La Promesa

CAPITULO 1: Encuentro

CAPITULO 1: ENCUENTRO

Mi nombre es Elizabeth, o como todos me llaman "Eli" tengo 16 años y acudo a segundo de preparatoria. Vivo con mi familia: mi hermano Henry, mi madre Ana y mi padre Julio...
Nos mudamos hace dos años a Chicago, aunque antes de venir aquí solíamos vivir en Texas.

Confieso que el proceso de adaptarme a este nuevo lugar ha sido algo... duro. Y apesar de ya tener amigos y una escuela que me agrade, simplemente no consigo tener paz... Solo recuerdo aquellos ojos color avellana, tan profundos como sus pensamientos... Pidiendo que me quedara...

Despierto de mis pensamientos cuando escucho una voz ronca gritando desde afuera, es Henry. Aún no puedo creer que teniendo 17 años se comporte como un niño pequeño. Tan ruidoso como siempre...

Tomó mi almuerzo y salgo rápidamente de la casa. Me subí en el auto que conduce Henry y nos dirigimos a la preparatoria.
No tardamos ni 10 minutos y ya estamos en ahí.
En la entrada me esperan mis amigos: Lili, una chica alta con cabello rubio y hermosos ojos azules; Denisse, todo lo contrario a ella, de estatura baja con un cabello lacio de un color negro intenso y ojos café oscuro;  Cristian, un chico bastante alto y atlético, con un cabello rizado rubio y ojos verdes.  Y por último yo, una chica de altura mediana con el cabello ondulado castaño, y ojos color café claro.

Saludo a todos y entramos a la preparatoria. Pasamos por los pasillos y vemos un poco de alboroto en la dirección...

–¿Qué estará pasando ahí?– pregunta Lili algo curiosa. Toma del brazo a Denisse y ambas se adentran en el alboroto. Mientras que Cristian y yo nos quedamos esperándolas en los casilleros.

–Y. ¿cómo te fue este fin?– me pregunta Cristian mientas saca unos libros del casillero.

Justo cuando estoy a punto de responderle pasa un chico a mi lado... Pero está vez era una cara conocida. Trato de mirarle el rostro a aquel chico y para mí sorpresa, me encuentro con... Aquellos ojos avellana...
El cruza su mirada con la mía y se detiene por unos minutos. Trato de decir algo pero estoy completamente paralizada. Aquellos ojos avellana... Me miran con decepción y tristeza. Y sin decir nada, se aleja.

–Alberto eres tú?...– grito con fuerza a través del pasillo.
El solo se detiene por unos minutos, sin mirarme... Y después se aleja.

Trato de detenerle pero en ese momento suena el timbre para la clase, provocando que todos los estudiantes salgan en estampida, y que perdiera de vista aquellos ojos avellana...

Cristian jaló mi brazo y nos adentramos a el salón de clases. Aunque yo no dejaba de mirar al fondo del pasillo.

Durante la clase estuve algo distraída. Mientras que Cristian solo me miraba con duda y preocupación, más no decía nada. Cristian es mi mejor amigo, por lo tanto; el sabe muy bien quien era aquel dueño de esos ojos avellana, y cuánto significaba para mí aquella persona... A la que una vez llegué a amar...
Pero hay una idea rondando en mi cabeza desde lo que pasó en el pasillo. ¿Por qué me evita? ¿Por qué ni siquiera me miró? ¿ A qué se debe su rechazo?... 
Antes de mudarme Alberto y yo éramos inseparables, casi como almas gemelas; el siempre me sacaba una sonrisa con tan solo mirar sus hermosos ojos avellana...

Y... a pesar de tener tan solo 14 años, creía firmemente en el amor; en el amor que le tenía a Alberto... Pero nada es para siempre... Tuve que dejarlo por el bien de mi familia.

Se supone que nos mudamos a Chicago con un solo propósito: mantener unida a la familia y salvar el matrimonio de mis padres... Papá había engañado a mamá. Ese año fue el más doloroso para todos, vivía en la oscuridad deprimida y decepcionada por lo que papá había hecho. 
Pero, todo eso cambio cuando llegó el... Alberto... Con su forma de ser tan natural, y siempre viendo el lado bueno de las cosas. Además de sus ojos... Tan solo mirarlo me tranquilizaba.

Pero ambos tomamos diferentes caminos, y nos separamos. En ese entonces solo quería a mi familia unida.

Y ahora que la tengo. Solamente lo necesito a él... Y necesito que entienda porque me fui.
Necesito cumplir la promesa que alguna vez le hice: que jamás me alejaría de él... Y tengo que cumplirla aunque él no me quiera cerca... Yo aún lo sigo amando...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.