1 de Diciembre de 1576
Me bella y adorada reina Padme de Sibelia.
Pequeña reina, mi Padme, vuestro corazón es demasiado bondadoso y gentil y vuestra hermana se aprovecha de ello ¿No os resulta sospechoso que solo después de tener y recuperarse de su embarazo se levantó en contra vuestra? Mi bondadosa Padme, os está viendo la cara.
Mi opinión es la misma que vuestros consejeros, retiradle los títulos a ambos traidores y cortar sus cabezas, mas no creo que vos tenéis la frialdad necesaria para ello. Padme, a veces se necesita una mente fría. Cariño mío, no todos son tan bondadosos y llenos de afecto como vos, en el mundo existen en cantidades iguales los hombres de guerra y hombres de paz.
Con respecto a mi llegada, os informo que me tendrá a su lado en la mañana de la segunda semana de este mes.
No os imagináis el deseo que tengo de poder tocar vuestro cabello de aroma a embriagante jazmín y perderme en sus labios con sabor a miel en un profundo beso cargado de pasión frustrada.
Perdonad mi osadía pero no deseo otra cosa que no sea poder deslizarme en la profundidad de vuestro escote... Os deseo, mi pequeña Padme, os deseo en mi cama, junto a mi trono, os deseo como mi compañera de toda la vida.
Para mi pequeña Padme.
De un rey, admirador, y hombre enamorado.
Tu Arturo.