La princesa sin reino

Capítulo veinticinco: De celos y besos

Jasper no podía quitar su vista de su invitado, bueno uno de sus tantos invitados porque últimamente la corte estaba llena, los ojos oscuros y salvajes del rey de Roznok no se despegaban de los violetas del príncipe Dorian, la razón era simple dichos ojos no se despegaban de su esposa quien se dedicaba a conversar con su abuela y la señora Fayol.

< ¿Qué tanto la miras, principito?< Pensaba Jasper tratando de no demostrar ninguna emoción en su rostro aunque por la forma en la que apretaba su taza de café parecía que le estaba resultando difícil disimular.

– ¿todo bien hijo?– pregunto Lucas, el padre de Jasper sabiendo de los ademanes de su hijo.

–Excelente padre– contesto Jasper desviando finalmente su vista del peliplata.

–Me alegro– Lucas bebió de su taza de té y sonrió con tranquilidad, nada que ver con su hijo– Me han comentado de que visitaras las instalaciones del ejército.

–Así es, Verónica lo sugirió– dijo Jasper lanzando una mirada rápida a su esposa quien a su vez le regreso el gesto.

–Me parece buena idea, tu ejército no puede perder la motivación– añadió Lucas pensando en los próximos planes de su hijo.

–Deberías ir conmigo– sugirió Jasper.

Al antiguo rey Lucas se le daban bien los planes de guerra aunque nunca tuvo intenciones de conquistar tierras como lo estaba haciendo Jasper, tal vez le hacía falta malicia y ambición aunque sí que hubo una ocasión en la que quiso llevar a todo su ejército a un reino en específico, desgraciadamente rechazaron la ayuda y no pudo hacer nada por sus amigos.

–Me vendría bien cambiar de aires– dijo Lucas. –Deberías aprovechar el viaje para ir a Raisen y tener una audiencia con la reina.

Jasper gruño por lo bajo al oír la sugerencia, era una buena sugerencia pero el solo hecho de pensar en visitar Raisen y además ver a semejante personaje, la verdad era que el plan no era muy alentador.

–Deberían dejar sus pláticas políticas para después– interrumpió Cordelia con severidad–Coman y después se van a sus asuntos.

–Mamá…–dijo Jasper.

–Come y deja de hablar de esas cosas en la mesa y por ultimo susurro– Préstale atención a su esposa porque parece que el príncipe se la quiere comer con los ojos.

Fue en ese momento en que Jasper volvió a dirigirle su mirada al príncipe y no le gustó nada lo que vio, el principito embelesado observando a su esposa quien muy entusiasmada hablaba con una de sus damas de compañía.

–Estoy segura que el proyecto será perfecto Lu– dijo Aron a su cuñada– si me permites puedo ver los planos.

Luana sonrió y junto las palmas de sus manos y las elevo hasta sus labios. Aron había estudiado arquitectura aunque no había ejercido mucho por la muerte de su padre y la herencia que dejo detrás.

–Sería maravilloso, Aron– dijo Luana con brillantes ojos– Me los mandaran esta tarde, la verdad quiero que el hospital quede en perfectas condiciones.

Dorian no podía dejar de escucharla y de verla, amaba su sonrisa, sus hermosos ojos y ese entusiasmo que destilaba al hablar de sus próximos planes, verla de esa manera… simplemente le encantaba.

–Suena muy bien el proyecto, majestad– intervino Dorian.

–Lo es– dijo Luana y froto sus manos por debajo de la mesa en muestra del más puro nerviosismo.

–Tal vez la pueda ayudar importando el equipo– ofreció Dorian tanto para ayudar a Luana como por altruista y querer ayudar a las personas.

 –Muchas gracias, príncipe Dorian, Erikrea es el reino más avanzado tecnológicamente. – dijo Luana sin pesar en sus palabras y es que todos habían callado para escucharla con atención– Solcraia además de ser la capital de Erikrea es la capital científica.

A los señores Fayol y a Aron por poco sufren un paro cardiaco y no se diga Luana había cometido un terrible error, al parecer su bocota había regresado.

– ¿Dónde escuchaste eso querida?–pregunto Cordelia con una sonrisa forzada.

–Nunca había escuchado de Solcraia– dijo Brandon rascando su barba.

–Yo…– susurro Luana viendo que su esposo fruncía el ceño.

Mientras tanto Dorian sonreía tras su taza de té, recordaba aquella conversación donde le había dicho a Luana de la capital.

–Qué extraño que no sepan de la capital de Erikrea– intervino Fayol tranquilamente– es una ciudad importante y me pareció necesario hablarle de ella a la reina.

–Que clases tan interesantes, señor Fayol– dijo Jasper sonriendo con frialdad– Parece que mi esposa sabe mucho sobre su país, príncipe Dorian.

–Me sorprende los conocimientos de la reina Luana, majestad– dijo Dorian sin dejar de sonreír– Las conversaciones con la reina son de lo más interesantes.

Jasper ladeo ligeramente la cabeza, el comentario del príncipe no cuadraba porque los informes de Smith su esposa no se había reunido con el príncipe, a menos de Smith le haya ocultado eso.

Luana paso saliva con fuerza, este hombre arruinaría todo si seguía así, al parecer debían mantener una seria conversación y tratar de convencerlo de que se fuera del palacio.

–Ay no puede ser–susurro Aron y el único que lo escucho fue el profesor Fayol.

El comedor se sumergió en un incómodo silencio, eso fue hasta que las puertas se abrieron y dejaron ver al guardia de la reina, quien solemnemente venía con un porta planos.

–Majestad– dijo Smith– Le ha llegado esto.

Cuando Luana vio su guardia y amigo quiso lanzar un fuerte suspiro de alivio, inocentemente la había salvado.

–Muchas gracias Smith– dijo Luana– ¿Aron pudieras acompañarme para verlos?

–Claro–dijo Aron.

Luana se levantó de su silla y los demás la secundaron como muestra de respeto.

–Usted también príncipe Dorian– dijo Luana. – Si gusta… claro.

< ¿Por qué me ponía nerviosa cuando le hablaba?, ¿Por qué me tiemblan las piernas al verlo?>

–Sera un placer Lua…– dijo Dorian. – Reina Luana




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