Por años mi padre dejo de dirigirme la palabra, pareciera que no existiera en el palacio, solamente cumplía mis deberes como princesa de azidel, la compañía de mis damas me daba fuerza para mostrarme firme. Ya que ecrumonar no demoro en comenzar a murmurar sobre mi cambio. Lograron creer que ahora fui maldita por krasra, pero, aunque rumoren sobre mi don sigo otorgando ayuda a mi pueblo con mis mariposas.
la única vez que mi padre me levanto la mano fue cuando una de las bestias de Wricaea quiso atacar a nuestro pueblo, demostré mi don del trueno además de haber formado la espada maldita de Shadowfall, la espada de alotl, algunos me agradecieron, otros me lanzaron piedras y mi padre me golpeo además de haberme llamado bestia repulsiva, desde ese momento había jurado nunca mas volver a usar mis dones.
Tenía dieciséis años, una princesa que perdió su don en el enfrentamiento, todo el pueblo ahora buscaba la ayuda de otros pueblos al ver que ya no era portadora de las mariposas. Una noche de fuertes ráfagas de viento, daba una caminata por el pueblo junto a mi dama de compañía, cercas del lago donde mi madre me había llevado estaba un hombre mal herido. Tuve que pedir ayuda a los soldados del palacio para llevarlo dentro y curarlo. Me encontraba en una habitación con aquel hombre y mi dama de compañía.
-princesa… creo que no deberías hacer esto… el rey de molestara
-no puedo dejarlo morir Zhao Shi, si tengo que recibir un castigo de mi padre. Lo aceptare_ me acerque a la ventana uniendo mis manos formando una de mis mariposas la cual se acerco descansando en la frente del hombre, sus heridas fueron curándose lentamente
-princesa, mire_ me acerque de nuevo viendo en su torso y brazos como pintas de un zorro y una serpiente_ será de algún clan enemigo
-esperemos que no Zhao Shi_ mi mariposa desapareció haciendo despertar a aquel hombre que al vernos salto de la cama tomando una de su pantalón una daga, zhao shi se asustó colocándose detrás de mí_ por favor, tranquilícese
-donde estoy, responde_ exigió
-en azidel_ miro el alrededor para después verme a mi
-tu eres la princesa del trueno de la salvación_ mantuve la mirada fija en él, bajo la daga para acercarse a mi_ porque me salvaste
-no puedo permitir que alguien quede herido_ frunció el ceño, guardo la daga para ver sus heridas curadas
-al parecer ahora te debo mi lealtad princesa
-no es necesario
-para mi si_ se hinco frente a mi llevando una de sus manos a su pecho bajando la mirada_ a partir de esta noche, por mi deidad Axtia. Yo Zhang lei serviré al palacio azidel y a usted majestad_ alzo la mirada a mí, solamente asentí hacia el sonriendo al verlo sonreírme
Desde aquella noche Zhang lei comenzó a servir a mi padre y al palacio, el era poseedor de grandes dones que cualquier guerrero de nuestro palacio no tendría. El invocar poderosas bestias. Okath, la serpiente de escamas de metal que puede destruir un palacio completo con solamente su cuerpo y quien se atreviera a tocar su piel era terriblemente asesinado por sus escamas. Y Bralmuzir, el espíritu de zorro que al dejar ver sus tres ojos y arrasar con sus garras arrebata las almas de las personas. Bestias malditas.
Aunque sirviera a mi padre y luchara a su lado rompía la regla de mantenerse alejado de mí, muchas veces nos reuníamos en mi habitación, en el gran patio o en el pueblo para poder conversar. Donde me confeso su verdad. El servía al rey de Hibado. El reino con el que lucha mi padre, pero dice que en salir con sus compañeros de lucha a revisar el perímetro fueron atacados por su propio reino por sus peligrosos dones, el pudo salvarse al lanzarse a las corrientes rápidas de un rio para detenerse en ecrumonar donde dice que krasra le hablo en buscar ayuda. Mi deidad fue la que me guio hacia él, fue la que nos unió.
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Editado: 03.06.2023