And if I only could, I'd make a deal with God
And I'd get Him to swap our places
Be running up that road, be running up that hill
Be running up that building
Say if I only could
Al entrar a la clínica del palacio vemos a la doctora con Blaise y Éter. Mis bebés tienen 5 días de nacidos, y apenas estos dos nacieron se dieron cuenta de quiénes fueron los fetos afectados por el veneno.
—Sus majestades… —Alex empuja la silla de ruedas en que estoy y me acerca a ellos.
—Ya les estamos aplicando unas cremas y gotas que les ayudarán mientras encontramos que clase de sustancia les fue inyectada —paso los dedos alrededor de la espalda de Blaise.
—¿Le están dando algo vía oral?
—Sí, no podemos dejar que llegue a su organismo interno.
Ambos tienen unas gigantes manchas en la espalda, son oscuras y sensibles, les duele el contacto, y según la doctora a veces les dan espasmos bastantes dolorosos y por ello empiezan a llorar de la nada. Su piel es muy delicada, ya que los tejidos van destruyéndose y hasta el roce de las manos los molesta.
Me los llevo al cuarto cuando me terminan de dar instrucciones y para seguir al cuidado de los cinco.
La silla de ruedas es solo para cuando debo ir fuera del cuarto.
Me levanto y voy a las cunas donde están todos, Wynd es el único despierto así que lo levanto, le cambio el pañal y lo alimento.
Alex me ayuda en las noches, porque por alguna razón en el día siempre está de aquí para allá.
La tarde llega y me baño rápido antes de que Ila empiece a llorar, que por consecuente, Dylan y Éter también. Los atiendo y los cuido, encargándome de estar detallando a cada uno, y que nada se me vaya a escapar.
Veo a Blaise retorcerse, empieza a tener movimientos innecesarios y el corazón se me comprime por pensar en lo que debe estar sintiendo. Suelto al bebé de mi pecho y me voy hacia donde Blaise para seguir las instrucciones de la doctora, lo pongo de lado y vivo los 30 segundos más angustiantes de mi vida.
«Es la primera vez que le da una estando conmigo»
+
Los bebés están durmiendo en un cuarto a lado del nuestro, lo que facilita mucho. Un llanto me despierta y veo el reloj: 3:40am. Me levanto rápido y abro la puerta de la habitación. Hay una leve luz encendida, el cambio de temperatura es notorio, ya que la tenemos regulada en esta habitación, el disco no deja de dar vueltas soltando la leve música. Tomo a Wyndham y lo siento conmigo en la mecedora, suelto una manga de mi bata y lo pego a mi pecho. Aprecio como se alimenta, cierra los ojos y mientras bebe pasa las manos a los alrededores de mi seno y me conmuevo al sentir su suave tacto con esos pequeños y rosados dedos. Noto que Dylan y Éter están despiertos también.
Se despiertan dos veces en las noches, a las 2:00 y las 4:00am, así que no es extraño que se despierten para comer. Tomo a Dylan que está más desierto que su hermana y lo alimento también.
Escucho el leve sonido de la puerta.
—¿No estás cansada? —la voz ronca de Alex se apodera de la habitación.
Niego y paso los dedos por el cabello de Dy.
—¿Crees que Wynd tenga algún problema? Se enrojece mucho, quizá también tenga algún problema gracias al veneno…
—Als, has hecho revisar a los otros tres, un millón de veces…y no es una exageración.
Dejo salir aire.
—Están bien, solo tienen días de nacidos, es claro que van a estar un poco congestionados.
—Ila es la única que no ha despertado por leche, es una dormilona —le digo y se acerca a su cuna comprobandolo.
Alex los cuida en la noche, y los atiende a los dos horarios que se levantan, pero hoy se quedó desde las doce hasta las 3:00 y me pareció inhumano levantarlo.
Toma a Éter y le da un biberón. En el día me ordeño y dejo para que él se los dé en la noche.
—Blaise no se duerme por completo, aún. ¿No tenía apetito?
Niego.
—Wynd empezó a llorar y los despertó, pero igual no debe tardar en empezar a pedir.
Empiezo a contarles de como se portaron hoy y es que en realidad lo más que hacen es: dormir, comer y llorar y claramente gastar más pañales que medio planeta. Pero con la infección de Éter y Blaise, debo tener mucho cuidado y andar siempre alerta. Y claro que me frustro, lloro y me ansío pero respiro y trato de aprender por y para ellos.
Veo como Alex carga a Éter y cuida de no tocarle la espalda y no herirla. En el poco tiempo de vida que tienen, lo que más les gusta es que Alex los cargue sin camisa, el calor que les desprende les gusta.
—Mañana iré a Jamsflor.
Me dice y recuerdo que me había comentado que tenía que hacer un par de cosas.
—Cierto…me habías dicho.
—El carruaje sale a las 9am.
—Entonces deberías ir a dormir… .
—No, me quedaré un rato más…
Es un testarudo.
—Solo son tres días, pero igual me harán falta.
—Lo sé.
Alex
—La situación no me gusta, pero no podemos decirles a nuestros soldados que inicien una guerra… —comenta Henrik.
—Es que no nos conviene empezar una, los afectados seríamos nosotros, encontraron una forma de romper la barrera…no van a durar en meterse en todo el reino y adueñarse, así como lo están haciendo con el nawah —responde Sebastian mientras camina en la sala.
Llevamos casi tres horas aquí metidos tratando de buscar soluciones para todo este mierdero. Regresé de Jamsflor hoy en la madrugada y no he visto ni a Als ni a los niños. Dejé todo organizado. Comprometiéndome a ir una vez a la semana, tengo a mi general, a mi madre y a mi abuela encargados de Jamsflor, así que aunque me preocupa, confío en que ellos están haciendo bien las cosas y siguiendo mis normas. Me demoré mucho más de lo pensado, duré diez días tratando de acomodar todo y hablar con el encargado de las finanzas en mi país, también organizando mi ejército.