Extra - Harry
Dedicado a: Ana Leticia Melendez Almendarez
NARRA HARRY
—Vaya, pensé que me ibas a dejar plantada —se queja Catalina esperándome a las afueras del evento.
—Te dije que te acompañaría, más no que te iría a buscar —respondo a su queja.
—Gracias de todas maneras por venir —dice con una sonrisa y brindándome un beso muy cerca de los labios.
Tomo una leve distancia, luego le ofrezco el brazo.
—¿Vamos? —Pregunto a lo que ella asiente.
Un par de pasos y ya nos encontrábamos pasando entre los diferentes reporteros, estos al vernos juntos no dudan en hacer preguntas de todo tipo e incluso involucran a Stella en una que otra.
De seguro está mujer al ver los chismes me iba a querer asesinar, no le culpaba, en mi defensa mi plan necesitaba llevarse a cabo.
Stella.
Stella Corney.
Stella Miller.
Una mujer que de seguro me va a sorprender, hoy empecé a deducirlo, su carácter es sorpresivo y me incitan a querer averiguar más de ella. ¿Algo loco, no?
Aquella mujer que desde el primer día que la vi me incitó a muchos pensamientos lujuriosos, y ahora que la tengo cerca hay cosas que no han cambiado desde ese lado del asunto, el problema eran las reglas y el modo en como debíamos llevarlas.
Si yo me tiraba una regla, significaba tirarme todo un matrimonio del cual me llevó mucho trabajo construir.
Tomo asiento en una de las mesas que nos habían indicado para esperar que empezara el desfile, Catalina repite mi acción acomodándose de igual manera.
La observo por varios segundos, sí, era de aceptar que la mujer se veía realmente hermosa, cada parte de su cuerpo y rostro, pero todo aquello engañaba… era como una sirena que te atrae con sus palabras y encanto, al final termina siendo toda una arpía consumida por la mentira y la ambición.
Lo sabía, posiblemente siempre lo supe y me negaba a aceptarlo como todo lo vivido en el pasado. Aún así tuve la esperanza de que aquellas personas que me lo advirtieron se equivocaran, pero bien dicen que soldado advertido no muere en guerra, para mi suerte; logré sobrevivir.
Aquello no quitaba el hecho de que quería más, tenía un apetito feroz a que pagara el sufrimiento que me hizo vivir, el oscuro túnel en el cual estuve a punto de volver a meterme.
No hay mejor manera de vengarse que dar ilusión y tener la satisfacción de quitar esta misma, un poder que tú te encargas de construir y destruir a la vez.
¿Qué mejor manera que hacerle sentir que me importa y luego simplemente decir que ya no lo hace?, ¿Qué mejor manera que mostrarle cuan “amo” a una mujer que no es ella?, sí, eso sería totalmente satisfactorio y liberaría algo dentro de mí.
—Tú teléfono va a reventar —expresa la mujer al frente mío haciéndome olvidar de mis pensamientos.
Confundido, hablo: —¿Qué?
—Si no estoy mal ese es el sonido de notificaciones —explica.
Al entender, saco el teléfono de mi bolsillo y veo la bandeja de entrada.
Instagram, ¿desde cuando sigo novedades de Instagram?
Confundido y sin tomarle importancia, decido volver a guardar el móvil.
—¿Todo bien? —Pregunta la mujer algo curiosa.
—Sí, notificaciones del evento y lo que está pasando en este —miento, porque ni siquiera había leído que de trataba.
—Mmm.
—¿Cuánto falta para que empiecen? —Pregunto tomando una copa de vino.
—Menos de veinte minutos —responde.
Veinte minutos, solo veinte minutos, luego puedo ir al apartamento y excusarme con mi esposa.
¿Qué podía salir mal?
—Entonces… ¿Cómo pasó todo?
—¿De qué estamos hablando exactamente? —Pregunto.
—Tu asistente, secretaría; no lo recuerdo bien. ¿Cómo terminaste con ella? Novios, es sorprendente —comenta.
—Sí, pero creo que alguna vez lo vi venir.
—¿Ah sí? Felicitaciones, creo que nunca te las di.
—No eran necesarias, pero gracias.
—Todo un año, ¿no? Creo que eso de ir manteniendo las relaciones ocultas siempre se te ha dado bien.
—Figúrate que no… no es fácil, desde que empezamos a estar juntos quería comunicárselo a la presa, pero decidimos mantenerlo en privado; ya sabes, la gente siempre se encarga de arruinar las cosas por cualquier tontería.
—¿Y ella que opinaba al respecto?
—Le pareció lo correcto, un tiempo solo para nosotros, sin tanto escándalo, pero toda tranquilidad llega a su fin. Ahora solo puedo decir que estoy enamorado de una gran mujer, un excelente ser humano y te puedo asegurar que esto es más que un simple tiempo… la quiero para siempre —espeto.
—Vaya, no te escuchaba hablar así desde hace un buen tiempo, ni siquiera cuando estábamos juntos.
—Todo cambia, absolutamente todo —expreso con una sonrisa de labios cerrados y le doy un sorbo a la copa de vino.
—La suerte que pocos tienen, ¿no crees?
—Yo, por ejemplo. Perdí plata y gané oro, siempre se va algo malo y llega lo mejor… sin duda alguna.
—Espero que yo no sea eso malo que pasó por tu vida, que no tengas ese pensamiento de mí.
—Nunca he dicho que lo seas, ¿si ves como el cerebro te carcome viva?
Ella tiene la intención de seguir conversando, pero se detiene cuando mi celular empieza a sonar y visualizo el nombre de mi mejor amigo.
—Permiso —excuso poniéndome de pie y tomando una distancia considerable para contestar.
—¿Qué pasó ahora? —Le pregunto a la persona al otro lado de la línea.
—¿Pasas por mí o lo hago yo?
—¿A qué te refieres, Marck?
—¿No lo sabes? —Escucho su voz incrédula.
—¿Saber qué?
—Para ser uno de los mejores empresarios del país estás muy mal, Miller —se burla —mira Instagram y entenderás —pide.