⚜ Capítulo XX ⚜

Los días transcurridos desde la operación de Jungkook eran tres y, en esos tres días, no hubo ninguno en que él pasara un minuto solo en la habitación del hospital aunque no lo supiera pues aún no despertaba. Su familia y amigos habían encontrado la forma de turnarse horarios para que Jeon no estuviese solo si despertaba y, además, para que la familia no se agotara por mantenerse siempre ahí.

Jimin estaba por salir de su casa, esa tarde él se había ofrecido para estar con Jungkook pues ansiaba verlo; ya no se molestaba en ocultar su emoción cada vez que le visitaba y tampoco trataba de ocultarlo de los demás, de hecho, él mismo le había contado a sus amigos sobre lo que sentía por el menor en el encuentro que habían tenido un día antes.

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Domingo 03 de diciembre de 2017

— Tengo algo que contarles. — Yoongi y Hoseok se encontraban en la guarida junto al rubio, este les había enviado mensajes diciéndoles que quería reunirse con ambos para platicar con ellos acerca de algo. Así que ahí estaban ambos, mirando con atención y curiosidad a su amigo quien aún lucía pensativo sobre lo que les diría. — Tal vez crean que estoy jugando pero es totalmente real, apenas lo estoy aceptando yo así que entenderé que les parezca difícil de creer...

— Jimin-ah, me estoy preocupando — mencionó Hoseok con una postura más nerviosa. — Sólo dilo, sabes que estamos para apoyarte.

— Sí, no le des tantas vueltas y suéltalo, hombre. — respondió Min.

— De acuerdo — el rubio tomó aire y les observó fijamente. — Me gusta Jungkook.

Ambos chicos le miraron confundidos, Hoseok creía que le estaba jugando una broma y Yoongi sólo ladeó la cabeza, buscándole una explicación a tan inesperada confesión.

— ¿Es en serio? — cuestionó Min, observando a su amigo quien se encontraba de pie frente a él.

— Les dije que se sorprenderían, pero sí, es verdad y no tiene caso ocultarlo porque su familia ya lo sabe.

— ¿Cómo que ya lo saben? — inquirió Hoseok.

— El día que estuve en la casa de Jungkook, antes de que Seokjin hyung y Namjoon hyung llegáramos al hospital, ellos me preguntaron cosas y fue la primera vez que lo acepté...— tomó una silla, la cual estaba justo a un lado de él y se sentó ahí. — Y, ese mismo día, cuando tuve una plática con su madre, también terminé por decirle eso.

— ¿Y sólo lo aceptaron así como así? — Hoseok aún estaba incrédulo, su amigo sí que estaba cambiando. Aunque ya lo había demostrado antes, no esperaba que su corazón se abriera a nuevas posibilidades para el amor, por lo menos no tan pronto pero, al fin de cuentas, es amor después de todo y éste llega sin previo aviso y cuando menos lo esperas.

— Sí y también me sorprendió eso, no lo esperaba.

— Nadie lo esperaba. — murmuró el peli plateado, levantándose del lugar para así ir al mini bar que tenían y tomar una lata de soda. — Pero me alegra que sea así, ya era tiempo de que te encontraras con nuevas personas y tus sentimientos surgieran, sobre todo con alguien como Jungkook, es un buen chico así que no me preocuparé por ustedes.

— Yoongi tiene razón, la verdad es que temíamos que cerraras esa puerta pero ¡no lo hiciste! — respondió Jung, tomando la lata que le acercaba su amigo. — Así que estoy feliz por ti, en serio.

— Gracias chicos, la verdad es que estoy nervioso porque no sé cómo pueda resultar en un futuro pero lo tomaré con calma, sólo espero que Jungkook me deje seguir cerca de él y buscaré el momento adecuado para confesarme.

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Estaba revisando en la cocina si había algo de postre del desayuno, pues Sohye había preparado un delicioso cheesecake bañado en chocolate y quería llevar un poco a los Jeon; debía ganarse a la familia, por supuesto.

— ¡Oh! Jiminnie, ¿qué buscas? — cuestionó Sohye, un poco curiosa por verlo casi adentro del refrigerador, era rara la vez que el chico entraba ahí por lo que le tomó por sorpresa al llegar.

— Estaba buscando el cheesecake, quería llevarle un poco a los padres de Jungkook pero creo que se acabó porque no lo encuentro.

— Debes buscar bien, yo misma lo guardé en la mañana así que debe estar ahí. — Jimin se movió para darle espacio a la mujer de que buscara por ella misma y no le tomó más de dos segundos encontrar el traste en donde se encontraba. — Aquí tienes.