Derritiendo el hielo
Todavía atontada por los sucesos ocurridos, Shelly golpeó la puerta de su casa.
"¿Pero qué estoy haciendo?"
No tenía porqué golpear.
Entró despacio, en la sala de estar, Riley dormía en el sillón grande mientras que Aiden descansaba en un sillón individual.
Cerró despacio la puerta, y se dirigió hacia Riley. Se sentía como una villana al interrumpir su sueño, pero de verdad necesitaba su consejo.
—Pss... Riley... Despierta...
La joven se revolvió suavemente dejando salir un quejido de molestia.
—Riley... Despierta...
Ella abrió los ojos con pereza, se enfocó en Shelly y después de un largo bostezo, despertó.
—Shelly ¿Qué sucede?— dijo con voz somnolienta— ¿Liam está bien?
Excelentemente bien.
—Descuida, está mejor que nunca, tanto que no tengo la menor idea de cómo se ha recuperado tan rápido. Necesito hablar.
—¿Hablar?— dijo en un chillido.
—Shhh...— le hizo un ademan para que hablara en voz baja— sí, hablar, cosas de chicas.
En un sólo instante, toda la pereza abandonó su cuerpo, Riley se enderezó abriendo sus ojos con sorpresa, una amplia sonrisa iluminaba su rostro. Shelly no entendía cómo podía estar de tan buen humor teniendo en cuenta de lo que estaba sucediendo.
Niños desaparecidos. Lobos al borde del colapso nervioso. El clan al borde de la guerra.
Y sin embargo ella sonreía.
Tomando su abrigo rosa del apoya brazos del sillón, Riley le hizo un gesto para que la siguiera. Salieron afuera, y ella habló, fuerte y claro:
—Aiden tiene el sueño más pesado que el árbol más grande del mundo— largó una risa— habla.
Meditó sus palabras por un momento, aún no podía creer que Liam, el Hombre de Hielo, la había besado. Le parecía algo irreal, una fantasía, una ilusión, y sin embargo todavía sentía algo de hinchazón en sus labios.
—Liam me besó— soltó de prisa.
La expresión de la mujer era magnífica, su boca se abrió de manera proporcional a la amplitud de sus ojos.
—No puede ser— murmuró luego de un breve silencio— ¡Que me parta un rayo!
Entonces se abalanzo contra ella y la apretó en un fuerte abrazo, que le comprimió las costillas.
—No puede ser. No puede ser ¡No puede ser!— chilló emocionada.
Intimidada por la avalancha de alegría, Shelly sonrió.
—No estás tan contenta como deberías— la alegría se esfumó— ¿Qué sucede?
—No, en serio, fue perfecto, pero tengo mis dudas sobre lo que significó.
—¿Qué significado podría tener un beso?
—Que quizás... Pueda tener una oportunidad con él.
—No te ves tan segura.
—¿Cuál fue la última vez que lo vieron con una mujer?
Riley perdió la sonrisa y la miró con seriedad. Sabía que preguntar algo tan íntimo y personal era muy arriesgado, pero de verdad necesitaba tener la seguridad de que existía un futuro para eso que estaba floreciendo en su pecho.
Ese raro y extraño sentimiento llamado amor.
—La última vez, fue James quien lo vió— Riley murmuró, le incomodaba hablar de eso— Liam estuvo con una joven puma. Pero no duró mucho, dos días quizá tres.
—¿Es cierto que no le gustan las relaciones duraderas?
Riley se tensó, por una vez, la joven la miró con fiereza en sus ojos marrones.
—Mira Shelly, en verdad me agradas, eres una excelente persona pero Liam es una bóveda, el día en que se abra será porque alguien ha encontrado la clave para llegar a él.
Analogías, no le agradaban para nada.
—No entiendo— se quejó.
—Lo sé, pero prefiero mantenerme al margen cuando se trata de Liam y su intimidad— suavizó su mirada— ¿Sabes? A veces no hay que pensar constantemente en la razón por la que hacemos todo, solo tienes que seguir siendo tú, y si a él le gustas tal cual y como eres, entonces creo que será posible que te entregue la parte que mas aprecia.
—¿Qué parte?
—Su corazón.
Shelly decidió no presionar, aunque se moría por saber sobre Liam. Su conversación fue detenida cuando Aiden salió estirandose y bostezando de sueño.
—No puedo negarlo— dijo con los ojos entrecerrados— ese sillón es incómodo.
Rascándose la cabeza, se acercó a Riley, la tomó por la cintura y la abrazó por detrás, dándole un suave beso en su sien.
Realmente hacían una linda pareja, era enternecedor verlos juntos, tan unidos y fieles el uno al otro.
¿Podría Liam comportarse de esa manera? Se preguntó, pero quizás antes de siquiera poder responder esa pregunta debía averiguar si existía la remota posibilidad de quedarse con él.
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Editado: 23.09.2018