La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 38: Nicolas Miller

Capítulo 38: Nicolas Miller

NARRA STELLA

Su cercanía me era demasiado incómoda, era evidente que las actitudes de Harry confundían a cualquiera, un día podía hablar mal de alguien y al día siguiente, hablaba flores.

Las palabras que salían de mi boca solo querían hacer que se le bajarán un poco los humos de superioridad que se carga, era evidente que necesitaba una de tantas lecciones.

Miro el anillo hallado en mi dedo anular, aún no entendía como se me había olvidado en el hotel. Simplemente me lo había quitado para que Carlos no lo viera, aún así, se me olvidó.

Camino sin lugar fijo en donde parar, solo me limitaba a ver la cantidad de agua que se hallaba alrededor, aunque una duda se hallaba en mi cabeza:

¿Que había en el sobre que Miller me arrebató?

Harry podía ser un acertijo de esos que demoras horas intentando descifrar, inclusive uno de esos al que nunca le logras encontrar solución o lógica. Aún así, era imposible no intentarlo, como todo en la vida; quien arriesga, gana.

Aunque para ser sincera, esta era una de las partidas de las cuales no estaba segura de participar, a pesar de que ya era muy tarde.

Mientras camino, logro tropesarme con alguien, exactamente con un hombre, haciendo que la bebida que traía en sus manos termine estampada en mi ropa.

–Lo siento mucho, tenía algo de prisa y ahora acabo de mancharte de la bebida, de verdad que lo siento, preciosa. –Se disculpa el hombre.

–No te preocupes, solo fue un accidente. –Excuso sacudiendo un poco el vestido.

–Te puedo invitar algo o llevo tu atuendo a la lavandería, lo que tú quieras. –Invita.

–No es necesario, todo está perfecto así.

–No te apenes por decirme, solo es para recompensar mi error. – Vuelve a decir.

–De verdad, así estoy bien. ¿Quién es usted? –Pregunto recordando que el barco era de propiedad privada de los Miller.

–Mucho gusto, Leandro. Yo soy ayudante del barco, amigo cercano de Harry. –Explica.

Frunzo el ceño, en los cinco años conviviendo con Harry, nunca había visto a dichoso amigo o tan solo escuchado su nombre.

–Ok, un gusto Leandro. Si no te moleta, necesito llegar a la habitación. –Invento intentando alejarme del mencionado.

–¿No piensas aceptar la bebida? –Curiosea.

–No, no tienes que tomarte esa molestia, solo me cambio y asunto arreglado. –Respondo secamente.

–¿Tú que eres de Harry? –Cambia de tema.

–¿Por qué tanto interés? –Invado su pregunta.

–Exactamente Leandro, porque tanto interés cuando ya sabes toda la verdad –una voz bastante gruesa y masculina se escucha detrás de mi persona, podía reconocer dicha voz.

–Miller, Miller, tanto tiempo sin vernos mi querido amigo.

–¿Amigo tuyo? Primero muerto. –Expresa Harry posicionándose a mi lado, se notaba que se encontraba enojado debido a que algunas venas resaltaban por sus brazos.

–Ojo con lo que dices, las palabras tienen poder. –Se burla.

–¿Cómo entraste al barco? –Pregunta de manera autoritaria.

–Tengo mis contactos, mi manera de actuar. –Dice sin tomarle importancia.

–Sé quienes son los contactos, más que nadie sé la put* manera de su actuar. Se lo dije a Jhonatan, ahora te lo digo a ti; aléjense de mi esposa. –Advierte sorprendiéndome con sus palabras.

–Miller, cuida tus palabras delante de las damas. –Sigue con su tono burlón.

–Tú cuida cada uno de los pasos que das, ahora puedes estar aquí, mañana quien sabe en que ratonera puedes estar revolcándote.

Miro expectante la escena.

Primero; este par estaba muy lejos de ser “amigos”.

Segundo; se notaba que yo estaba fuera de la pista porque ambos se daban esas miradas que botaban fuegos, esa mirada que solo ellos entendían la razón.

Tercero; alguien sabía del matrimonio, una persona que por lo menos yo no tenía idea de su existencia.

–¿Sabes qué? No pretendo seguir hablando con alguien tan maleducado, mucho menos delante de esta bella mujer, demasiado bella para ser cierto. –Dice bríndame una mirada para nada bonita, acompañada de aquella sonrisa lascivia.

De un segundo a otro, Harry ya no se encontraba a mi lado, si no agarrando a Leandro del cuello provocando un gran susto a mi persona.

–Mis palabras no son un juego, Leandro. Jhonatan y tú saben muy bien de lo que soy capaz cuando se meten con los míos. –Advierte.

–Todos tienen una debilidad y ya encontré la tuya. –Habla haciendo una mueca cuando Harry intensifica más el agarre.

–Por favor, suéltalo. –Pido bastante sorprendida ante su actitud jamás vista.

Este en vez de hacer lo que le pido, simplemente se limita a empujar al hombre hasta la rejilla y lo inclina, haciendo que Leandro quede pálido ante las acciones de Harry.

–¡Ayuda, por favor! –Grito para que alguien me ayude, pues no sabía que otra cosa hacer para separar a los hombres.

No podía seguir esperando que alguien se tomara la molestia de ayudarme, así que me acerco a Miller y lo tomo del hombro para que se aleje del hombre…. En vano, estaba luchando contra alguien que se le notaban las horas de gimnasio.

–Me estas asustando. –Susurro en un pequeño hilo de voz.

Como si mis palabras llevaran magia, Miller afloja el agarre y luego lentamente lo termina soltando.

Leandro vuelve a tomar compostura y masajea su cuello lentamente, luego mira a la persona a mi lado.

–Tienes fuerza, debo aceptarlo. –Admite el hombre.

–Lárgate, te puedo asegurar que la próxima vez te va peor. –Amenaza.

–Tranquilo, por ahora la marea esta baja –dice. –Hasta pronto, hermosa. –Se despide guiñándome un ojo.

La gota que derramó el vaso de agua.

Solo bastó aquellas tres palabras para que Harry terminara dándole un puño en el rostro.

Un golpe, terminan siendo tres o inclusive pudieron ser más si no llega el encargado del yate a separarlos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.