La recta de Kumiko.

05.

5. 🎧 Exits, Foals.

“En el ojo del huracán

 

En la tierra donde naciste

Tratamos de no emitir sonido

Nos escondemos

Porque ellos nos ven dormir
Y saben el idioma que hablamos
y los secretos que guardamos
En nuestros sueños

Dije que lo siento mucho
Por hacerte esperar
Ojalá hubiese llegado
Podría haber gritado más fuerte
Pero ellos tienen las salidas cubiertas
Todas las salidas bajo tierra
Ojalá me hubiese imaginado
Que el mundo estaba de cabeza”.

Recuerdo mi reacción automática, pero también la de Wells, el cual se movió más rápido que yo tomando mis brazos impidiendo que avanzara mientras le gritaba a Roma que se alejara antes de que todo fuera peor. Lo que no entendí fue… ¿Que podría ser peor?

Había sido la pregunta estúpida que estuve repitiendo en mi cabeza durante el viaje a casa junto al pelinegro que parecía estar discutiendo con sus distintos pensamientos ya que su rostro cambiaba de gestos cada dos segundos.

Después del escándalo la Sr. Ferrin se disculpó conmigo por el comportamiento de su hija llevándola a empujones de la escena y mi abuela Thrud no hizo más que moldear mi rostro con sus manos repitiendo que era su muñequita de porcelana a pesar de tener el labio cortado. 

Yo seguía paralizada totalmente, nadie en mi vida me había levantado la mano, parecía que el golpe a la realidad dejo lo seco que estaba mi espacio, mi mente, porque no dije nada después de que se acercaron mis abuelos y los padres de Wells a hablar con nosotros sobre lo sucedido. 

Samuel Henry me aseguro que toda la prensa presenciada se había retirado pero que era casi imposible evitar el material que contenían, él se veía tan preocupado por mi imagen que opacaba la sonrisa a medias que Georgery me regalaba a lo lejos. La oscurecía.

—Lamento lo sucedido princesa, jamás pensé que se iría de las manos, yo...— pero lo calle negando con la cabeza en el momento que limpie mi labio con el pulgar demostrándole la sangre que lo manchaba. Le sonreí.

—¿Querías algo grande no? Jamás te decepcionaría.

Wells me rodeo la cintura con su brazo derecho asintiendo con la cabeza al abuelo dándole a entender que él me llevaría a casa y que no se preocupara.

Ahora volviendo al tiempo en el auto junto a la sacudida que me dió el pelinegro para que volviera al presente, solo me dediqué a observar su mano en mi hombro como si fuera asqueroso el que me tocase, él respondió con una mueca y retiro el tacto de mi cuerpo, pero no es como quería hacerlo sentir. Me arrepentia por causar esa  mirada cargada de culpa con la que me observaba, porque seguro es lo que pensaba, pero yo mas que nadie sabía que si hubiera cerrado la boca las cosas no tendrían ese mismo fin.

—Perdón, no debí seguirle el juego, todo es más que un desastre y no me quiero imaginar los periódicos en la mañana, estaremos llenos de mierda por mi culpa— mis ojos comenzaron a picar y no me permití mirarlo porque jugar con mis dedos alejaba la realidad de poder descifrar sus pensamientos.

—Te sienta muy bien esa cortadura en el labio, te hace ver más ruda de lo que ya eres— levantó mi mentón con su índice obligándome a verlo. 

—No seas pesado— sonreí pegándole a su mano pero para poder tomarla entre las mías. —¿Estás realmente preparado para lo que será esta semana? Se que podemos ser grandes actores, solo es una distracción.

—No te preocupes, haría lo que fuera por tu familia y más por buscar la verdad Miko— respondió imitando mi gesto, apretando mi mano para que de algún modo sintiera que está ahí, conmigo.

Además de sentir su determinada presencia también pude intuir como el clima cambiaba dentro del vehículo, apestaba a silencio incómodo, a situación sería y a un poco de miradas desde otra perspectiva, estaba dispuesta a explicar la última expresión. 

Se podría ver diferentes ángulos desde donde me encontraba sentada, sus manos acunando las mías, su sonrisa de lado aliviando la situación que ya de por si se estaba volviendo un asco en el sentido incómodo, sus labios, esos carnosos pedazos rosas estaban manchados con el labial que seguro yo ya no llevaba encima, era espeluznante porque por último ver sus ojitos con brillos de primavera encendieron algo en mi que a poco lo descubrí.

La situación se estaba convirtiendo en un caos en mi cabeza, comenzaba parecerme linda la actitud que estaba teniendo Wells para conmigo y me atemorizaba horrores.

—No seas idiota, yo sé que siempre nos ayudarás, deja la cursilería— reí falsamente al final como si fuera un buen chiste malo, pero en serio me estaba aturdiendo su cercanía, no tenía tiempo para ver los distintos puntos de vista de la situación. El tiempo corría, sus planes y los míos también. Al parecer él logro entenderlo porque liberó mis preciadas manos respondiendo con una sonrisa por cortesía, lo cual fue más raro que lo anterior, lo había espantado, pero eso sí que no me asustaba porque Wells me conocía, por lo menos esa parte de mi.




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