07 (final)

Desperté con un fuerte dolor de cabeza y la vista levemente nublada. Pude ver frente a mi una silueta, la cual se acercaba más y más. Rodeó la silla en la que estaba sentada unas tres veces y luego quedó agachado justo frente a mi. La poca distancia me permito ver a Namjoon con una expresión neutra, completamente ilegible. 
Acercó una de sus manos a mi cuello y lo roso con una delicadeza que no era normal en él. T8omo un mechón de cabello y lo colocó detrás de oreja. Aquella no era una situación normal, por momentos dude de su versatilidad, atribuyendo todo al fuerte gólpe que había recibido. Tragué saliba y el pareció notarlo. Sus ojos café se toparon con los míos, provocando una gran incomodidad, al menos de mi parte. 
Aclaré mi garganta -deja de actuar tan extraño y no vuelvas a tocarme- dije intentando sonar firme.
Él soltó una carcajada sarcástica y me tomó con fuerza de la nuca. Su auténtica forma de ser estaba otra vez a la vista. Hizo que lo mirara quedando a pocos centímetros de mi rostro. -¿Crees que estas en posición de exigir? siempre estuviste en la palma de mi mano y aún en estas circunstancias, no te das cuenta.- pegó si frente a la mía -Siempre me a gustado tu actitud tan orgullosa, obstinada y terca. Tu cara de ángel con un trasfondo oscuro y cruel. Tu figura esbelta y tu piel pálida. Tus ojos siempre me miraron con desprecio y frialdad; jamás me ha gustado que me digan "no" y como sabía que esa corta y asquerosa palabra saldría de tu boca cuando te dijera lo que sentía, preferí llamar tu atención de otra manera.-
Me quedé en silencio. Trate de mantener una expresión relajada a pesar de que me sorprendía su inesperada confeción.
-Parece que usar la brutalidad, siempre es la primera y la última opción para ti ¿verdad?. Te desprecio y te consta ¿que harás al respecto?.- me miró con superioridad y sonrió enseñando unos profundos hoyuelos. Puso ambas manos en mi rostro y pegó sus labios a los míos. Sé movía con parsimonia, yo en cambio, me quedé estática sin corresponder al beso. Sé separó de mi como si no quisiera hacerlo. Me quedé analizando si había sentido algo o no, pero no había nada, nada más que odio.

Había decepción en sus ojos, creo que esperaba que yo le confesara mi amor eterno después de aquel beso insulso. Sin más, me llevó de nuevo a la habitación en la que estaba Minha. Ella seguía atada en el mismo sitio y yo quedé nuevamente a su lado. No se dignó a preguntar si me encontraba bien. La situación estaba artandome, quería salir de allí. Admito que, por momentos, pensé en escapar y dejar a Minha con su estúpido Romeo, quien probablemente iba a matarla, luego acavaba retractándome. No quería cargar con la culpa si a la idiota le pasaba algo, pues no creía que Hoseok le correspondiese en absoluto.

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Había estado forsejeando con la soga que amarrába mis manos y como consecuencia había logrado que el nudo se aflojára. Había provocado algunas heridas que, casi ni dolían debido a que mis manos estaban adormecidas.

Primer intento. Tiré con fuerza provocando que mis manos apenas se deslizáran. Di una mirada rápida a Minha. Me topé con sus ojos los cuales me miraban con miedo -¿qué haces?- preguntó. 
-¿No es obvio?- respondí con sarcasmo y molestia
Segundo intento. Esta vez dolió pero lo soporté. Lo estaba logrando.
-Causaras problemas- hablába nerviosa -¡detente! pronto Hoseok se dará cuenta de que no tenemos nada que ver y nos dejará libres- la fulminé con la mirada y sólo la ignore para continuar con un tercer intento.
Mi corazón comenzó a latir con demaciada fuerza cuando sentí que mi mano derecha estaba libre. Me inundó la adrenalina. Deseaba con todas mis fuerzas salir de allí.
Mi mano izquierda salió sin dificultad - saldremos de aquí- Le dije a Minha como si fueses una promesa, ella no respondió. Yo me dispuse a desatar mis pies con la mayor prisa posible. Me costó ponerme de pié, sólo ignore la horrible sensación que sentía y me puse detrás de mi prima para liberarla. Ella no parecía muy conforme con ser libre pero lo ignoré.
La ayudé a ponerse de pié y la tomé fuertemente de la mano - no hagas ruido le advertí- abrí la puerta con cautela. El pasillo tenía una luz tenue, lo que le daba un aspecto de película de terror. Caminamos a través de este, al final había una habitación pequeña, sin ventanas. Apestaba a cigarrillos y alcohol. Sólo había una mesa, repleta de botellas vacías y entre ellas un arma, -que de seguro se había llevado unas cuantas vidas- , un estante y 3 sillas. Solté la mano de mi prima para buscar entre los cajones. Tenía la esperanza de que no hayan destruido mi móvil, y así fué. Lo tomé entre mis manos, sintiendo la libertad cada ves más cerca.
El sonido de una puerta cerrándose hizo que mi cuerpo se pusiera en modo alerta de inmediato. Rápidamente encendí mi teléfono rogandole -por primera vez- a Dios que tuviera la batería suficiente. La pantalla alumbró mi rostro en la penumbra del lugar. Marqué al 911 con el corazón en la garganta.
-Detente- escuché de pronto. Minha me estaba apuntando con el arma, con los ojos cristalinos y la respiración agitada.
-¿Que haces?- dije desconcertada. Un oficial me hablaba desde el otro lado de la linea -necesito ayuda- dije antes de que ella me quitará el teléfono y lo estrellara contra el piso. - ¡Tu no enviarás a Hoseok a la cárcel!.- me gritó acercando el arma a mi rostro -él y yo seremos felices juntos -temblaba y algunas lágrimas se habían escapado, mojando su rostro. -No vas a separarnos-. Hoseok y Namjoon enteraron a la habitación tapándose con una escena que de seguro no se esperaban. Les di una mirada rápida y tragué saliva. -te demostraré que mi amor es sincero- dijo dirigiéndose a Hoseok. Vi casi a cámara lenta como Namjoon hacía a un lado a su compañero con la intención de detener a Minha, pero ya era demaciado tarde. Ella ya había disparado, y no una, sino dos veces.