La Propuesta Del Millonario.

4. Tu nueva mamá.

Cuando cómo sería mí vida supuse que tardaría un buen tiempo y muchos robos para poder juntar el dinero necesario para poder comprar un auto como este pero tras un plan fallido y unas cuantas ahora en la cárcel, aquí me tienen, sentada en el asiento del acompañante de un fabuloso Mustang negro, con un hombre absurdamente guapo, inteligente y hasta podría decir ridículamente seguro de sí mismo.

—Antes de que lleguemos a casa quiero que sepas que he mandado a buscar tus cosas a tu antigua casa. Tu ropa, zapatos, maquillaje y lo que considere que era fundamental y que necesitarías para sobrevivir durante el tiempo que te quedaras con nosotros.

Mis ojos se abrieron como platos por dos razones totalmente distintas y opuestas. Para empezar había supuesto que todo eso estaba perdido ya para siempre y  que permanecerían por toda la eternidad allí, como un constante recordatorio para mis amigos que alguna vez yo viví con ellos y por otro lado, el otro motivo de mi sorpresa, el que más me inquietaba tenía que ver con una gran duda que me carcomía por dentro… ¿COMO RAYOS HABIA OBTENIDO MI DIRECCIÓN?

—Como…

— ¿Cómo supe dónde vivías? Déjame que te diga algo, Margot. No deberías subestimar jamás a tus enemigos. No sabes cuándo poderosos estos pueden llegar a ser— sentenció desviando su vista unos segundos de la carretera para enfocarse en mí.

Podía jurar  que solamente había hecho eso para poder disfrutar con mí reacción, y por la expresión en su rostro, pude darme cuenta de que mi boca abierta grotescamente, era exactamente la que estaba esperando.

— ¿Que? Creíste que no iba, con todo lo que sucedió en el banco, ¿investigar quiénes eran los delincuentes que irrumpieron en este? ¿Qué me quedaría cruzado de brazos?— negó con su cabeza—Estas equivocada, por supuesto que lo haría. Por suerte para mí, contamos con un gran equipo de trabajo, entre los que se encuentran un investigador privado quien no tuvo ningún tipo de problema al indagar quien eras, así fue como pude conocer más sobre ti, aunque debo confesar que no es tanto como me gustaría, sé que te llamas Margot James, que tienes 25 años, eres soltera, compartes el piso con otros tres hombres y eso… Eso es todo lo que se sobre ti. Tengo la esperanza que durante los meses que compartiremos juntos pueda conseguir mucha, mucha más información — sonrió.

—Ni en tus mejores sueños te permitiré que te metas en mi mente para que puedas conseguir disuadirme y así te confiese todos mis oscuros secretos—masculle observando al paisaje que se desplegaba del otro lado de la ventana.

—Oh linda, en mis sueños ocurren cosas mucho más interesantes que esas — afirmó en un tono sexy— Y puedo asegurarte, en más de uno, la protagonista serás tú— añadió llevando sutilmente una mano hacia mí muslo y deslizándola hacia arriba, hasta ese punto en el que mis piernas se juntaban, provocándome escalofríos.

Maldito australiano y sus persuasivos encantos. De no ser porque estaba dirigiéndome a lo que podría ser considerada mí nueva prisión, le habría pedido que se aparcara al costado de la ruta y le demostraría de que estaba hecha.

Lamentablemente no podía darme semejante lujo.

—Augh, me caes mal — bufé apoyando mí codo sobre el apoyabrazos.

—Y no tienes idea de cuan mal te caeré cuando te ponga al tanto de las tareas que tendrás que desempeñar aquí— hizo una pausa y aprovecho esos segundos para pisar el freno — Hablando de eso, aquí estamos. Bienvenida a casa, querida— agrego antes de salir del auto dejándome sentada en él, mirando el imponente castillo que se desplegaba frente a mí.

Definitivamente él tenía razón, lo había subestimado y aparentemente desconocía cuánto dinero ganaba siendo gerente del banco.

🏫🏫🏫

No miento al decir que por lo menos aquí había fácil 6 habitaciones o más lo que me parecía una exageración considerando que solo vivían dos personas.

¿Cuánto espacio requería una niña para ser feliz? No creía que mucho.

Un brazo se cernió con fuerza sobre mis hombros y me tiró sutilmente para que fuera hacia donde él quería.

—Luego te daré un tour por nuestra residencia, y debo avisarte antes de que sea demasiado tarde que compartiremos habitación.

— ¿Disculpa?— respondí empleando toda la fuerza que tenía para separarme de su agarre, sin éxito alguno.

—Estamos remodelando y acondicionando tu dormitorio por lo que por el momento no tienes otra opción que dormir conmigo.

Usualmente no me quejaría por esto pero haría de esta una excepción y no me quedaría callada.

—Asumo que tienes un sofá bastante cómodo y mullido dónde descansar por las noches y tomar todas las siestas que se te antojen.

Asintió 

—Lo tengo aunque para ser honesto contigo eso no sería muy bueno para mí cervical. No tengo intención alguna de despertar día tras día con un terrible dolor de cuello. Gracias al universo cuento con una gran cama que podremos utilizar los dos y dónde tengo la impresión que pasaremos largas horas y crearemos grandes recuerdos.

—Eres desagradable — gruñó dando un paso al costado, sintiéndome un tanto aliviada al darme cuenta al no sentir la presión de su peso sobre mí.

—Me han dicho eso en muchas ocasiones. Desafortunadamente y por como yo lo veo tienes dos alternativas, puedes acceder a eso o bien puedes regresar a ese incómodo banco de tu celda y tener increíbles sueños allí… Si eso es lo que pensé — continuo diciendo ante mí inminente silencio— ¿Por qué no vamos a mí escritorio hay un par de cosas que quiero charlar contigo?

 

—Como si pudiese decir que no a eso. Por qué tengo la impresión de que si niego a todo lo que tú desees volveré al lugar de dónde me sacaste.

—Porque estás en lo cierto— contesto con un si risa petulante en su arrogante cara —Ahora por qué no dejamos este pequeño desencuentro atrás y vamos a lo importante.




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