celebración.

–se casó con el rey de Roznok ¿y bien es todo lo que dirá? –pregunto con incredulidad la doncella. – ¿al menos la tiene grande?

–¡ARIANA! – Grito Luana escandalizada.

Ambas se vieron a través del espejo, Ariana seguía sonriendo y a Luana le temblaban los labios hasta que sin poder evitarlo las dos rieron como si se trataran de jóvenes cualquiera.

–No me puedo quejar– susurro finalmente Luana cuando terminaron de reír–aunque nunca había visto uno.

–es lo malo de llegar casta al matrimonio, estúpidas religiones– dijo Ariana– Toda mujer debería haber experimentado con otros hombres antes de casarse.

–Ariana ¿qué cosas dices? – pero sabía que tenía razón, Luana siempre quiso experimentar con diferentes hombres para mínimo saber que le gustaba, pero ser princesa no te da muchas libertades.

–¿Qué tal si no tienes química sexual con tu futuro esposo? – dijo Ariana cruzada de brazos– Mínimo si estas con él o ella antes sabrás lo que te espera después.

–La mayoría de los matrimonios son más bien alianzas, así que no importa si tienes química con él o ella– respondió Luana inmediatamente… aunque ella no se sentía mal alrededor de Jasper sí que había conocido a alguien que le había causado esa “chispa”.

–no te puedes quejar– dijo Ariana mientras Luana se ponía unos pendientes– Ustedes si tienen un no sé qué.

–¿Jasper y yo? – pregunto con incredulidad y un tanto cómica pensando en la seriedad con la que la saludo– Creo que estas equivocada.

–Para nada, el Rey se nota muy tranquilo a su alrededor además de que cada vez que tienes un incidente él se preocupa demasiado… créeme nunca lo había visto de esa manera.

Luana salió de su habitación y antes de irse rumbo al comedor susurro: Solo porque le conviene… alianzas, al fin y al cabo.

 

–Buenos días, querida– Saludo Alice viendo entrar a su nieta al comedor.

Ahí se encontraba toda su familia: Alice, Aron, Antonieta, tía Dagma, Andrew, su abuelo, sus suegros y claro su esposo el cual estaba en la cabecera de la mesa y claramente su asiento era el que estaba al otro extremo.

–buenos días– susurro Luana hacia los demás, que esperaba que la hayan escuchado.

Jasper hizo un ademan hacia los meseros y de inmediato comenzaron a servir el delicioso desayuno, el que consistía en huevos, te, frutas frescas y jugo recién hecho, además de otros platillos a los cuales Luana no les prestó atención.

–No te ves muy contenta– susurro Tony sirviéndose tocino con huevos, la combinación favorita de Antonieta. – ¿fue muy malo? ¿violento? ¿quieres que lo golpee?

–Nada de eso, Tony– dijo Luana sirviéndose jugo– Es solo que… soñé con él.

Antonieta miro a su prima enarcando sus cejas rubias, sabía perfectamente a quien se refería, claro era su prima como su mejor amiga y mejor confidente.

–¿fue algo muy malo? –pregunto Tony.

–Como un recuerdo–dijo Luana en voz baja, sentía la mirada de Jasper sobre de ellas– Sus ojos son lo que más se quedó en mi ¿si me entiendes?

–Bueno tenemos que admitir que tiene o tenía unos ojos muy peculiares– comento Antonieta, pero antes de que siguiera hablando su abuela Alice las interrumpió.

–queridas niñas, sabrán que es de muy mal gusto susurrar en el comedor y más cuando hay invitados– dijo Alice con voz dura y ojos serios.




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