La princesita del Ceo

Capítulo 7: Sospechas

—Elena—exclamé, ella fingió no verme.

—No debes hablar con desconocidos, Ángela, pueden ser peligrosos —exclamó tomando a la niña de la mano y llevándosela de allí. La pequeña, mientras se alejaba, miró hacia atrás y me sonrió; yo solo le dije adiós. ¿Qué coño pasaba con esta mujer, no puede ser que no me recordara? Es verdad que habían pasado seis años, pero ella me amaba o eso decía. Y no había cambiado tanto. Elena me estaba volando la cabeza, o no me recordaba en verdad, o se estaba burlando de mí y fuera lo que fuera que pasaba lo iba a descubrir. Y esa niña, debía tener cinco o seis años, ¿tan rápido rehizo su vida sin mí? Tenía tantas dudas en mi cabeza, pero no me iba a quedar con ellas. El novio de Elena, Eric, me dijo que ellos pasarían 15 días aquí, el tiempo perfecto para descubrir toda la verdad.

***************

Elena

Fui hasta la habitación con mi hija, verla con Aarón me había puesto demasiado nerviosa y más que ya estaba asustada cuando llegué a la habitación y estaba la puerta abierta, mi madre dormida y no vi a la niña por ninguna parte.

—¿Por qué saliste sola? Esperaste que tu abuela se durmiera y escapaste —le reclamé.

—Solo buscaba a mi papá —respondió y pasé ambas manos por mi rostro.

—Estamos felices así, siempre hemos sido tú y yo.

—No quiero que te cases con Eric mamá, ni que viva con nosotros.—respondió.

—¿Por qué no quieres a Eric? —pregunté abrazándola—¿dime por qué? —cuestioné con voz suave.

—No es mi papá

—Lo sé, Ángela pero eso no te da derecho a escapar, casi muero del susto. Te pudo haber pasado algo, pudieron secuestrarte y no puedes hablar con desconocidos.

—Está bien mamá, prometo que no lo haré más.

—Y ese hombre, no le hables más a él. No me genera confianza —agregué.

—Está bien—dijo cruzándose de brazos.

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Era temprano y fuimos a desayunar al restaurante del hotel. Ángela llevaba una agenda donde dibujaba.

—Debo ir un momento al baño —pronuncié y mi madre sonrió.

—Te esperamos aquí —respondió. Aarón llegó y fue hasta la mesa donde estaba la pequeña.

—Hola, pequeña amiga—le dijo Aarón a la niña.

—Hola ¿conoce a Ángela? —respondió mi madre.

—Ayer la conocí en el balcón del hotel, es muy amigable su nieta.

—¿Está alquilado aquí?—preguntó mi madre.

—Soy unpropietarios —respondiórespondió y mi madre lo miró asombrada—Aarón a su servicio. Le extendió la mano.

—Mucho gusto me llamo Katalina—respondió mi madre tomando su mano. —¿Quiere sentarse?

—Sería un placer.¿ Y qué les está pareciendo el hotel? ¿Qué cree que debemos mejorarle?

—Está perfecto. Mi yerno también es socio del hotel.

—¿Su yerno es Eric? ¿Verdad?

—Sí

—Entonces es la madre de Elena—preguntó Aarón.

—Sí, sí ¿conoce a mi hija? —respondió mi madre.

—Por supuesto. Ángela estás callada hoy, ayer parecías muy conversadora. —le dijo Aarón a la niña.

—Hola—le escribió la niña en la agenda.

—O hoy no hablas—le dijo Aarón.

—Mi mamá me dijo que no hable con extraños —pronunció Ángela.

—Él no es un extraño, Ángela, es amigo de tu madre y de Eric —pronunció mi madre.

—Tu padre, Eric, y yo somos socios —dijo Aarón.

—¡Eric no es mi padre! —casi grita la niña, yo iba acercándome y pude ver a lo lejos a Aarón allí en mi mesa, sentado con madre y mi hija. Me preguntaba qué buscaba con todo esto. Suspiré y fui hasta allí.

—Buenos días —pronuncié sentándome a la mesa.

—Hija, acabamos de conocer a tu amigo… —dijo mamá.

—No es mi amigo, es solo el socio de Eric —respondí sin mirarlo.

—¿Soy únicamente eso, Elena? —preguntó y lo miré. Él me miró fijamente a los ojos...

—Buenos días —intervino Eric que llegó y me saludó con un beso. —Qué bueno que nos acompañes, Aarón.

—Ayer tuve la suerte de conocer a Ángela es una niña muy adorable—pronunció Aarón.

—Sí, la quiero como si fuera mi propia hija. —dijo y la niña lo miró con desagrado.

—Ella también te quiere mucho —me miró también con desagrado y yo intenté disimular.

—Se nota un montón. Y ¿qué edad tienes Ángela—preguntó Aarón.

—Seis años —respondió la niña mientras Aarón tomaba un poco de su café y empezó a toser.

—Seis, seis años —dijo mirándome a mi directo a los ojos y luego a la pequeña. La situación se estaba poniendo demasiado incómoda, seguramente podría empezar a sospechar, Aarón era muy inteligente.

—Seis años—replicó pensativo. —Ángela dime algo

—Ya hemos terminado de desayunar, Ángela vayamos a caminar un rato—dije poniéndome de pie y tomando la mano de mi hija para llevármela lejos de allí.

—¿Ángela y ayer encontraste a tu papá? —se atrevió a preguntar.

—No, pero lo hallaré —respondió la pequeña.

—Ni siquiera conoce a su papá —se atrevió a decir mi prometido y ese fue el momento justo en el que quise que la tierra me tragara—es un desgraciado que ni siquiera ha buscado a su hija para conocerla.

—¡Mi papá no es ningún desgraciado! ¡No me ha buscado porque no sabe que existo! —le gritó la niña a Eric y salió corriendo de allí.

—¡Angi espera! ¡Ángela! —grité corriendo tras de ella...




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