CAROLINA WILSON
Poco después de que Chris se fuera, tocaron la puerta. Miré por la mirilla y era Nathan. Abrí, ya que anteriormente siempre venía a casa.
-Nathan, Chris ahora no está en casa, acaba de salir. -le dije.
-Oh, yo no venía buscando a Christian. Venía buscándote a ti. -dijo él.
-¿Quieres entrar? -Ofrecí.
-Claro, ¿me sirves un vaso de agua? -preguntó.
-Ahora vengo, espérame aquí. -dije, cerrando la puerta.
Después de eso, me fui a la cocina a servir un par de vasos con agua. De repente, me taparon tanto la boca como la nariz y sentía que me caía, terminé desmayandome en el suelo de la cocina. Cuando desperté, estaba atada en una sala oscura, en cuanto recuperé completamente la consciencia, vi unos ojos mirándome fijamente. Escuché pasos y se encendió una pequeña luz que había en esa habitación. Nathan. ¡Él me había secuestrado! ¿Pero qué le pasa a este hombre? Intenté hablar, pero tenía la boca tapada.
-Shhh, tranquila preciosa, estarás bien. No te quiero hacer daño. -dijo él, acercándose más a mí.
Me quitó la banda de la boca.
-¿Qué quieres de mí? -pregunté.
-Todo, me encantas, tu hermano no entiende nada. Yo te quiero a ti, seamos novios. La pasarás muy bien junto a mí lado. -confesó.
-Nathan, nos llevamos muchos años, además yo no quiero tener pareja todavía. Me queda mucho por explorar antes. -respondí yo, un poco pasmada.
-Cariño, no le hagas caso a tu hermano, él no quiere que seamos felices.
-No le hago caso en algunos ámbitos de todas maneras. Pero yo en si, no quiero estar atada a nadie aún. Puedo buscar a alguien más tarde, de mi agrado y con mi edad.
Sentí su respiración en mi cuello, que asco. Me dio unos besos en el cuello antes de subir a mi cara y no parar de tocarla.
-Nathan, no me toques por favor, no me gusta el contacto físico.
-Me da igual, desde ahora eres y serás mía para siempre. -dijo de manera demasiado decidida y segura.
Oh no, eso sí que no. Me movía bruscamente intentando soltarme de su agarre, e intentar salir corriendo por la puerta. No conseguí nada, más que Nathan me agarrara con más fuerza. Él siguió recorriendo mi cuerpo poco a poco, cuando llegó a la zona central del torso, o sea, el pecho, me moví con más fuerza y logré desatar mis pies, inmediatamente le di un rodillazo en su parte íntima. Al instante se apartó y se retorció de dolor. Momentos después me desató el cuerpo y me tiró a una cama que había en esa sala. Se lanzó encima mío y no pude reaccionar ya que empezó a besar cada mísera parte de mi cuerpo.
Dios, quería tirarlo por un balcón.
A la vez, me intentaba quitar las prendas que llevaba puestas, utilizaba demasiada fuerza, apenas me podía mover. Mis muñecas seguían atadas, él las cogió y tiró de ellas. Grité de dolor. Al cabo de unos minutos, escuchamos cómo mi hermano me buscaba por la casa y gritaba mi nombre. Las paredes parecían de papel, porque se escuchaban los gritos demasiado fuertes.
Nathan al darse cuenta de que Chris me buscaba, se apartó de mí, recogió una cuerda y me volvió a atar. Poco después lo vi coger su móvil y llamar a alguien.
-Tengo a Carolina. Si la quieres de vuelta sana y salva, acepta la única cosa que te he dicho, sinó, ella pagará tu negación. -amenazó.
Hubo un silencio, suponía que había llamado a Chris y él estaba hablando.
-Ups, llegas tarde, pensaste demasiado tiempo, ya no quiero tu permiso. -respondió. Acto seguido puso el teléfono en altavoz y se volvió a lanzar hacia mi. Grité, me dolía todo el cuerpo. Segundos después se acomodó encima mío y me volvió a besar. ¿Christian, por qué me tiene que pasar esto a mí? Qué mal hice yo para recibir esto.
-¡Nathan deja a mi hermana en paz, ella no tiene nada que ver con esto! Abre maldita la puerta. ¡Si no la abres la voy a romper! -gritó Chris por el teléfono.
-Atrévete a romperla y tu hermana va a acabar peor. -respondió Nathan apartándose de mí, enfurecido.
De repente escuchamos un fuerte golpe proveniente de no se donde. Nathan antes de irse, volvió a acercarse a mí y me tapó la boca y la nariz con una tela de nuevo. Cómo no, volví a desmayarme.
Cuando desperté me sentía rara, vi a mi lado a Chris, nada más verlo, no me pude contener y lloré.
-¿Cómo estás? -me preguntó.
-Adolorida. -respondí yo, mientras, él me secaba las lágrimas con su sudadera.
Después, seguimos hablando hasta que yo volví a pedir poder dormir otro rato ya que estaba muy cansada y me dejaron. Al cabo de unas horas me dieron de alta y lo primero que quería hacer era verle la cara a ese loco y supuesto amigo de Chris. Él dijo que no tenía más remedio que aceptar eso y llevarme ya que yo le dije que si no me dejaba verlo no entraría en casa. Cuando entramos a casa de Nathan, él se encontraba en el suelo, atado a una silla y en la boca parecía tener como una especie de trapo. Al verlo de nuevo la rabia me recorrió las venas.
Hice caso omiso a lo que hablaron Chris y Nathan.
-¿Nathan, que se siente estar ahí atado, tal y como me tenías a mi? -dije, de manera despectiva y algo enfurecida.
Al ver que no podía responder, me acerqué y le quité el trapo de la boca.
-¡Respóndeme! -insistí.
Me respondió como si yo fuera de su propiedad y tuviera todo el santo derecho a responderme de esa manera.
-No quiero tus jueguitos y responde. -insistí nuevamente.
Chris al ver que Nathan no me respondía se metió.
-¿Nathan, vas a colaborar o no? -preguntó Chris con la voz más grave que de normal.
-No pienso colaborar. A ti no te debo nada Christian, tu hermana me pertenece ahora y siempre. -dijo él.
-¡En tus sueños! -grité histérica.
-Carolina, vete a casa. Yo me encargo -dijo Chris.
-No me voy a ir. -refunfuñe.
-Carolina Wilson, no te lo voy a volver a repetir. VETE A CASA. -gritó.
-Esta bien... Solo no tardes. -dije terminando la conversación. Al fin y al cabo le tendría que hacer caso ya que él como hermano mayor daba las órdenes y yo como la pequeña tenía que obedecer.