La puerta roja

02

Pasé la noche mirando el techo, como si éste fuese a darme respuestas. Los recuerdos del cuerpo sin vida de Tae tampoco me facilitaban el sueño. Jimin se encontraba durmiendo a mi lado después de haber llorado toda la noche.

La luz proveniente de afuera nos molestaba. Casi como un acto reflejo nos levantamos los tres al mismo tiempo. Mi hermano se encerró en el baño, Minha y yo nos miramos con tristeza. La casa estaba silenciosa. Mis padres se habían ido a trabajar temprano y nosotros nos quedábamos callados porque: 1) no teníamos tema de conversación y 2) hablar de Taehyung era muy doloroso.

Los tres sentados a la mesa, con un tazón de arroz frente a nosotros, dejábamos la mirada fija en algún punto aleatorio. Ninguno quería sacar el tema por miedo a desatar otra ola de llanto. Fue Jimin quien habló, con los ojos clavados en el adorno central de la mesa.

—Tenemos que buscar a Han— dijo frío

—¿No crees que decirle a nuestros padres sea más prudente?— hablé

—¿Y como se lo diremos? Oye mamá, tu hermano mató a...- silencio — Taehyung. — sus ojos se tornaron cristalinos.

—Se enterarán de todas maneras— habló Minha

—Insisto en que busquemos a Han, el sabrá decirnos que pasó.

Tras algunos minutos de lo que podríamos llamar "desayuno", nos vestimos para salir a la calle. No teníamos un destino, pues no teníamos idea de donde estaba mi tío. Mi hermano dijo que lo más seguro es que estuviese en la comisaría que correspondía a la zona en la que él vivía, dando por hecho que la policía lo había arrestado. 
Aquél no era un lugar tan terrible como imaginé. El oficial no era del todo simpático, sin embargo solo nos pidió una identificación y después de una incómoda revisión, nos permitieron ver a Han. Tal como dijo Jimin, él estaba allí. Un hombre nos guió hasta una celda en específico. A medida que avanzábamos por el pasillo, noté cómo el cuerpo de mi hermano se tensaba, a diferencia de Minha que se hacía más pequeña conforme nos acercábamos a su padre.
Nos paramos frente un cubículo no muy grande. Unos gruesos y sucios barrotes nos separaban de quien estaba en su interior. Al vernos se puso de pié; su rostro tenía una expresión imposible de leer. Caminó acortando la distancia entre nosotros y se paró justo frente a Minha. Abrió los ojos como platos cuando mi prima dio un paso atrás y se posicionó detrás de Jimin, usándolo como escudo.

—¿Que haces?— preguntó dubitativo.

—¿Que esperabas?— habló mi hermano. El tono de su voz estaba lleno de furia y su puño se tensaba cada vez más. Rosé se brazo con delicadeza en un intento de calmarlo. —sabes bien lo que hiciste y eres capaz de cosas aún peores. No es extraño que tu hija te tema.

—Si viniste a recordarme que soy una maldita mierda, pierdes tu tiempo, eso ya lo sé. —se alejó nuevamente de nosotros, sentándose en la cama de cemento que quedaba justo en el fondo del pequeño y sucio cubículo. —Taehyung nunca.... debió aparecer en mi casa. Deben saber que no fue mi intención disparar.

—Si eso es una disculpa, es una mierda. Habla claro de una vez. ¿Que carajos se te pasó por la cabeza para disparar a Taehyung?- mi hermano alzó la voz, al borde de perder la paciencia.

-Hoseok.— soltó, provocando que mi prima levantará la mirada y saliera de su escondite. Dejó las manos sobre los barrotes y dirigió una mirada a su padre para que continuara. -La bala era para él. Las razones no son de su incumbencia, lo único relevante es que su hermano Taehyung se interpuso entre él y yo, luego pues... ya conocen el final.

—Dime ¿Te arrepientes?— habló nuevamente mi hermano. Lo miraba con suspicacia esperando una respuesta.

—Claro que sí

—Si eso es cierto, espero que no hagas nada para salir de aquí.— está vez habló Minha. Sus palabras golpearon a su padre con tal fuerza que sus ojos comenzaron a brillar.

—Exacto— continuó Jimin. —Ya es hora de que te pudras en una celda. Maldita basura.— escupió aquello último con un gran deprecio. Desconocía a mi hermano, pero sabía que su actitud se debía al dolor que guardaba dentro de sí. Temí por un momento que la dulzura de sus palabras se ausentara para siempre; acabaría perdiéndose entre tanto sufrimiento. 
Rodee sus hombros y le obligué a salir de allí. Aquella situación acabó siento más tóxica de lo que esperábamos. Mi prima nos siguió a la salida segundos después. Y nuevamente el silencio llegó.



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En el texto hay: amor no correspondido, lenguaje vulgar, bts

Editado: 27.04.2019

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